por Kyonin | Jun 12, 2018 | Budismo, Poema, Vida, Zen

Una advertencia para el mundo: cien años pasan en un instante.
No hay forma de permanecer mucho tiempo aquí.
Debes ser disciplinado cuando estás sano y joven,
de lo contrario estarás ocupado a la hora de tu muerte.
¡Qué lástima desperdiciar nuestro tiempo!
En el mundo la gente envejece discutiendo lo bueno y lo malo.
Es mejor sentarse con la espalda recta en el cojín,
dedicarse al estudio y heredar la vía de los Patriarcas.
Gran Master Buhyudang vivió en Corea entre 1543 y 1615. Fue un monje dedicado a la vida sencilla, al estudio y a contemplar la naturaleza.
Mientras miraba a la gente en la capital, pudo ver cómo las prisas, la urgencia, las discusiones eran enfermedades que solo minaban la tranquilidad de todos. Peor aún, sacaban de equilibrio a la vida en su totalidad.
Desde que este poema fue escrito, no hemos cambiado en nada. Nos siguen persiguiendo los mismos y vejos demonios. Seguimos desperdiciando el tiempo y la vida. ¿Cuándo comenzaremos a entender?
El silencio, el autocontrol y la compasión son la respuesta. Es cuestión de querer ver.
por Kyonin | May 28, 2018 | Budismo, Vida, Zen

En una época en la que la esperanza de vida era llegar hasta los 55 años, Shakyamuni Buda logró vivir hasta los 80. Muchísimos maestros espirituales del pasado también rebasaron las estadísticas de su tiempo. Hay varias razones para esta longevidad y salud, pero las principales siempre han sido que todos ellos eran amigos íntimos de la meditación, el ejercicio físico o largas jornadas de caminata, y el ayuno intermitente.
La práctica del budismo no solo implica asistir a festivales, poner incienso al Buda o leer mensajes lindos en redes sociales. Ser budista es estar en plena inteligencia de que uno de los sinónimos de budismo es autocontrol.
Hablando particularmente del Budismo Zen, cuidamos meticulosamente no caer en excesos que nos causen daño o que nos hagan causar daño a los demás. Las sustancias tóxicas y la comida, cuando las llevamos al extremo, son motivo de vasto sufrimiento.
Seguimos la enseñanza de Dhutanga, Renunciación; dejada por el Buda y registrada en el Cánon Pali. Es una serie de 13 prácticas ascéticas en las que se cultiva la disciplina y autocontrol. Deben ser observadas por todos los monjes, pero no son obligatorias para la comunidad en general. Son enteramente opcionales.
De las trece prácticas, cuatro involucran disciplina en los alimentos:
- Comer solo una vez al día, antes de mediodía.
- Comer en una sola sentada.
- Comer cantidad moderada y suficiente.
- Comer solo los alimentos recibidos en las primeras siete casas de la jornada de mendigar.
Aunque el Buda no tenía la ciencia de la que disponemos hoy, sabía que la práctica metódica del ayuno promovía buena salud y podía llevar a una espiritualidad más profunda y reveladora. Por esa razón todos sus monjes debían ser cuidadosos con las cuatro reglas y llevarlas al pie de la letra. Para la comunidad laica y estudiantes, el Buda solo recomendaba ayunar los días de luna llena.
Al comer solo una vez al día, el Buda y sus monjes practicaban lo que la ciencia llama hoy ayuno intermitente. Es decir, solo se come alimentos saludables en una ventana de pocas horas al día. Quizá Shakyamuni llevaba un ayuno diario de 22/2, es decir que comía durante solo 2 horas (más que suficiente para quedar satisfecho) y no comía nada en 22 horas.
La mirada Zen
Los monjes Zen practicamos Dhutanga no solo por autocontrol, sino porque sabemos que todo exceso es un atentado contra la vida. Si comes de más, estás consumiendo más vida de la que necesitas y estás robando vida. Si tienes más cosas de las que puedes cuidar, estás dañando la vida. El autocontrol nos permite cuidar del universo sin causarnos daño.
Por otro lado, la práctica de zazen se vuelve más profunda, equilibrada y silenciosa. La mente se mantiene más en calma cuando el ayuno es parte de nuestra vida.
