Sentado en silencio en la plataforma del sur,
contemplas la no-vacuidad y la vacuidad.
No deberías preocuparte siquiera por los reinos que hay más allá
de las esferas del sonido el mundo de los fenómenos.
Nunca debes caer en el error de dar importancia a lo que percibes y escuchas.
Contempla la luna en el callado y brillante estanque de otoño,
y el robusto pino en la montaña cubierta de nieve.
Cuando rompas la oscura barrera del patriarca,
entonces el trueno del Zen se escuchará por todo el mundo.

—Maestro Seon Jeonggwan (1533–1608)

No se necesita ser monje para sentarse en silencio y contemplar que todo lo que nos rodea está vacío. Pero al mismo tiempo todo importa y todo tiene una razón de existir en esta vida.

Vivimos aferrados a lo que nos gusta y odiamos lo que no acaricia el ego. ¡Solo hay sufrimiento en esa vida!

En silencio podemos trascender las preferencias y las opiniones. Solo en Zazen los Patriarcas callan para que el estridente trueno del Zen se manifieste.