Como ya es tradición en Chocobuda, hoy comparto la Meditación de Día de Muertos. Es la versión 2023, corregida y con algunos nuevos comentarios. Espero te sea útil.
Para los mexicanos, el día de muertos es muy especial porque nos une con los ancestros y retomamos, aunque sea por un día, nuestras raíces prehispánicas.
La muerte es un tema que muchos optamos por ignorar. Tratamos de esconderla, de no ver y de ni siquiera imaginar cómo sería la vida cuando un ser amado muera. Nos aterra pensar en nuestra propia muerte y con toda arrogancia ignoramos que todo en la vida es impermanente. Hacer una meditación de día de muertos es muy útil.
Esto es sembrar la semilla del sufrimiento porque cuando nos enfrentamos a Catrina frente a frente, carecemos de los elementos para entender y para dejar ir. En cambio, nos clavamos flechas envenenadas en el corazón. Una tras otra tras otra; y no soltamos la memoria, los recuerdos y hasta disfrutamos mantener las heridas abiertas.
No es que debamos huir del dolor y tampoco se trata de olvidar a las personas que se fueron. También, no importa cuánto nos preparemos, la muerte siempre duele.
Lo que hace la diferencia es saber que somos nosotros los que podemos dejar ir los sentimientos que nos ahogan, para poder liberarnos.
A los seres amados que se van hay que recordarlos con gratitud, con respeto y sonrisas; para luego seguir la vida con el conocimiento de que su legado vive en nosotros.
No soy nadie para decir si existe algo después de la muerte. La verdad es que no lo sé.
Lo que sí puedo decir es que llevar en la espalda el peso del dolor de la muerte de alguien, es un cáncer que va devorando nuestra energía vital y la sonrisa. He conocido a personas que viven en pena y que no vuelven a ser felices por llevar el luto y la culpa clavados en el corazón.
Si hay una lección importante que nos enseña el budismo, es la impermanencia.
No importa cuánto nos esforcemos, cuánto dinero invirtamos y cuánto nos resistamos, la realidad es que todo muere.
Cuando comprendemos esto, la vida y la salud se convierten en el tesoro más grande. Nos da amplitud para saborear el momento actual, cada segundo que pasamos en este plano existencial.
México es un país con infinitas tradiciones y costumbres, pero si hay algo que nos da identidad nacional y que todos los mexicanos celebramos, es el Día de Muertos (2 de noviembre).
Esta fiesta se observa desde tiempos precolombinos y nos dice mucho del respeto (y miedo) que sentimos por la muerte. Por muchas ciudades y pueblos mexicanos se pueden ver altares con flores y comida, dulces, tequila e imágenes de la misma muerte; nuestra compañera inseparable.
La muerte es parte de la vida. Una no existe sin la otra y el final de octubre y principio de noviembre, es la época en la que el velo entre la vida y la muerte se vuelve delgado y los ecos de los que ya se fueron regresan. Y en la mayoría de los casos su partida sigue doliendo porque simplemente nos negamos a dejar ir la memoria y el cariño.
Es una gran pena que estas culturas occidentales no nos enseñen que todo en la vida es impermanente, que todos vamos a morir. Si tan sólo lográramos entender esto, el proceso de muerte y despedida sería mucho más tranquilo de lo que es ahora.
Y es aún más doloroso ver cómo hay personas que jamás pueden salir adelante de la pérdida de un ser amado.
Viaje eterno
rocío al alba
reencuentro
Así que dejo este pequeño ejercicio de meditación de día de muertos para sanar las heridas, dejar ir el pasado y seguir adelante.
Meditación de Día de Muertos
Preparativos
Lee varias veces la meditación para que no interrumpas tu sesión, o que sea lo menos posible.
Escoge un tiempo del día en el que nadie te moleste y puedas estar en silencio.
1 vela pequeña.
Tu incienso favorito.
Meditación
Estira todo tu cuerpo.
Siéntate en una silla cómoda, con la espalda recta sin recargarla en el respaldo. Si puedes sentarte en el suelo en flor de loto o seiza, adelante.
Enciende la vela y apaga las luces.
Cierra tus ojos y respira profundamente, varias veces. Trata de tranquilizar y relajar todo tu cuerpo. No avances al siguiente paso hasta que todos tus músculos estén relajados.
Regresa tu respiración a ritmo normal.
Piensa en la persona que se fue y que extrañas mucho.
Recuerda todos los buenos momentos, el aprendizaje, las risas y las lágrimas. Quédate en ese momento favorito, donde más disfrutaste su compañía. No hay prisa.
Esa persona te mira a los ojos por un largo momento.
Con una voz tranquila y en calma te dice: «Muchas gracias por recordarme, eso me hace muy feliz. Tuve una vida llena de aprendizaje. Ahora estoy bien. No tengo hambre, frío ni calor. Por favor mira la llama de esta vela. Es brillante y genera un calor muy agradable. Va a brillar por un largo rato y luego se apagará. Esta fue mi vida. Así es la vida.»
Abre tus ojos y mira la vela.
