10 acciones sutiles y budistas para que la gente te quiera a su lado

10 acciones sutiles y budistas para que la gente te quiera a su lado

Aunque muchos asumimos que el Buda era una persona reservada y silenciosa, cuenta la leyenda que, en el punto más alto de su sangha, tenía hasta 5,000 monjes que lo seguían. Siempre estaban atentos a sus enseñanzas y dispuestos a seguir sus instrucciones para ayudar a todos los seres vivos.

No solo era un gran líder, sino que era un amigo carismático y su comportamiento hacía que la gente quisiera pasar tiempo a su lado.

Lo mismo aplica para otras personas importantes en las diferentes escuelas de budismo del mundo. SS Dalai Lama, Thich Nhat Hanh; hasta nuestros queridos Dogen Zenji y Nishijima Roshi; todos ellos han sabido comportarse de tal manera que se rodearon de amigos y alumnos.

Pensando en que muchos de nosotros somos tímidos e introvertidos, he preparado esta lista de acciones budistas que podemos llevar a la vida cotidiana y que nos harán personas más agradables para los demás. Por supuesto, sin sacrificar nuestros valores personales ni filosofía. Son más bien acciones de sentido común que vale la pena intentar.

Deja de aparentar lo que no eres

Sé que todos estamos presionados por ser algo en la vida. Pero muchos no nos damos cuenta de que nos volvemos personas mentirosas cuando presumimos lo que no somos o lo que no tenemos.

En la práctica Zen la humildad es un valor muy apreciado porque nos hace ver y amar lo que somos. La gente nos percibe mejor cuando no actuamos como el sabelotodo de la región.

Bodhidharma, el Primer Patriarca del Zen, era famoso por no avergonzarse en decir no lo sé con todo el corazón.

Deja las prisas y urgencias de lado

Una de las razones que más sufrimiento y enfermedad nos causan, es la mala comprensión del tiempo. En la práctica Zen, el tiempo fluye de manera distinta. Es lento cuando necesita ser lento, es rápido cuando necesita ser rápido. Para el Soto Zen, la comprensión del tiempo es parte de la práctica espiritual y nos esforzamos en aprender.

La ilusión que tenemos es que, si vivimos con prisas, los demás nos perciben como propositivos y trabajadores. Pero es lo opuesto. Una persona con prisa y urgencias es alguien irritable, irritante y que no sabe administrar su trabajo.

Aprender a hacer mejor uso del tiempo, llegar puntual a todos lados, te volverá una persona confiable para ti mismo y para los demás.

No es coincidencia de que en los templos Zen del mundo seamos tan respetuosos con los horarios, pero relajados con la comprensión del mismo.

Juega más

Ryokan Taigu, el Maestro Zen que inspira el nombre de esta sangha, era famoso por dedicar parte de su día a jugar pelota o escondidas con los niños del pueblo. Chicos y adultos disfrutaban de su forma de ser ligera y juguetona.

¿Hace cuánto no juegas como niño? ¿Hace cuánto no haces una broma inteligente y que no ofenda? ¿Hace cuánto no ríes sin importarte el mundo?

El Buda, Dogen, Nishijima Roshi, SS Dalai Lama y todos nuestros ancestros budistas han sido famosos por sus juegos, risas y bromas.

Ser una persona juguetona y amable hará que los demás se sientan cómodos a tu lado.

Haz sentir bien a los demás

¿Te has dado cuenta cómo, al enterarte de una noticia, de inmediato comienzas a hablar de ti? Esto es porque cuando hablamos con alguien, tratamos de participar en la conversación dirigiendo la atención hacia uno mismo.

Esto te hace parecer egocéntrico y que no sabes escuchar. Mejor pon atención, escucha en silencio y felicita cuando haya que hacerlo. Da una palmada en el hombro ante un buen trabajo. Di «Ya veo. Es cierto, tienes razón» con más frecuencia.

Pero cuidado. Jamás hables del físico de otros. Habla de sus ideas, su trabajo, sus logros y sus aciertos.

Nunca tomes nada personal

Siempre que hay una discusión, es normal que los ánimos se calienten y se digan palabras hirientes. Quien insulta o dice cosas sarcásticas, siempre está sufriendo y ataca porque su inteligencia ha sido cancelada por la emoción.

