La Virtud en medio del caos

La Virtud en medio del caos

 

Nací en el año de 1972 y jamás, nunca de los nuncas me ha tocado un año que no sea «el peor año» o un gobierno que no sea «el peor gobierno de la historia». Y conforme me hago viejo, me sorprende más cómo estamos destinados a tropezar con la misma piedra. Es como una maldición de la que todos se percatan, pero nadie está interesado en terminar. No importa el país o la cultura, siempre hacemos lo mismo y esperamos que la vida mejore.

Hay muchas razones por las que esto sucede, pero la que me salta más fácil a la vista es que la solución a todos estos problemas de violencia y corrupción se pueden solucionar. Hay salida de todo este embrollo y solo hay que mirar al pasado y leer a los grandes pensadores de la humanidad. En particular Confucio, que marcó una ruta de rectitud y compasión para la sociedad.

Para el Budismo Chan y Zen, el Maestro Kong es importantísmo porque de él heredamos muchas de las ceremonias y filosofía social.

En el video de hoy hablo de esta cita que está en el libro Tchung-Yun (La Invariabilidad en el Medio), de Confucio:

«¡Qué fuerza de alma la del hombre superior que vive siempre en paz con sus semejantes y no se deja corromper por las pasiones! ¡Este es mucho más fuerte y mucho más grande! Qué fuerza de alma la del que se conduce sin separarse de la vía recta, igualmente alejada de los extremos! ¡Este es mucho más fuerte y mucho más grande! ¡Qué fuerza de alma la del que cuando su país goza de una buena administración, que es obra suya, no se deja corromper o cegar por su orgullo! ¡Este es mucho más fuerte y mucho más grande! Qué fuerza de alma la del que cuando su país, sin leyes, carece de una buena administración, permanece inmutable en la virtud hasta la muerte! ¡Este es mucho más fuerte y mucho más grande!»

 

Vivir las enseñanzas del Buda para mejorar la vida [Instrucciones de Bodhidharma 6/6]

Vivir las enseñanzas del Buda para mejorar la vida [Instrucciones de Bodhidharma 6/6]

Nuestro primer contacto con el budismo se puede dar en varios niveles. Hay quien encuentra frases lindas y motivacionales, las comparte, pero decide no seguir explorando. Existen quienes además de frases ven videos de enseñanzas impartidas por monjes en YouTube. Y también están aquellas personas de deciden dar un paso extra y comienzan a leer libros Dharma y van a entrenar a algún centro budista.

Muchísimas personas nos quedamos en este nivel. Leemos lo que se pueda, miramos lo que exista, acudimos a todas las ceremonias que se anuncien y recitamos datos de memoria, tratando de corregir o convencer a los demás de que somos los campeones del budismo. Cuando pienso en esta fase de nuestro entrenamiento budista, siempre recuerdo al Vendedor de Cómics de los Simpson, que ha dejado de lado su propia identidad para ser una enciclopedia viviente de información.

Pero por más datos que almacenemos en la mente; por más que busquemos evangelizar a los demás sobre las maravillas del budismo; nada tiene sentido si estas enseñanzas no se llevan a la vida cotidiana.

Por eso, Daruma-sama nos dice en el último párrafo del Esquema de la Práctica:

La cuarta: practicar el Dharma. El Dharma es la verdad de que todas las naturalezas son puras. A través de esta verdad, todas las apariencias son vacías. La corrupción y el apego, el sujeto y el objeto, no existen. Los sutras dicen, “El Dharma incluye no-ser, porque es libre de la impureza de ser, y el Dharma incluye no-yo, porque es libre de la impureza del yo.” Aquellos suficientemente sabios para creer y entender esta verdad, están sujetos a practicar el Dharma de acuerdo a ella. Y dado que lo verdadero incluye ‘nada que valga la pena ser admirado’, ellos dan su cuerpo, su vida y su propiedad en caridad, sin ningún remordimiento, sin la vanidad del dador, o el regalo, o el recipiente, y sin predisposición o apego. Y para eliminar la impureza, ellos les enseñan a los otros, pero sin apegarse a la forma. Por lo tanto, a través de su propia práctica, ellos son capaces de ayudar a otros y glorificar el Camino de la Iluminación. Y en cuanto a la caridad, ellos también practican las otras virtudes. Y mientras practican las seis virtudes para eliminar el engaño, ellos no practican nada en absoluto. Esto es lo que significa practicar el Dharma.