Di en voz alta. «Muchas gracias por tocar mi vida, aprendí mucho de ti. Es hora de que descanses y que los dos seamos libres para seguir adelante. Adiós. Adiós. Adiós.»
Quédate en silencio observando la vela. Mira cómo se consume. Esa es nuestra vida. Esa es la naturaleza de las cosas. Todo se acaba, pero todo brilla y nos deja su calor.
Esta meditación la aprendí hace muchos años y es una experiencia muy poderosa. Si la sigues al pie de la letra y la repites varias veces durante esta temporada de muertos, te ayudará mucho a dejar ir.
El objetivo primordial es que entiendas que todo termina y que entre más te aferres al recuerdo de alguien que murió, nunca cerrarás el ciclo y te causarás mucho daño. No serás libre para moverte a nuevas experiencias en tu vida.
Suelta a esas personas que se fueron. Es tiempo para que tú escribas tu propia historia. Hoy es el tiempo en que debes hacer brillar tu propia luz y dar calor a los que te rodean.
Este año dedico mis esfuerzos y esta meditación a todos los seres vivos que están sufriendo por enfermedad y enfrentando la muerte. Que la Luz Dorada de Todo Lo Que Es nos una en compasión y ayuda mutua.
Como saben, la generosidad es un pilar fundamental en nuestra práctica, y quiero compartir con ustedes una oportunidad maravillosa para ser generosos y acumular méritos en el camino del Dharma.
Esta comunidad y todos nuestros esfuerzos por transmitir las enseñanzas del Buda son posibles por su compasión. En otros tiempos la sangha colaboraba para reparar el techo y piso del templo. Ahora se traduce en pago de servicios de hospedaje, conexiones y licencias de software. Al final, el templo es donde todos coincidimos para practicar juntos.
Si está en sus posibilidades, es momento de hacer sus aportaciones del mes.
De antemano les agradezco por su cariño y compromiso.
Los humanos somos bestias maravillosas, pero nuestra mente distraída es el origen de muchos tipos de sufrimiento. Decidimos ignorar las cosas que debemos atender, para mejor mirar cosas que nos hacen sentir mejor de forma inmediata.
Existe una conversación incómoda que se ha abierto camino en nuestras vidas: la crisis ecológica y el cambio climático es un asunto de gravedad histórica que supera en importancia incluso a las guerras actuales. Preferimos mirar las noticias de los conflictos armados, pero ignoramos lo que realmente necesita acción directa de cada uno de nosotros.
Aunque el planeta pasa por cambios naturales, no podemos negar que es nuestra responsabilidad el estado actual de la ecología. Cada día que pasa, nos acercamos al punto de no retorno, donde el daño infligido al medio ambiente será irreversible. Aunque somos conscientes de nuestra responsabilidad en esta crisis, a menudo nos sentimos paralizados, incapaces de detenernos en nuestro camino de destrucción. Esta contradicción entre el conocimiento y la acción nos lleva a experimentar una eco-ansiedad creciente, una preocupación profunda y una sensación abrumadora de culpabilidad que se suma al estrés cotidiano.
Sin embargo, existe una solución que no solo alivia la ansiedad ecológica, sino que también contribuye a la causa más grande: el hábito del minimalismo. Este estilo de vida consciente y de atención plena, en su núcleo, implica reducir el exceso y centrarse en lo esencial. A medida que lo practicamos, no solo simplificamos nuestras vidas, sino que también minimizamos nuestro impacto en el planeta.
Ecoansiedad y responsabilidad
¿Alguna vez has visto un camión en la calle que suelta humo como si fuera chimenea industrial? ¿Cómo te sientes cuando ves a alguien tirando basura en la calle? ¿Y qué tal cuando ves un río lleno de botellas y espuma industrial? ¿Cómo te sientes con las noticias sobre el cambio climático? ¿Puedes recordar los pensamientos y emociones que llegan a ti? Ira, indignación y frustración son solo algunos de ellos.
Sé que otra característica humana es el cinismo. Sabemos nuestra responsabilidad sobre las cosas, la cubrimos con bromas o chistes, pero no podemos parar con lo que causamos daño. Peor aún, este cinismo nos lleva a ignorar los problemas que causamos. Aunque parece algo inocente o gracioso, la verdad es que todos vivimos un mal moderno.
La ecoansiedad se manifiesta de diversas formas: insomnio, preocupación constante, sensación de impotencia, frustración, miedo o incluso una sensación de duelo por la pérdida de la belleza del mundo natural. Esta ansiedad, contradictoriamente, nos vuelve aún más violentos y fácilmente explotamos en peleas con los demás.
Reconocer y entender la eco-ansiedad es el primer paso hacia un cambio efectivo. A menudo, este estrés es el resultado de una profunda comprensión de nuestra responsabilidad en la degradación del medio ambiente.
Minimalismo: empezando por el interior
El minimalismo no es solo un cambio en la forma en que vivimos nuestras vidas; también implica un cambio en nuestra mentalidad y una reevaluación de nuestros valores. Comienza con la introspección y cuestionamiento de cómo vivimos y cómo consumimos. Cuando damos nuestros primeros pasos en el minimalismo, tomamos conciencia de la saturación que ha invadido nuestras vidas, tanto en términos financieros como mentales.
