Crea tu vida ideal entendiendo los hábitos, parte 2

Crea tu vida ideal entendiendo los hábitos, parte 2

Existen tantos malos hábitos como estrellas en el cielo. Cada uno de nosotros somos definidos por nuestros hábitos. Algunos son virtuosos y nos ayudan a cuidar la salud y nuestro sustento. Otros, por desgracia, minan nuestra calidad de vida y la de los seres que nos rodean.

Ya sea que nos mordamos las uñas, comamos cosas a escondidas o estemos en una relación codependiente, los hábitos poco virtuosos todos los tenemos. A veces son graciosos, pero en muchas ocasiones son vergonzosos porque sabemos que necesitamos cambiarlos o dejarlos del todo, pero no sabemos cómo.

Cuando un hábito negativo se instala en nuestra mente, los resultados negativos solo se acumulan y transforman nuestra percepción de la vida. De pronto ya no imaginamos nuestra experiencia sin X tipo de comida, X tipo de estímulo o X tipo de conducta.

¿Cómo cambiar o dejar un mal hábito? Por desgracia, solo la voluntad de cambiar no es suficiente. Todos los hábitos que tenemos han modificado nuestro cerebro de manera física, al establecer conexiones neuronales que se quedan para siempre. Piensa en montar una bicicleta. Cuando aprendiste fue difícil, pero ahora es intuitivo.

Pero fumar, la adicción al porno o el uso de drogas, han modificado nuestro cerebro y, en parte, por eso es casi imposible abandonarlos.

Entonces necesitamos saber que no es posible abandonar los hábitos así de fácil. Lo que resulta más eficaz es entender primero nuestro cerebro y utilizar esas conexiones neuronales para modificar la conducta.

Digamos que queremos dejar de fumar. Lo primero que tenemos que identificar es lo que dispara la urgencia por un cigarrillo. Quizá es el estrés del trabajo. Quizá es aburrimiento. O quizá solo queremos pertenecer y hacer lo que la manada hace.

Una vez que sabemos lo que lo dispara, entonces hay que ver la recompensa que se obtiene cuando se ejecuta el hábito negativo. Quizá es calmar los nervios. Podría ser que necesitamos el golpe de nicotina para despertar del sopor luego de la comida (en México se llama Mal del Puerco).

Entonces, al saber qué dispara el hábito y cual es la recompensa final, lo que queda en medio es la conducta por cambiar con un pensamiento como este:

Cuando hay estrés, en lugar de encender un cigarrillo, salgo a caminar a paso veloz por 10 minutos. Eso me va a calmar y a despertar.

Y por supuesto, como todos los hábitos, es necesario poner empeño en ejecutarlo sin negociar con el ego.

La teoría de la Ventana Rota

En la década de los 80’s el crimen en la ciudad de Nueva York estaba fuera de control. De hecho, era uno de los lugares más peligrosos del planeta. Alcalde tras alcalde intentaron sin éxito alguno, tratar de erradicar la violencia.

El criminólogo George Kering tenía una teoría sobre criminología ambiental: los crímenes violentos disminuyen si los delitos menores son erradicados. Se llama teoría de la ventana rota porque si la calle está libre de piedras u objetos que puedan ser arrojados, no habrá ventanas rotas.

Con esto de base, en 1994 el nuevo gobierno de la ciudad implementó la política de cero tolerancia al crimen. Y penalizó enérgicamente delitos menores como tirar basura en la calle, no obedecer el semáforo, hacer pintas en las paredes o perturbar la paz pública con música estridente.

Fue una medida radical y difícil de aceptar para la población, pero luego de unos meses, los crímenes violentos y los de las mafias alcanzaron mínimos históricos. No desaparecieron por completo, pero sí que hubo mejoría en la calidad de vida de los ciudadanos.

¿Qué tiene qué ver con los hábitos?

Los hábitos con los que nos causamos daño nublan nuestra vista porque los resultados son enormes y son una sombra poderosa sobre nosotros. Sabemos que comemos de más o que usamos drogas, pero eso solo es el resultado final de una cadena de conductas.

Al ser meticulosos, disciplinados y seguir reglas estrictas en nuestra conducta, es más fácil comenzar a cambiar los hábitos negativos.

Por ejemplo, si abusas de comida chatarra, podríamos tomar varias medidas como comenzar por no comprarla y no almacenarla a escondidas; comer en casa antes de una reunión social; o no frecuentar a los amigos que no respetan nuestra alimentación.

Suena radical, claro. Pero funciona mejor de lo que nos imaginamos.