Todo lo leído, visto y aprendido en la etapa intelectual de nuestro estudio budista necesita ser llevado a la práctica en la vida diaria. ¿De qué sirve que memorizar todos los sutras, si en lo cotidiano queremos estar por encima de los demás?

Bodhidharma nos invita a sentarnos en silencio y a practicar Zazen porque sabe que es la única manera que la mente tiene para asimilar los conocimientos. Al soltar ideas, opiniones, conceptos y juicios, las palabras de los Maestros y Patriarcas comienzan a tener sentido.

Cuando dejamos de abrazarnos al intelecto (aunque sea por un minuto) podemos ver que la naturaleza de todo lo que nos rodea es pura y cristalina. Una flor no es una flor, solo es y punto. Los pensamientos son pensamientos, pero no son tú. Las emociones son solo lo que son, y tampoco son tú. Los animales, las plantas, las rocas… todo lo que te rodea es parte de ti y tú eres parte del todo.

Al conocer esa claridad mental que trae la disciplina de Shikantaza, todo el Buddhadharma se revela ante nosotros, pero lo hace sin palabras. Sabemos hasta la médula que Shakyamuni Buda no estaba tan equivocado después de todo. Porque que el budismo está diseñado no como una práctica centrada en el ego, sino como una vía espiritual plural y empática.

Y entonces la Gratitud, Compasión y Generosidad nos inundan para guiar todos los pensamientos y acciones. Realizamos la conexión con la vida y el deber de hacer que la vida misma siga adelante, por medio de ayudar a los demás seres. A veces con silencio, a veces con alimento y otras solo con estar.

Daruma-sama nos enseña que el Dharma se estudia, se vive, se practica y se suelta; todo al mismo tiempo en un sistema que no puede ser seccionado.
Solo así se puede experimentar la capacidad transformadora que tiene la práctica Zen.

Lee la serie Instrucciones de Bodhidharma, partes 1 | 2 | 3 | 4 | 5 |6

No busques nada [Instrucciones de Bodhidharma 5/6]

No busques nada [Instrucciones de Bodhidharma 5/6]

Necesitas mejor ropa o nadie te tomará en serio. Debes tener un auto nuevo y maravilloso. Tu casa tiene que ser como las de las películas extranjeras. Tus hijos deben ser exitosos y mejores que los hijos del vecino. Tu teléfono móvil ha de ser el más nuevo y con el mejor servicio datos. En la oficina todos tienen que saber que tú si eres ganador y un gran líder. En la escuela debes sobresalir o morir. Tienes que ser el número uno en la fila para la película de moda. ¿Ya probaste el nuevo restaurante de comida rápida? Por aquí está la fila para que gastes demasiado dinero. ¿No te alcanza? Firma aquí, que tu crédito está pre-aprobado y listo. Ya casi llegas a la felicidad, solo tienes que seguir tras ella todo el tiempo, todos los días, sin descanso. Si mueres antes de ser feliz, no hay problema; aquí está el paquete funerario para ejecutivos. Serás la persona más guapa y exitosa del panteón.

Esta vida humana es de búsquedas perpetuas. Desde que te despiertas hasta que duermes, estamos en busca de algo. Todo el tiempo queremos más de lo que sea porque el ecosistema nos da más todo el tiempo. Pensamos que obtener es llegar a la felicidad, pero entre más tenemos, entre más alcanzamos; más infelices y vacíos estamos. No es casualidad que la depresión y la angustia sean algo cotidiano e inmanejables.

Pero, ¿y si existiera un estilo de vida de auténtica paz y de ecuanimidad, que no depende de lo material, lo tomarías?