Para el Budismo Zen el acto de comer es sagrado y lo hacemos en un ritual que se llama Oryoki, que significa recipiente que contiene justo lo suficiente. Recitamos una serie de versos que promueven la gratitud y nos hacen entender que todo en la vida está conectado. Entendemos que los alimentos son medicina para el cuerpo… y como todos los medicamentos, si abusamos de los alimentos, nos enfermaríamos y apresuraríamos la muerte; lo que terminaría dañando a las personas que dependen de nosotros.
El Gatha (verso) de los Alimentos nos dice:
Esta comida viene de los esfuerzos
de todos los seres vivos del pasado y del presente,
y es medicina para nutrir nuestra práctica.
Ofrecemos estos alimentos de muchas virtudes y sabores
al Buda, al Dharma y a la Sangha,
y a toda la vida en cada reino de la existencia.
Que todos los seres vivos del universo
tengan suficiente alimento.
Entonces comemos en silencio, con respeto y agradeciendo cada migaja que cae en nuestro estómago. Al terminar limpiamos los platos, la cocina, el comedor y continuamos con las labores del día.
En los templos Zen y Chan donde he estudiado se come 1 o 2 veces al día como máximo. En todos los casos los alimentos son de origen natural, preparados por el Tenzo (cocinero en jefe). Nunca se come nada después de las 3:00 PM.
Ayunar es respetar al cuerpo, a la Madre Tierra, a la vida y mantiene al ego bajo control. Es una práctica cotidiana para mi y mis compañeros monjes en todo el mundo.
¿Cómo practico yo, Chocobuda, el ayuno? Hago ayuno diario de 20/4, es decir como durante una ventana de 4 horas y el resto del día no como nada. Una o dos veces al mes hago ayuno de 24 horas. Cuando estoy enfermo ayuno por 2 días.
Mis alimentos son cetogénicos o paleo, es decir que no como harinas de ningún tipo ni azúcares. La comida procesada está erradicada de mi vida desde hace varios años.
No, no me he muerto. No me he enfermado de nada, me siento muy bien y más lúcido que nunca. Tengo la mejor salud que jamás he tenido.
¿Debes hacer ayuno?
Esto depende de cada persona y solo la persona sabe sus límites y necesidades. Ten en cuenta que no es un proceso rápido ni fácil y puede llevarte varios meses estar en condiciones de comenzar. Pero si lo quieres intentar recomiendo:
- Decide por qué razón quieres comenzar a ayunar y sé honesto en las respuestas. Si quieres ayunar por vanidad, no lo hagas. El ayuno es una herramienta espiritual y de salud.
- Lee muchos libros sobre ayuno intermitente. Sí, dije muchos libros, como en más de 2. Entre más información científica tengas, más elementos tendrás para saber qué es lo que estás haciendo. No te quedes solo con lo que dicen los bros de gimnasio de YouTube. Un buen libro para comenzar es La dieta de los dos días, por el Doctor Michael Mosley y Mimi Spencer. Link.
- Si puedes, consulta un nutriólogo profesional.
- Antes de comenzar a ayunar debes eliminar la comida procesada de tu panorama. Come alimentos preparados por ti, en casa. Involúcrate con tus alimentos. La comida de fábrica no es apta para consumo humano y menos para la espiritualidad.
- Si vas a ayunar, elimina de tu panorama alcohol, tabaco y drogas. Si los consumes mientras ayunas, causarán más daño del que habitualmente causan.
- Si tu ayuno es por razones de práctica budista, que tu zazen sea disciplinado, constante e inquebrantable.
- Nunca olvides que el budismo es el camino de en medio. Nunca caigas en extremos que te dañen o causen sufrimiento a los demás.
Si requieres más información basada en ciencia, con ligas a los estudios, lee el excelente artículo y guía de Steve Kamb en Mercola, AQUÍ.
Ayunar no es para todos. Requiere disciplina, dedicación y una espiritualidad funcionando. Pero si lo logras, estarás abriendo tu vida a un nivel más grande de salud y tranquilidad.
por Kyonin | Abr 12, 2018 | Budismo, Creatividad, Vida

Cuando buscas en Google «creatividad» puedes encontrar miles y miles de artículos sobre maneras de incrementar o mejorar nuestra capacidad creativa. Hay cientos de definiciones, consejos y portafolios de artistas magníficos.
Me he encontrado con artículos, libros, podcasts y blogs que hablan de cómo fomentar la creatividad. Y yo me declaro cómplice de ello también. Como creativo siempre estoy buscando cómo mejorar mis textos, poemas, diseños y hasta recetas de cocina. Me gusta compartir lo que aprendo.