¿Con qué hábito te aces daño? ¿Te gustaría cambiarlo?

En Shojiki, nuestro taller de hábitos, aprendemos todo esto y lo ponemos en práctica para mejorar nuestra vida. Comenzamos en enero de 2023. ¡Te invito a que crezcamos juntos!

Hablamos de hábitos en La Visión Radio

Hablamos de hábitos en La Visión Radio

El viernes 2 de diciembre de 2022 me invitaron a hablar sobre hábitos en La Visión Radio. Resultó una charla entre amigos para conocer lo esencial para construir hábitos o cambiar aquellos que no te funcionan.

Para ver o escuchar la entrevista, dar clic en https://fb.watch/hfaUQMULeU/?mibextid=RUbZ1f

La charla de hábitos comienza en el minuto 59:40.

Si quieres saber cómo sí que es posible crear hábitos duraderos, te invito al taller que comienza en enero de 2023. Clic aquí para toda la información.

Muchas gracias a La V Radio por la oportunidad.

Crea tu vida ideal entendiendo los hábitos, parte 1

Crea tu vida ideal entendiendo los hábitos, parte 1

A todos nos ha pasado que descubrimos una charla TED o un tutorial interesante que promete cambiar nuestra vida. En unos minutos nos dan la receta para crear hábitos o cambiarlos, pero al terminar el video regresamos a ser nosotros mismos. Toda esa intención e ilusión de cambiar algo, se diluye en las mil ocupaciones que tenemos.

Es posible que el material que vemos sea de buena calidad y esté bien presentado, pero lo expuesto jamás quedará en nosotros a menos que vayamos profundo dentro de nosotros para entender cómo funcionamos ante los hábitos.

Entre muchas variables, hay que destacar que los hábitos nos cuestan mucho trabajo porque la mente humana está hecha para optimizar recursos y aprovechar la comodidad. Una vez que encontramos la ruta de menos esfuerzo, nos quedamos atascados y no queremos movernos.

Es en ese punto donde dejamos de progresar y de intentar cosas nuevas, a pesar de que somos el resultado de nuestros hábitos. Aunque tengamos la fantasía de ser libres y únicos, todo lo que hacemos, la manera en la que aprendemos y cómo navegamos las aguas del samsara, está apoyado en los hábitos que nos forman.

Para los practicantes de budismo, los hábitos son esenciales. Las enseñanzas de Shakyamuni son, en esencia, una colección de hábitos para entrenar la mente y soltar todo aquello con lo que nos causamos daño. En el Dhammapada, el Buda nos dice:

Se destruyen todas las contaminaciones de aquellos que siempre están vigilantes, que se autodisciplinan día y noche y que se esfuerzan totalmente en alcanzar el Nibbana.

Para el Buda, el poder de la disciplina y el cultivo de hábitos eran vitales para una vida sin sufrimiento. Hay mucho que aprender de ello.

Te sugiero un pequeño ejercicio. Haz memoria de cómo fue esta mañana. ¿Qué hiciste después de despertar? ¿En qué orden?
Y ahora piensa en ayer. Luego el día anterior. Es muy posible que hayas lo mismo y en el mismo orden. Quizá hubo una variación aquí y allá, pero los hábitos y la rutina que sigues es la misma todos los días.

Los hábitos nos ayudan a crear patrones de conducta que hacen la vida más ligera porque ya no inviertes tiempo ideando cómo cepillarte los dientes. Una vez que los aprendemos, ejecutamos rutinas de manera intuitiva. Así liberamos tiempo de procesamiento a la mente y podemos enfocarnos en otras cosas.

Todo esto suena bien y hasta lógico. Pero ¿por qué no podemos crear hábitos nuevos tan fácil?

Las razones varían, pero las más importantes son:

  • Falta de un método
  • Falta de información
  • Consultamos a personas igual de desinformadas que nosotros
  • Metas demasiado grandes y a corto plazo

El ejemplo clásico es bajar de peso. Queremos adelgazar a como de lugar, sin haber leído un solo libro de nutrición, sin consultar a un experto, y con la poca información de un video de Tik Tok. Por supuesto que fallamos con todo éxito.

Comenzar con un solo hábito y por la vía lenta

Justo porque no tenemos información ni un método, los hábitos son muy difíciles y no los cumplimos.

La manera ideal para lograrlos es comenzar con una etapa de investigación. Luego, descomponer el hábito en mini-hábitos para que sea más fácil de lograr.