Nuestro Patriarca, Bodhidharma, nos dice en el Esquema de la Práctica:

La tercera: buscar nada. Las personas de este mundo están engañadas. Ellas siempre están ansiando algo – siempre, en una palabra, buscando. Pero el sabio está despierto. Ellos escogen la razón sobre lo inventado. Ellos fijan sus mentes en lo sublime y dejan que sus cuerpos cambien con las estaciones. Todos los fenómenos están vacíos. Ellos no contienen nada que valga la pena desear. La Calamidad por siempre alterna con la Prosperidad.

Habitar en estos tres dominios es habitar en una casa en llamas. Tener un cuerpo es sufrir. ¿Cualquiera con un cuerpo conoce la paz? Aquellos que entienden esto se desapegan, por sí mismos, de todo lo que existe y paran de imaginarse o buscar cualquier cosa. Los sutras dicen, “Buscar es sufrir”. “Buscar nada es la gloria, la bienaventuranza, la dicha y la felicidad.” Cuando buscas nada, estás en el Camino.

Estos dos párrafos se refieren a las Cuatro Nobles Verdades que nos ha dejado Shakyamuni, y contienen varias enseñanzas al mismo tiempo.

La primera es que todo lo que piensas, lo que anhelas, lo que deseas y a lo que te aferras; todo ello está vacío y ha sido inventado por ti. Peor aún, es una gran cadena que te has puesto tú mismo en el cuello. Esa eterna búsqueda por lo mejor, lo más nuevo y lo más rápido es como querer extinguir tu sed bebiendo arena caliente. No importa cuánta consumas, la sed solo será más grande y te quemará por dentro. Porque todo está vacío, en realidad.

La segunda enseñanza es que, para Daruma-sama, las personas sabias son aquellas que rompen la cadena del deseo y la persecución de la zanahoria. Los sabios son los que han dejado de buscar y están en paz con la vida justo como es. Son los que dejan que la vida se manifieste sola y navegan hacia donde la vida misma los lleva, sin oponer resistencia.

Una persona sabia es aquella que ha soltado todas las búsquedas.

La otra gran enseñanza es entender que la búsqueda es parte de la naturaleza humana porque tenemos un cuerpo que siente y que necesita cosas para estar bien.
¿Pero cómo entender todo esto, si necesitamos comida, casa, trabajo y ropa?

Es aquí donde la práctica Zen se pone interesante. No se trata de irse a vivir a una caverna y esperar la muerte. Se trata de tener una vida digna y cómoda, pero sencilla y humilde al mismo tiempo. Es aceptar las cosas como son, pero sin obsesionarse ni ser presa de la avaricia. Se trata de entrenar la mente para detectar cuando es suficiente y dejar de buscar. Aún los monjes de leyenda como Bodhidharma necesitaban ropa y alimento para seguir adelante.

Cuando nos sentamos en Zazen detenemos todas las búsquedas. Dejamos de comprar, de comer, de hablar, de aprender y permitimos que el gran silencio que es la vida, se manifieste ante nosotros. Shikantaza es sentarse a ser espectador de la existencia, sin ensuciarla con nuestra presencia.

Al detener las búsquedas que nos caracterizan, estamos practicando budismo de una manera íntima y personal porque no solo entendemos las enseñanzas del Buda; sino que nos convertimos en las enseñanzas del Buda.

Entonces, cuando sientas que la presión por obtener cosas te y el deseo te consumen, quizá sentarte en silencio sea la solución a tus problemas.

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Adaptarse a las condiciones para vivir el budismo [Instrucciones de Bodhidharma 4/6]

Adaptarse a las condiciones para vivir el budismo [Instrucciones de Bodhidharma 4/6]

 

Para muchos de nosotros la vida es la eterna búsqueda de la felicidad. Todos los días nos despertamos con la esperanza de avanzar un poquito hacia esa tierra prometida en la que ya no hay deudas, enfermedad o estrés, donde sobra el dinero, somos amados por todos y donde tenemos absolutamente todo lo que nuestra avaricia y deseo dictan.

Jamás reparamos en que cada una de estas cosas que buscamos están en el exterior de nosotros mismos. Y por eso fallamos. Son todos esos estímulos externos con los que nos obsesionamos, los que nos definen. El problema es que esta conducta nos divorcia por completo de la naturaleza de la vida.