Por lo tanto, dicen cosas que vienen desde un lugar profundo de su sufrimiento. Se insultan ellos mismos, pero lanzan anzuelos para provocar una reacción en ti. Han sido dominados por los Tres Venenos de la Mente.

Cuando una persona comienza a insultar, no se le puede tomar en serio y mucho menos a título personal.

Sonríe mucho y cuando sea oportuno, pero no por todo

Sonreír es una de las mejores formas de conectar con los demás. Si pones atención, en todas las imágenes, el Buda aparece con una ligera sonrisa. SS Dalai Lama tiene una sonrisa maravillosa que nos invita a sonreír con él.

Aprender a sonreír requiere práctica. Vale la pena porque sonreír en esta vida hace que las cosas sean menos pesadas.

Solo ten cuidado de no sonreír cuando te estén dando una noticia importante y seria para la persona.

Dignidad en tu espacio

Con mucha frecuencia nos hacemos pequeñitos ante una persona dominante o ante un reto enorme. Incluso hay quienes caminan con la espalda encorvada porque no se sienten suficientes. Esto ahuyenta a la gente porque se nos percibe como débiles y poco aptos.

Cuando practicamos Zazen aprendemos a florecer en una posición digna que ocupa correctamente el espacio vital. En Zazen nos sentamos con la espalda recta y con elegancia, que se pueden transmitir a la vida cotidiana.

Espalda derecha, mirada al frente y a los ojos. Ocupa todo tu espacio vital y los demás notarán seguridad y sinceridad en ti.

Uso inteligente de tus comunicaciones

No mentir y no manipular son acciones de sentido común. Pero las comunicaciones humanas son más complejas que solo eso. En el Noble Sendero Óctuple existe el valor del Habla Correcta, que implica hacer uso virtuoso de todas las maneras en las que nos comunicamos. Ya sea por texto, memes, hablar o lenguaje corporal, tenemos una responsabilidad fuerte de cuidar las intenciones con las que hablamos. Y claro, no nos involucramos en chismes.

Antes de comunicar algo de manera volitiva, hay que preguntarse: ¿Es necesario? ¿Es verdad? ¿Ayuda a alguien? ¿Es amable? Si alguna de estas preguntas las respondes con no, es mejor guardar silencio.

Adáptate al cambio

La vida es dinámica y todo el tiempo está cambiando. No hay manera de parar a la Señora Impermanencia. Cuando queremos estar en contra y dominarla, la Impermanencia de las Cosas nos abofetea cruelmente y sufrimos mucho. Aceptarla es objeto de estudio de todas las escuelas budistas del mundo.

Entender que la vida cambia es importante. Pero es más importante no sufrirlo y adaptarnos a las nuevas situaciones. Claro, sin enojarse ni hacer berrinche.

Una persona que se adapta es alguien más ligero de tratar. Y dicen por ahí que es parte de lo que forma a los buenos líderes.

Deja de querer controlarlo todo

Por más que nos esforcemos en la fantasía de que controlamos algo, la verdad es que no controlamos absolutamente nada. Y peor aún, esa fantasía nos evita que disfrutemos la Impermanencia de las Cosas.

No tiene nada de malo hacer planes y esforzarse para ser mejores, pero al igual que el punto anterior, es siempre más sabio aprender y corregir, que congelarse por la frustración.

Saber adaptarse al cambio y permitir que la vida sea, te vuelve una persona menos oscura, pero propositiva para los demás.

Espero que estas acciones te den un poco de claridad hacia dónde va la práctica budista. Al practicar compasión de manera activa, de adentro de uno mismo hacia afuera, la percepción que tienen los demás sobre nosotros cambia.

Como siempre, no me creas nada. Pero te reto a que lo intentes. Lo peor que puede pasar es que lleguen nuevos amigos a tu vida.

Colecta cerrada. ¡Gracias! (Solicito ayuda para pagar anualidad de Zoom 2022)

Colecta cerrada. ¡Gracias! (Solicito ayuda para pagar anualidad de Zoom 2022)

La colecta está cerrada. Muchas gracias a todos por su generosidad. Sigamos adelante un año más.

Aunque nos reunimos de manera presencial, aquí en Guadalajara, Zoom se ha convertido en nuestra herramienta principal para unirnos como la sangha sin fronteras que somos. Y luego de dos años de pandemia, esta plataforma nos ayuda a vivir las enseñanzas de Dogen Zenji.