Por ejemplo. Si queremos comenzar a practicar un deporte y ganar un torneo, hay que comenzar con lo mínimo indispensable para lograrlo. Por ello, no compramos ropa deportiva, ni zapatos, ni equipo costoso. Solo comenzamos a despertar 10 minutos antes por la mañana. Eso es todo.

Una vez que eso se logra, luego de un par de meses, saltamos al siguiente hábito. Podría ser salir a caminar 20 minutos por la mañana.

Parece mentira, pero descomponer una meta grande en pequeños hábitos, funciona muy bien.

En la próxima entrega de esta serie veremos cómo la economía y otras ramas del conocimiento nos pueden ayudar.

¿Qué hábito te gustaría crear? ¿Qué hábito te gustaría cambiar?

Si quieres saber cómo crear hábitos virtuosos o cambiar alguno que no te guste, te invito a nuestro taller Shojiki.

Lecciones budistas sobre liderazgo

Lecciones budistas sobre liderazgo

Me parece curioso cómo el concepto de liderazgo es recurrente en el mundo corporativo y el de los emprendedores. Se sabe que una organización necesita líderes para funcionar y todos orbitan alrededor de oradores famosos para tratar de aprender cómo ser buen líder o cómo elegir uno.

Buscamos libros y discursos que nos enseñen técnicas modernas que nos inspiren, pero no todos están dispuestos a mirar al pasado para analizar a los grandes líderes de la humanidad. Uno de ellos era Shakyamuni Buda. Él era la cabeza de una organización que, en su mejor momento, llegó a tener hasta 5,000 monjes. Todos estaban motivados y dispuestos a seguir aprendiendo en beneficio de sus comunidades.

Dos mil quinientos años después de la muerte del Buda, sus discípulos seguimos estudiando sus enseñanzas para mejorar las condiciones de vida de los seres que nos rodean y guiar a los demás para terminar el sufrimiento.

No soy experto en liderazgo corporativo y no pretendo serlo, pero he estado pensando en cómo el budismo podría ayudar a los líderes actuales a ser mejores.

Independientemente de la tradición budista que te guste, creo que todos podemos aprender del Buda. Un buen líder debe esforzarse por cumplir estas acciones.

Tener un propósito y misión que no esté basado en avaricia

Hay que tener muy clara la misión de nuestra organización. Pero también esta debe estar basada en la compasión, que fue una de las más grandes enseñanzas del Buda. No tiene nada de malo ganar dinero, pero cualquiera que sea el giro de tu negocio o lugar de trabajo, siempre hay que pensar que trabajamos para dejar este mundo como un mejor lugar para los demás.

Si la compasión es el motivo principal de tu misión, comenzarás a ser un buen líder.

Vivir con estrictas guías de ética y moral

Un líder que no tiene una filosofía que sustente sus acciones y que viva por y para ellas; es una persona vacía que no vale la pena seguir. En contraste, un líder que tiene reglas estrictas por las que vivir, es alguien con voluntad y el autocontrol suficiente para estar a la cabeza de un equipo de trabajo.

Mejorar constantemente

Una persona que quiere guiar a un grupo social no tiene el lujo de ser ignorante. Necesita estudiar todos los días y mantener un conocimiento base. No solo del negocio, sino del mundo en general.

De igual forma, para poder cuidar de una organización, necesita ser respetuoso con su cuerpo-mente.

Proteger

Un líder siempre ve por la salud física y mental de las personas que lo rodean. Pone de lado sus gustos y preferencias para que los demás estén bien y en condiciones de seguir adelante. Tiene que hacer que los demás se sientan cuidados y en buen resguardo.

Proveer

Un líder no solo es el jefe de un grupo. Es un proveedor. Tiene que dar tanto herramientas y condiciones de trabajo, como calidad de vida, paz y armonía para todos.

Guiar

La sabiduría que un líder desarrolla a lo largo de los años es la luz que guía a los demás. Saber escuchar y comunicar es impertativo para que los demás sepan hacia dónde deben caminar.

De igual forma, un líder es también maestro. Es necesario saber enseñar de la mejor forma lo que las personas necesitan para hacer su trabajo, e incluso, para tener una vida personal tranquila.

Inspirar

Vivir por lo que se enseña, mantener valores éticos incorruptibles, proteger, escuchar, comunicar correctamente y ser compasivo; es la mejor fórmula para que los demás estén bien y caminen hacia la misma dirección.

Dejar un legado

Cada cosa que hace o dice un líder, cambia el universo. El nombre del líder será olvidado con el tiempo, pero no así lo que enseñe y su compasión. Esas quedarán por generaciones hacia el futuro.