En la visión budista del universo, todo lo que te rodea, lo que eres y lo que te define; todo está cosido con el hilo imperceptible de la Ley de Causa y Efecto. Ese auto nuevo del que estás orgulloso, tu título universitario y tus hijos… ¡nada es tuyo y nada está producido por ti! Todo es parte de un perfecto sistema de causas y efectos en el que tú solo eres un pequeño engrane más.

Quizá pagaste con dinero por ese teléfono móvil, pero no estás pagando por el objeto per se, sino por millones y millones de factores (causas) que llegan al efecto final: que tengas el lujo de usar un móvil.

Quizá aportaste material genético para engendrar a tus hijos, pero tu material genético es la causa de millones y millones de seres del pasado que llevas dentro de ti. Encima de todo tus hijos no te pertenecen porque en algún momento morirán y regresarán todo a la Madre Tierra.

Es decir, todo aquello que tiene sustancia, materia o idea, está compuesto por condiciones. En el contexto budista, las condiciones son los factores externos separados que componen las cosas del universo. Decimos que todo lo que hay son objetos condicionados.

En el siguiente párrafo de nuestro estudio del Esquema de la Práctica, Bodhidharma nos dice:

La segunda: adaptarse a las condiciones. Siendo mortales, estamos regidos por las condiciones, no por nosotros mismos. Todo el sufrimiento y la felicidad que experimentamos dependen de las condiciones. Si nosotros debemos ser bendecidos con alguna gran recompensa, tales como fama o fortuna, es el fruto de una semilla plantada por nosotros en el pasado. Cuando las condiciones cambian, eso finaliza. ¿Por qué entonces deleitarnos en su existencia? Pero mientras el éxito y el fracaso dependen de las condiciones, la mente ni aumenta ni disminuye. Aquellos que permanecen inmutables al viento de la felicidad, silenciosamente siguen el Camino.

Entonces, sentirse orgulloso por los “logros” personales o por los objetos comprados, es inútil. Además se abra la puerta a dukkha porque así como existieron condiciones para producir lo que tenemos y somos, también están presentes siempre las condiciones que harán que todo cambie y termine.

El éxito o fracaso del que gozas, es fruto de condiciones sembradas por ti. El gobierno que detestas es el resultado de condiciones sembradas por la sociedad desde hace decenas de años. Todos y cada uno de tus problemas y alegrías son producto de algo más.

Todos los fantasmas que atormentan a la humanidad como los celos o el crimen, existen justo porque no entendemos que no somos dueños de absolutamente nada. Vivimos bajo la ilusión de que las personas, objetos y naturaleza; nos pertenecen.

Cerrar los ojos ante la mecánica de la Ley de Causa y Efecto, es dukkah.

Por ello, Daruma-sama nos dice que es inútil pasar tiempo adorando o rechazando los objetos condicionados. Si comprendemos esto a profundidad y no nos perdemos en la euforia, ira o tristeza, llegaremos a un nivel de ecuanimidad que romperá la obsesión por los estímulos externos.

¿Debemos entonces ser androides sin sentimientos y ser fríos como el Señor Data de Viaje a las Estrellas? No, para nada. Hay que vivir las emociones. Hay que disfrutar de los objetos que nos ayudan a tener una buena vida. Hay que amar a la familia, tener muchos amigos. Hay que llorar las despedidas. Pero lo hacemos con gratitud por todos los lujos y privilegios, porque duran solo un instante… igual que nosotros.

Así podremos acercarnos cada vez más a vivir el Buddhadharma.

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La justicia desde el punto de vista del Budismo Zen

La justicia desde el punto de vista del Budismo Zen

El post anterior fue la tercera parte de la serie Instrucciones de Bodhidharma, en donde el Maestro nos dice que para entrar a la práctica del Dharma hay que vivir la injusticia. Creo que hablar de justicia e injusticia es importante, así que haremos una pequeña pausa para hablar de ello antes de seguir con la serie. Además una compañera de nuestro Grupo Zen Ryokan hizo algunas de preguntas importantes que responderé aquí.

¿Te has preguntado porqué los sistemas de justicia de occidente no funcionan? ¿Te has preguntado porqué el crimen no se detiene, porqué los políticos corruptos continúan, porqué la violencia y el abuso prevalecen?