En un Zazenkai normal y todas las mañanas para Zazen, estamos conectados personas en Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, España, Estados Unidos, México, Perú y Venezuela.

Nos unimos como la comunidad global que somos para practicar Zazen y mantener el Zen vivo y vibrante. ¡Sin duda alguna el mundo es nuestro templo!

Pero no es gratis. A mediados de junio de 2022 será el tiempo para renovar el servicio y pido ayuda de la sangha para poder pagar la anualidad. Cuento con algo de dinero, pero no la cantidad completa.

El servicio cuesta US$150 al año y tengo solo una fracción de la cifra.

Así que pido ayuda de la sangha para cubrir el costo del servicio. Entre todos podemos pagarlo.

Si está en tus posibilidades hacer un donativo, escribe a elchocobuda@gmail.com o revisa nuestro foro para más información

Desde ya, gracias por su generosidad y su apoyo.

Para ti, que no has encontrado el sentido de la vida

Para ti, que no has encontrado el sentido de la vida

Esta playa cósmica tiene muchos granos de arena. A simple vista podrías pensar que si un grano de arena falta, pues nadie se entera. Pero resulta que los granos de arena están contados. Todos son necesarios. Todos importan. Si falta 1 solo grano de arena, este sería un universo totalmente diferente.

La vida necesita de cada uno de los granos de arena. Si no estuvieras tú aquí, yo no estaría escribiendo esto para ti, enseñando o ni siquiera sería yo. Aunque el ego no te lo permita ver, eres una persona necesaria y sin ti este mundo no sería igual. No sé tú, pero yo agradezco que estés.

La vida, el Buda y todos los seres vivos necesitamos que la vida siga adelante. Nuestro trabajo es justo eso, hacer que la vida siga. ¿Cómo lo hacemos? Viendo por el bienestar de todos los seres vivos. Practicamos activamente las Paramitas, nos esforzamos, buscamos que los demás estén bien. Es ahí donde está el sentido de la VIDA. En mayúsculas porque VIDA es distinto a YO. YO es solo una manifestación de la vida. Tu personalidad es solo una ilusión construida por ti, por lo tanto, no puede ser tomada en serio.

Entre más busque el YO un sentido de la vida, menos lo encontrará. Entre más pura sea tu práctica Zen, más sentido llegará.

Morimos, nacemos y ¿luego qué? Estás viendo la vista con ojos de YO, y la visión desde ahí es muy limitada. Recuerda que además de YO (ser individual), está tu Ser Universal. Eres fuerza vital compartida con plantas, bacterias, motas de polvo, ballenas y galaxias completas. Todos somos ese Ser Universal. A este lo descubres en el silencio de Zazen y en la contemplación de todo lo que te rodea, sin cuestionarlo.

Cada esfuerzo cuenta. Y no, no los esfuerzos no son placebos. No tienes ideal el poder que existe detrás de tu sonrisa. Literal, aunque no lo veas, cambias la via al rededor.

Un acto de bondad simple y tonto, como dar un vaso de agua al repartidor de Amazon, hace el mundo un mejor lugar para él, para su familia, para su comunidad. El efecto mariposa de tu bondad es para siempre. No lo subestimes.

Las Tres Marcas de la Existencia se manifiestan todo el tiempo. Hay sufrimiento (dukkha), nos angustia el vacío existencial (Anatta) y le tenemos mucho miedo a la impermanencia (Anicca). Son constantes y siempre están.

No hay manera de que la vida sea 100% algodón de azúcar. Necesitamos el conflicto para salir adelante, pare crecer y para tener parámetros para saber lo que sí queremos lograr. ¿Será rápido? No, claro que no. La mente humana quiere todo rápido, pero la vida se toma sus buenos millones de años en evolucionar. Entonces, nos cuesta mucho y nos duele mucho que no haya una píldora mágica para borrar las cosas que no nos gustan.

Siempre lo he dicho y siempre lo diré. El Buda no está en las frases lindas. El Buda está en los feminicidios, en los politicos corruptos, en la guerra. ¿Por qué? Porque solo ahí podemos comprobar que el Dharma nos puede ayudar a trascender todo ello y estar en paz en el ojo de la tormenta.