Como he mencionado antes, ser creativo es un aspecto más de la experiencia humana y una necesidad que semeja un músculo: hay que ejercitarla para fortalecerla.
Al igual que los músculos cuando no se les cuida, es fácil destruirlos tan sólo con permanecer demasiado tiempo sentado en la oficina. La creatividad necesita ser procurada día a día para mantenerla funcionando bien.
Aunque lo sabemos y está documentado por todos lados, siempre caemos en trampas que comprometen nuestras ideas. Así es como comenzamos a estancarnos y dejamos de fluir con la vida. Nos volvemos apáticos, poco productivos y poco amables para con los demás.
En mi experiencia, estos son algunos puntos importantes que destrozan la creatividad.
1. Cultiva el ego
El asesinato de tu creatividad comienza cuando crees que lo sabes todo. Muchas veces en el medio de las comunicaciones se escucha la frase «Hay que educar al cliente».
Es posible que sean las palabras más ciegas y ególatras entre diseñadores, comunicadores y directores de arte. No señores, no se educa a nadie que no sean ustedes mismos. Se trabaja con humildad y con la mente abierta para escuchar las necesidades de los demás, sea cliente o no.
La creatividad muere al asumir que somos mejores que los demás y que nuestras ideas cambiarán al mundo. Nuestras ideas son tan solo ilusiones que podrían… PODRÍAN… impactar la calidad de vida de alguien más. Pero si no pensamos en el beneficio de otros, las ideas que propongamos afectarán de forma negativa o no serán trascendentes.
2. No te actualices
Una vez que el ego está hinchado, es muy fácil asumir que poseemos el conocimiento último del universo y que la humanidad ha detenido su progreso. Así que no tiene sentido actualizarse, ¿correcto?
Nada mejor para matar la creatividad que pensar que el mundo seguirá igual que cuando estábamos en la escuela. Para una mente cerrada la tecnología no avanza, la música de otros tiempos es lo único que se debe escuchar y los jóvenes apestan.
Dejar de actualizarnos nos lleva a la ignorancia, la cual sale mucho más cara de lo que imaginamos. Como ejemplo puedo mencionar a un empresario que llevó su negocio a la tumba debido a que se negó a usar el email como herramienta y se quedó pegado al fax. ¡Al fax! ¿Qué pasó? Su competencia podía entregar propuestas de negocio de forma mucho más rápida y eficaz, mientras él veía cómo sus clientes lo abandonaban uno a uno.
3. Protege con fanatismo tus creencias y opiniones
Una falacia en la que caemos de forma recurrente es asumir que nuestra opinión equivale a la realidad. Entonces protegemos nuestras opiniones a capa y espada, para detestar a quien no piensa como nosotros. Catalogamos a la gente en función a qué tanto no adopta nuestras ideas.
Esto es peligroso porque genera enemistad, odio e infelicidad para todos; además de que hará el flujo de ideas mucho más difícil.
Al casarnos con nuestras creencias y opiniones, dejamos de cuestionar y de innovar.
4. Jamás investigues
Arriba dije, y lo repito porque es importante, que la ignorancia es muy cara en todos los sentidos.
Dejar de investigar nos cierra la mente al universo de conocimiento que se genera a cada segundo de la Vida (sí, con V mayúscula). No es que debamos saberlo todo, pero sí hay que considerar que alguien más inteligente que nosotros resolvió un problema de una manera más eficiente.
Tener la humildad para reconocer lo ignorantes que somos nos hará seguir investigando y experimentando. Ergo, la creatividad fluirá.
5. Nunca medites
No, la meditación no es una actividad para hippies o fans del yoga. Meditar es una herramienta que nos mantiene los pies en la tierra, controla el ego, ayuda a dejar ir los apegos y (lo más importante) nos hace conscientes del momento presente.
¿Quieres que tu productividad nunca mejore? ¿Quieres seguir siendo poco creativo? ¿Quieres que el estrés de la vida te coma la salud? Entonces ve la televisión o pierde el tiempo en Facebook. Al fin y al cabo la meditación no es para ti.
6. Engánchate en la urgencia de otros
Las situaciones solo son urgentes cuando la vida de otro ser vivo pende de un hilo. Entonces hay que hacer lo posible por salvarlo.
En cualquier otro caso, las urgencias sólo son el resultado del ego de los demás, de su despliegue de poder o de su pobre planificación… o todo junto.