Si has estudiado budismo, todo lo anterior te parecerá familiar. Eso es porque el Noble Sendero Óctuple es el marco filosófico que podría ayudarte a ser el mejor líder para tu equipo y tu comunidad.

Falso: los hábitos no se forman en solo 30 días

Falso: los hábitos no se forman en solo 30 días

 

Iniciar un año de retos como 2021 no solo es cuestión de buenos deseos, sino de saber qué demonios estamos haciendo con nuestros hábitos. ¿Por qué hago énfasis en los hábitos? Porque tenerlos, además de rutinas establecidas a lo largo del día, nos da paz y seguridad en este mundo en el que la Señora Impermanencia nos recuerda quién es la jefa.

Pero el problema es que no estamos educados para entender cómo funcionan los hábitos, los pequeños rituales cotidianos y su importancia. Queremos que los hábitos se queden tan sólo por imaginarlos, sin tener claro la disciplina y constancia que se requiere. Pero aún más importante, no tomamos conciencia del tiempo que requiere crear un hábito nuevo. Por ejemplo, como cuando queremos volvernos corredores en cada enero.

Nos preparamos y conseguimos todo. Estamos listos. Este año será el que marque la diferencia en mi vida.

El 1 de enero es el día perfecto para iniciar. ¡Vamos con todo!

Si entreno duro, en un mes estaré corriendo mi primera carrera. Al fin y al cabo, los blogs de productividad y TED dicen que con 21 o 30 días el hábito queda listo.

Los expertos en productividad al estilo estadounidense nos dicen que debemos vivir con la mentalidad de cambio y realizando afirmaciones que pongan la mente en el camino ideal. Aunado a acciones pequeñas, al final de 30 días el hábito quedará en la mente y será parte de nuestra vida.

Suena fácil y sencillo. Uno piensa que con un esfuerzo de tan sólo unos días podrá comer ensaladas cual vaca o salir a incendiar las calles con el running.

Sin embargo, hay una falla inmensa en este sistema. Esta teoría está pensada con la mentalidad de la recompensa inmediata.

Para la mentalidad occidental, los cambios deben llegar sin esfuerzo y de la manera menos incómoda posible. Si algo produce un poco de sudor en la frente, es descartado. Es más, si pueden pagar por que alguien más se esfuerce, lo hacen.

No en vano Estados Unidos es el país que más productos milagrosos lanza. Basta con echar un vistazo a los informerciales. Harán lo que sea para vendernos desde pelador de patatas mágico, hasta un aparato de tortura medieval para ejercitar el abdomen. Todo es fácil y con el menor esfuerzo posible.

¡Puedo tener six pack mientras miro Netflix!

Los hispanoparlantes no somos diferentes.

La recompensa inmediata es uno de los daños más grandes que la sociedad de consumo ha casado en el crecimiento personal y espiritual.

Todo lo queremos aquí y ahora, y los hábitos no se escapan.

Por eso, al intentar cumplir metas y adquirir mejores disciplinas, fallamos miserablemente. Cuando vemos la cruda realidad de que los hábitos requieren esfuerzo y hasta un poco de sacrificio, los abandonamos.

Hace años, cuando estaba experimentando con los hábitos, decidí retar la idea de los 21 a 30 días porque algo no estaba correcto.

Ya sea curar mi insomnio, volverme corredor, aprender un idioma o a cocinar… todos mis procesos de hábitos nuevos han tomado mucho más de 3 meses. Algunos más complejos han tomado unos buenos 4 años. Todas y cada una de mis mejoras personales han llevado un largo proceso de introspección, investigación, experimentación, muchos errores y caídas, y práctica constante.

Los hábitos que formamos los monjes budistas requieren aún más tiempo para quedar, pues también tienen que ver con la práctica activa de dejar el ego de lado.

Quizá soy muy tonto. Es posible que mi cerebro de mandril no pueda con una meta corta de 21 días. Pero lo que sí puedo decir es que los cambios que se han quedado y que forman parte de mi cotidiano, han sido logrados al 100% y los practico hasta el día de hoy.

Pero todos han tomado mucho tiempo y, sobre todo, disciplina.

No me cansaré de decirlo. El secreto de la vida es la disciplina. La necesitamos para estudiar, trabajar, divertirnos y hasta para dormir.

Creo que es hora de comenzar a entenderlo antes de que 2021 nos lleve en su remolino.

Si quieres aprender y entrenar hábitos conmigo, estamos por comenzar un nuevo taller. Información aquí.