El mejor ejemplo para entender este Dharma es tu propio cuerpo. Tienes salud gracias a los millones de conflictos y guerras que hay en tu organismo. Tu cuerpo está bajo ataque 24/7 por lo que respiras, lo que comes, lo que te pones en el pelo y en la piel. Y hay retos todo el tiempo. Tu sistema inmunológico entra a trabajar y libra guerras épicas. Y al final de la batalla, aprende para hacer mejor su trabajo en el futuro. Y tú ni cuenta te das.

La humanidad es justo eso. Necesitamos el conflicto constante y todo aquello que no nos gusta. Para aprender y crecer. Eso también es Buda.

¿Por qué? Porque eres un ser vivo, no un dios. Nuestro paso por el mundo, como todos los seres vivos, crea una cadena de consecuencias. A veces nos toca causar daño, otras podemos ayudar. La práctica Zen nos da la sorprendente capacidad de darnos cuenta de nuestros pensamientos-palabras-actos, para que con el tiempo podamos causar el menor impacto posible. 

Sí, hay algo de karma-vipaka en todo esto. Hay cosas que nos toca pagar y que sucedieron antes de que naciéramos. Pero como somos un solo ser vivo gigante, pues lo entendemos como parte de la naturaleza. De igual manera, habrá futuros humanos que paguen el daño que nos causamos con la pandemia y mil cosas más. 

¿Cómo llegar a entenderlo? ¿Es algo que hay que experimentar? Sí. Zazen es el primer paso, por supuesto. 

Pero también está vivir por los Preceptos que nos dejan Shakyamuni y Dogen. Esforzarnos todos los días para ser bodhisattvas sirve a la vida, pero también nos hace sentir conectados con reverencia y humildad, a la realidad que formamos parte de algo más grande. Este algo grande es el Buda, donde todo tiene una razón, un propósito y un lugar. 

Tú y yo estamos intercambiando estas líneas gracias a que somos una sola persona, en realidad. Soy lo que tú eres. La relación alumno-maestro solo es un espejo que me gusta mantener limpio. 

Solo sigue con tu práctica.

Eres Buda. Solo contempla la vida y nunca pares de servir a los demás. En ese silencio están tus respuestas.

Zen y el sentido de MI vida

Zen y el sentido de MI vida

En la cultura occidental somos expertos en sufrimiento. Sería increíble que nos dieran fracciones de bitcoin por sufrir. ¡Seríamos millonarios! Y una de las cosas que más dolor causan es el no encontrar sentido a la vida.

Estas preguntas son comunes: ¿Quién soy? ¿Cuál es mi misión? ¿Para qué sirvo? ¿Qué sentido tiene mi vida?

Pero si pones atención, verás que en todas ellas la palabra YO está implícita. Ahí yace la razón de por qué la pasamos tan mal.

Desde el punto de vista del Soto Zen, no existe un sentido individual de la vida. Entre más buscas un sentido para ti como ser aislado del universo, más sufrirás porque entras en el ciclo de buscar satisfacción para solo 1 individuo.

Y es precisamente el problema con el mundo occidental. Al venir de una cultura donde el cristianismo define nuestra relación con el universo, estamos educados para la salvación personal. «Yo quiero ir al cielo», «yo quiero superarme», «yo quiero conquistarlo todo». Y por eso jamás encontraremos sentido a la existencia.

El budismo, y en especial el Zen, destrozan por completo el argumento de la salvación y el sentido de la vida personal. Primero porque no hay un YO, pues solo es una ilusión. ¿Entonces qué es lo que se salva? ¿Qué le da sentido a la vida?

Somos luz. Y no me refiero al contexto de ser asquerosamente positivos. Somo luz porque tenemos exactamente la misma naturaleza que la luz. Cada uno de nosotros es un fotón, una partícula. Tenemos vida de partículas, vamos a la escuela de partículas y cuidamos de nuestra salud de partícula. Pero al mismo tiempo somos onda, que se mueve por el universo junto con las otras partículas. Los fotones hacen que la luz sea posible y siga adelante.