Si te enganchas en las prisas de otros, tu creatividad se congelará y tus ideas tendrán margen de error enorme.
Siempre es mejor conservar la calma y respirar. Se puede trabajar a buena velocidad y entregar sin participar en el viaje de ego de otros. Para saber cómo lograrlo tenemos el mindfulness de nuestro lado.
7. Intoxica la mente con sustancias
En mi más de 20 años trabajando en diseño, mercadotecnia y publicidad encontré muchísimas personas que aseguraban que las drogas y el alcohol son necesarios para ser creativos. No hay nada más falso y peligroso que esa forma de ver la vida. Una persona se vuelve creativa con base en la disciplina y actitud para crear, para inventar soluciones inteligentes a las necesidades que pone el trabajo o la vida cotidiana.
Posiblemente la idea de crear más rápido para responder a las urgencias sea lo que te impulse a considerar drogas, pero en realidad los costos son mucho más altos. Usar drogas colabora con una «industria» que daña a la cultura humana, la seguridad de las poblaciones y solo ha traído sufrimiento. ¿En verdad quieres ser parte de eso?
Y si eres budista, el uso de sustancias viola uno de los Cinco Preceptos de la conducta recta: Evito intoxicar la mente.
—
¿Te has topado con otras formas de destruir tu creatividad? ¡Compártelas!
Pronto regresará Omoi, taller de meditación para creativos.
por Kyonin | Abr 9, 2018 | Budismo, Vida, Zen
La búsqueda de la belleza es un tema lleno de aristas y controversias. Lo que para ti es bello quizá no lo es tanto para mi. Lo que para una cultura es digno de admiración, podría ser no tan afortunado para otra.
No importa lo diferente que sea la apreciación estética que practiquemos, todos los seres humanos necesitamos ver cosas bellas cerca, pues es una necesidad clara para la especie humana. Sin embargo preferimos ir en búsqueda de los bienes materiales o de las relaciones personales, en lugar de simplemente sentarnos a contemplar todo lo hermoso que te rodea. Me parece que hemos pisoteado la belleza en nuestra intensa búsqueda por cumplir metas, mantener el poder y comprar basura que no necesitamos.
Al vivir en el eterno ciclo de la sociedad de consumo en el que solo hay trabajar-comprar-dormir, perdimos la sensibilidad para apreciar la belleza de la vida. En lugar de la sencillez y la elegancia, optamos por tener más de lo que sea para mantener la obsesión por poseer.
Pagamos por tener el nuevo iLo-que-sea de Apple (o de cualquier marca, para el caso), que terminará apilado junto a todos los demás productos inútiles con diseño industrial placentero.
Pero tener demasiado de todo no nos hace más felices, sino que nos deja vacíos y secos para apreciar la realidad por lo que es. Aun más allá, este atasque por comprarlo todo y por controlarlo todo, nos ha vuelto más tontos.
Admirar la belleza no requiere invertir dinero ni poseer nada, sino que es un esfuerzo mental al que ya no estamos acostumbrados y lo rechazamos categóricamente.
Mirar el amanecer, ir al museo, apreciar una pintura, disfrutar del silencio, escuchar música no popular; todas son actividades que requieren callar el pensamiento para poner atención a lo que se tiene en frente.
La realidad misma es mágica.
No necesitas comprar nada para sentir la elegante paz de la meditación zen cuando sólo miras la pared por 20 minutos.
Tampoco hay que tener 15 parejas al mismo tiempo para ver la sincronía con la que se mueve el mundo que nos rodea.
No es requerimiento el ser político destacado para rendirse ante la majestuosidad de Magritte. De hecho, nunca conocí político que disfrutara del arte.
Al contrario. Ahora escuchamos reguetón y destrozamos propiedad privada. Destruímos. Extinguimos especies completas. Violamos culturas enteras para quitarles oro u otros recursos materiales.
Cambiamos nuestro voto por un premio instantáneo, opacando la nobleza y futuro de toda una nación.
Cada vez que optamos por la fealdad, estamos renunciando a la razón y a la creatividad. Nos hemos vuelto criaturas feas en tantos sentidos, que cuesta trabajo entenderlo.
Pero al mismo tiempo… pero al mismo tiempo, aun dentro de todo este ambiente humano que ensucia la naturaleza, hay destellos de que lo hermoso vive dentro de nosotros.
Por cada 100 personas malintencionadas, hay un pintor que es libre y vuela hacia el cosmos con sus pinceles.
