Nuestro primer contacto con el budismo se puede dar en varios niveles. Hay quien encuentra frases lindas y motivacionales, las comparte, pero decide no seguir explorando. Existen quienes además de frases ven videos de enseñanzas impartidas por monjes en YouTube. Y también están aquellas personas de deciden dar un paso extra y comienzan a leer libros Dharma y van a entrenar a algún centro budista.
Muchísimas personas nos quedamos en este nivel. Leemos lo que se pueda, miramos lo que exista, acudimos a todas las ceremonias que se anuncien y recitamos datos de memoria, tratando de corregir o convencer a los demás de que somos los campeones del budismo. Cuando pienso en esta fase de nuestro entrenamiento budista, siempre recuerdo al Vendedor de Cómics de los Simpson, que ha dejado de lado su propia identidad para ser una enciclopedia viviente de información.
Pero por más datos que almacenemos en la mente; por más que busquemos evangelizar a los demás sobre las maravillas del budismo; nada tiene sentido si estas enseñanzas no se llevan a la vida cotidiana.
Por eso, Daruma-sama nos dice en el último párrafo del Esquema de la Práctica:
La cuarta: practicar el Dharma. El Dharma es la verdad de que todas las naturalezas son puras. A través de esta verdad, todas las apariencias son vacías. La corrupción y el apego, el sujeto y el objeto, no existen. Los sutras dicen, “El Dharma incluye no-ser, porque es libre de la impureza de ser, y el Dharma incluye no-yo, porque es libre de la impureza del yo.” Aquellos suficientemente sabios para creer y entender esta verdad, están sujetos a practicar el Dharma de acuerdo a ella. Y dado que lo verdadero incluye ‘nada que valga la pena ser admirado’, ellos dan su cuerpo, su vida y su propiedad en caridad, sin ningún remordimiento, sin la vanidad del dador, o el regalo, o el recipiente, y sin predisposición o apego. Y para eliminar la impureza, ellos les enseñan a los otros, pero sin apegarse a la forma. Por lo tanto, a través de su propia práctica, ellos son capaces de ayudar a otros y glorificar el Camino de la Iluminación. Y en cuanto a la caridad, ellos también practican las otras virtudes. Y mientras practican las seis virtudes para eliminar el engaño, ellos no practican nada en absoluto. Esto es lo que significa practicar el Dharma.
Todo lo leído, visto y aprendido en la etapa intelectual de nuestro estudio budista necesita ser llevado a la práctica en la vida diaria. ¿De qué sirve que memorizar todos los sutras, si en lo cotidiano queremos estar por encima de los demás?
Bodhidharma nos invita a sentarnos en silencio y a practicar Zazen porque sabe que es la única manera que la mente tiene para asimilar los conocimientos. Al soltar ideas, opiniones, conceptos y juicios, las palabras de los Maestros y Patriarcas comienzan a tener sentido.
Cuando dejamos de abrazarnos al intelecto (aunque sea por un minuto) podemos ver que la naturaleza de todo lo que nos rodea es pura y cristalina. Una flor no es una flor, solo es y punto. Los pensamientos son pensamientos, pero no son tú. Las emociones son solo lo que son, y tampoco son tú. Los animales, las plantas, las rocas… todo lo que te rodea es parte de ti y tú eres parte del todo.
Al conocer esa claridad mental que trae la disciplina de Shikantaza, todo el Buddhadharma se revela ante nosotros, pero lo hace sin palabras. Sabemos hasta la médula que Shakyamuni Buda no estaba tan equivocado después de todo. Porque que el budismo está diseñado no como una práctica centrada en el ego, sino como una vía espiritual plural y empática.
Y entonces la Gratitud, Compasión y Generosidad nos inundan para guiar todos los pensamientos y acciones. Realizamos la conexión con la vida y el deber de hacer que la vida misma siga adelante, por medio de ayudar a los demás seres. A veces con silencio, a veces con alimento y otras solo con estar.
Daruma-sama nos enseña que el Dharma se estudia, se vive, se practica y se suelta; todo al mismo tiempo en un sistema que no puede ser seccionado.
Solo así se puede experimentar la capacidad transformadora que tiene la práctica Zen.
Lee la serie Instrucciones de Bodhidharma, partes 1 | 2 | 3 | 4 | 5 |6