Nuestra misión como seres vivos y como parte del universo, es ayudar a que la vida siga adelante. No importa la filosofía que elijas, entre más das al universo, más paz habrá en todas partes, comenzando por tu corazón. ¿Cómo encontrar el sentido de la vida para ti? Ese es solo un camino que tú debes recorrer. No importa si elijes trabajar en una cocina comunitaria o dar clases a personas con bajos recursos económicos, el sentido de la vida para nosotros es la manera en la que hacemos que la vida sea bonita para los demás.

Por supuesto, la vida no toda es linda. Hay retos y personas difíciles. El Zen es la aceptación radical de la vida como es. Es decir, no sufrimos por las condiciones que existen. Decidimos no pasarla mal para poder, entonces, tomar acciones.

Zen es una filosofía activa, viva, que actúa para mejorar las condiciones de vida de todos los seres. Si hay una condición de abuso, por ejemplo, aceptamos que así son las cosas sin rechazarlas. Y con la mente clara, sin sufrir y sin buscar venganzas, entonces actuamos. A veces se guarda silencio, a veces se llama a las autoridades, a veces es tiempo de ser activistas.

El Budismo Soto Zen nos enseña todo esto y entonces nuestra vida se pone linda. Con base en el Buddhadharma y las enseñanzas de Dogen, cultivamos ecuanimidad para ayudar a todos los seres vivos.

Aunque seamos ateos, estamos moldeados por la mente de salvación personal implantada por el cristianismo. Esa mente cristiana siempre se busca un final feliz. YO quiero ir al cielo, el mejor puesto, la mejor familia, la ceremonia de graduación y la medalla al cruzar la meta. Como nos enfocamos en solo el resultado final, olvidamos ver lo que en realidad nos vuelve ricos y felices: el camino.

No buscamos un sentido a la vida porque el sentido de la vida es solo vivir, no encontrar. El camino del Bodhisattva es justo eso: vivir de manera ética y compasiva para mejorar las condiciones de vida de todos los seres, sin importarnos un resultado final o encontrar nada. Un instante a la vez. No hay nada qué encontrar.

Paz en el corazón, alegría por existir, todo eso llega como resultado de qué tanto das a los demás. Entre más compasión y generosidad practicas, más paz hay en ti.

No estás para tomar cosas del universo. Estás para regalarte al universo.

Practicamos budismo en beneficio de los seres vivos. Si alguien se suicida, entonces se pierden todas las oportunidades de mejorar la vida. Por otro lado, el suicidio viene de la mente egocéntrica. En el Zen dejamos el ego de lado, entonces las ganas de suicidarse se borran.

Tu pasado solo puede ser definido por la palabra GRACIAS.

Tu presente debe ser definido por la palabra SERVICIO.

Asi que, ¿cuándo empiezas a ayudar a los demás?

Compasión por el mundo. Poema por el Maestro Muuija (Corea, 1178–1234)

Compasión por el mundo. Poema por el Maestro Muuija (Corea, 1178–1234)

Preocupados solo por ropa y comida, no por la mente;
granjeros y tejedores viven encarcelados.
Por eso todo el mundo sufre frío y hambre.
Pero si les digo, ¿me creerían?

Los cultivos y los gusanos de seda han fallado todos estos años,
hambruna y desastres vienen uno detrás de otro.
Las calamidades no son causadas por la gente indefensa.
Al no entrenar la mente, culpan a los cielos.


El Maestro Muuija nos visita de nuevo en este blog y estamos muy felices porque su sabiduría es importante.

Este poema fue escrito hace unos 1000 años y sigue vigente.

Ahora todos estamos muy preocupados por obtener objetos y reconocimiento. El nuevo teléfono, el auto más grande. Queremos derrocar gobiernos y que la civilización se acomode a nuestro ego al designar nuevos pronombres y siglas.

¡Se nos va la vida amasando las cosas para que se ajusten al ego! Pero en ese proceso, todo mundo sufre.

Pero pocos se atreven a ver que la mente no entrenada es la causa de nuestras calamidades. Una mente iluminada por el Dharma puede ver que todo es Buda.

Las situaciones de la vida solo son Buda. Ya sea político corrupto, crimen o huracán, sonrisa de los niños, las puestas de sol hermosas; todo es Buda.

Mientras el enfoque de nuestros esfuerzos sean trivialidades del ego, idealizaciones del propio Buddhadharma; estamos condenados a hacer de nuestra experiencia una calamidad.

Si te digo todo esto, ¿me creerías?