A menos que seas abogado, la palabra justicia no la usamos de manera cotidiana. La recordamos solo si algo no sale como queremos o cuando alguien nos agrede. Si somos víctimas de alguna situación difícil, entonces salimos a la calle y gritamos ¡justicia! ¡Queremos que los daños sean reparados y que el culpable sea destruido! Pero si te detienes a analizar esta conducta que todos tenemos, lo que pedimos con desesperación no es justicia, sino venganza.

En casi todos los países el orden se mantiene con un conjunto de normas a seguir y un complejo sistema de venganza, que se ejecuta para crear ejemplos de lo que pasa si la población no cumple con las normas.

Para el budismo, y más para el Zen, esto es muy grave. La venganza solo crea un gran sistema de sufrimiento para todos los seres vivos, en donde el odio se alimenta con cada venganza y el resentimiento crece sin control. Las poblaciones se comportan y se controlan por miedo a la venganza del gobierno, pero no por un interés genuino de compasión y empatía para todos.

Para el Buda la verdadera justicia viene cuando una población trabaja de la mano con el gobernante; y se crean condiciones de equidad, felicidad y seguridad no solo para humanos, sino para todos los seres vivos que también forman parte de una nación. Si un pueblo sigue el Buddhadharma y vive por los Preceptos, la paz y la ecuanimidad florecerán sin fin. La venganza no puede ser jamás parte de las bases de ninguna sociedad.

Pero Chocobuda… ¡eso nunca se va a lograr! Mi gobierno es el más corrupto de los corruptos / el crimen de mi zona es el peor del mundo / nos están matando / la violencia-corrupción jamás había estado así / inserte cualquier otra queja o dolor social aquí.

Sí, es completamente posible. Lo hemos logrado en otros tiempos y en otras naciones. Es cuestión de comenzar.

Shakyamuni dejó amplias enseñanzas para que todos estemos libres de sufrimiento, pero también dejó instrucciones precisas para que los gobernantes se condujeran con ética y para el beneficio de todos los seres. En el Cakkavatti Sutta, el Buda nos dice:

¿Cuál es el deber de un noble emperador? Apegarse al Dharma para honrarlo, reverenciarlo y resguardarlo. Se debe vivir por el Dharma para proteger la casa, las tropas, a los nobles, a los vasallos, a los monjes, a los dueños de propiedades, a los ciudadanos de la ciudad y el campo, a los ascetas, a los religiosos, a las bestias y a las aves. No dejes que ningún crimen prevalezca en tu reino y da tierra a quienes la necesiten.

En el Budismo Zen sabemos y vivimos por lo anterior. Entendemos que el Dharma es la mejor manera de vivir en justicia como la marcó el Buda; pero además entendemos que la moderación, disciplina y auto-regulación son esenciales para la salud de cualquier sociedad progrese. ¿Cómo llegar a transformar la sociedad y los sistemas de justicia?  Como adultos debemos estudiar y practicar el Buddhadharma. Y al mismo tiempo hay que enseñar a los más jóvenes que la Gratitud, Compasión y Generosidad son absolutamente necesarios para la vida.

Con todo esto dicho, nuestra compañera del Grupo Zen Ryokan pregunta:

¿Cómo distingues cuando una experiencia es real o injusta? Todas las situaciones de la vida son reales porque están sucediendo. Pero es injusta cuando alguien guiado por los Tres Venenos, crea dukkha. El punto fino es que el practicante de Zen debe estar alerta a los pensamientos para no emitir juicio alguno y no dejar que los sentimientos lo controlen. Si nos mantenemos ecuánimes ante la adversidad y el abuso, será más fácil llegar a resoluciones pacíficas.

¿Cómo la despojas de percepción? Zazen 🙂

¿Cuando uno se pregunta porqué a forma de reclamo, es drama? Buscar respuestas a preguntas de la vida es parte de nuestra naturaleza humana. Podemos buscar una razón para entender y hacer que los sucesos no se repitan. Pero todo ello se convierte en drama cuando dejamos que la mente agregue historias.

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