Por 1000 grupos norteños o reguetoneros, hay un joven componiendo jazz o cantando ópera.
Por un millón de compradores compulsivos en fiestas navideñas, hay un padre que lleva a su hijo al museo y le explica de dónde vienen sus raíces y por qué debe estar orgulloso de ser humano.
El arte, el silencio y la elegancia viven en la simpleza de cada amanecer.
La creatividad se asoma de entre el lodo, como flor de loto.
Es cuestión de callar la mente y ver la realidad en silencio.
¿Qué estás mirando en este momento?
por Kyonin | Abr 2, 2018 | Creatividad, Meditación, Mindfulness, Productividad, Vida

—Jefe, ¿y si en lugar de hacer el reporte como siempre, cambiamos un poco la forma de presentar las estadísticas? Podría funcionar mejor.
—No. Así siempre lo hemos hecho en este departamento. Además perderíamos mucho tiempo y esto urge.
Seguramente has escuchado este tipo de conversaciones en tu familia, en la escuela y en los empleos. La gente detesta salir de lo que funciona y es difícil hacerles ver que quizá haya una forma más eficiente. No importa que sea una receta de cocina, una nueva manera de aprender o una ruta al trabajo, muchos no tomamos a bien cambiar las cosas.
Pero olvidamos que para llegar a ese procedimiento que tanto atesoramos, alguien tuvo que atreverse a experimentar y aprender. Alguien tuvo que nacer, ir a la escuela, aprender lo necesario y poco a poco experimentó y descifró cómo resolver un problema específico.
La pregunta es, ¿cuántos de nosotros estamos realmente interesados en cambiar los sistemas aprendidos?
La triste realidad es que muy pocos. No estamos dispuestos a salir de la comodidad para modificar lo que ya funciona. ¿Para qué esforzarse?
Uno de los factores que más disfruto de la vida es la asombrosa capacidad que tenemos para cambiar el medio ambiente. De hecho, uno de los motores más grandes para el crecimiento humano es la incomodidad.
Si hay algo que no nos gusta, luchamos por cambiarlo a como de lugar. Así creamos las condiciones adecuadas para que la vida humana siga adelante. Pero cuando las cosas ya están funcionando, regresamos a la comodidad y la búsqueda por mejorar se termina.
Por supuesto, no tiene nada de malo aceptar las cosas como son. La aceptación es un valor budista importantísimo y necesitamos cultivarlo diario. Ésto no significa que debamos rendirnos y esperar la muerte. No. Se trata de reconocer el estado actual de las cosas y usarlo como cimiento para construir una mejorar vida para el beneficio propio y de las personas que nos rodean.
Y aquí es donde entra el impulso creativo humano.
La creatividad es la habilidad de encontrar soluciones eficientes e innovadoras para un problema.
Ya sea un proyecto artístico, matemático, culinario o de placer, la creatividad es una expresión natural para nosotros.
Claro que esto todo mundo lo sabe. Admiramos a las personas creativas y todo el tiempo estamos consumiendo ideas que producen otros.
Si es tan importante y tan humana, ¿entonces porqué evitamos ser creativos?
Por ego.
El ego, siempre gordo y amante de la comodidad, es el que nos impulsa a sentarnos quietos sin cambiar las cosas. Es el que nos hace sentir bien con lo establecido y evita todo tipo de esfuerzo para mejorar. Si no ponemos atención al ego y lo controlamos, nos volvemos apáticos y veremos a los creativos como enemigos.
La apatía es una fuerza negativa devastadora porque mata la creatividad; lo cual nos estanca y corta todo tipo de crecimiento personal.
¿Cómo hacer que fluya la creatividad? Existen muchos métodos, pero comparto sólo algunos que me han funcionado:
- Practicar meditación
- Preguntar siempre: ¿por qué estoy haciendo esto así? ¿Hay una mejor manera?
- Imaginar. Sí, imaginar una historia de cómo un super héroe resolvería el problema es divertido, pero también destapa los jugos creativos del cerebro.
- ¡Experimentar sin miedo!
El último punto será explicado con más detalle en próximos posts. Gracias a que perdí el miedo a la experimentación he hecho cambios importantes en cosas tan simples como afeitarme mejor. Suena tonto, pero ésto me ha generado ahorro y piel sin cicatrices.
¿Cómo aplicas la creatividad a tu vida cotidiana?
—
Si quieres saber más, pronto regresará Omoi, taller de meditación y creatividad.