Reducción de residuos y de consumos innecesarios
Uno de los pilares del minimalismo es reducir consumos innecesarios. A medida que nos enfrentamos a nuestra eco-ansiedad, comenzamos a cuestionar las compras impulsivas, los productos desechables y el exceso de posesiones y experiencias. Este proceso nos lleva a reducir la cantidad de recursos que consumimos y a reducir nuestra huella ecológica. Obviamente, la reducción de residuos se hace real y tangible.
Esta es justo la clave: disminuir nuestro impacto ambiental de forma pensada, informada y consciente. Esta es la importancia de ser minimalistas para detener el daño al planeta.
El minimalismo para salvar al planeta
Como ya vimos en el post anterior, el minimalismo rescata tus fianzas personales, pero también es lo mejor que podemos hacer por el medio ambiente. La eco-ansiedad se reduce o desaparece por completo porque tomamos acciones concretas. Aquí comparto una pequeña lista de beneficios que se viven en el lado minimalista de la vida.
Consumo consciente: El minimalismo nos anima a ser conscientes de nuestras compras y decisiones de consumo. Claro que seguimos comprando cosas, pero lo hacemos de manera informada y optamos por mejores versiones de las cosas. Cuando nos volvemos más selectivos y conscientes de lo que compramos, reducimos la demanda de productos y la explotación de recursos naturales.
Vida sostenible: Adoptar un estilo de vida minimalista significa lograr reducir el desperdicio y vivir de una manera más sostenible. Esto incluye reducir el consumo de plásticos, usar recursos con más eficiencia y disminuir la producción de residuos.
Menos consumo de energía: Al poseer y comprar menos, disminuimos la cantidad de energía necesaria para la producción y el transporte de bienes. Esto reduce nuestra huella de carbono y el impacto ambiental.
Menos contaminación: El minimalismo nos motiva a liberarnos del exceso de posesiones y a consumir de manera más responsable. Esto reduce la contaminación del aire, el agua y el suelo relacionada con la producción y el desecho de bienes.
Educación y conciencia: Al practicar el minimalismo, también nos educamos y aumentamos nuestra conciencia sobre los problemas ecológicos. Esta conciencia puede llevar a la acción y la defensa de prácticas más sostenibles en nuestra sociedad.
La creatividad humana y la eco-conciencia
La creatividad humana es maravillosa, pero con frecuencia es usada de formas estúpidas. Por ejemplo, hemos creado métodos para evitar la resaca, cuando lo único que necesitamos es no emborracharnos.
En lugar de inventar soluciones tecnológicas para limpiar el daño que hemos causado, ¿no sería más efectivo dejar de contaminar y enfocar nuestros esfuerzos en educarnos para consumir menos? La creatividad humana puede encontrar vías alternativas para abordar la crisis ecológica sin recurrir a soluciones tecnológicas que a menudo son costosas y temporales.
El minimalismo como hábito de autocontrol
El minimalismo, en su esencia, es un hábito de atención plena y autocontrol. Con nuestra práctica de meditación, abrimos la mente a un mundo más grande. Nos permite ser agradecidos y estar en paz con lo que somos y tenemos. Así es como podemos lograr erradicar los excesos y abusos que cometemos en busca de una satisfacción instantánea. Esto, a su vez, nos lleva a reducir la cantidad de recursos que consumimos.
Conclusión
La eco-ansiedad es una respuesta comprensible a la magnitud de la crisis ecológica, pero no debemos permitir que nos paralice. El minimalismo ofrece una forma efectiva de abordar esta ansiedad mientras actuamos para proteger el planeta. Al simplificar nuestras vidas y reducir nuestro impacto ambiental, no solo mejoramos nuestra salud mental, sino que también contribuimos a la preservación del mundo natural para las generaciones futuras. A través del minimalismo, podemos cambiar la forma en que vivimos y reducir el daño que hemos infligido a la Tierra.
Este domingo, en Zazenkai, exploraremos un tema un poco difícil de entender para occidente: la vacuidad. Seguiremos estudiando juntos el Sutra de la Luz Dorada, joya de las escrituras del Mahayana. Nos enfocaremos en el capítuo 5.
La vacuidad en el budismo es un concepto crucial que se refiere a la naturaleza intrínsecamente vacía de todas las cosas. En lugar de ser un vacío en el sentido común, es la ausencia de una existencia independiente y fija. Comprender la vacuidad en el budismo es esencial para despejar los velos de la ignorancia y experimentar la realidad tal como es.
Continuamos nuestro estudio de Ango y reflexionaremos el Sutra de la Luz Dorada.
No importa en qué punto de tu camino te encuentres, siempre hay algo nuevo que descubrir y comprender. Los espero este domingo para explorar juntos la profunda enseñanza de la vacuidad.
Como monjes budistas dependemos de la generosidad de nuestra comunidad para nuestro sustento. No tenemos salario y vivimos con sencillez, por lo que cada donación es muy apreciada.
Con tu ayuda, me es posible continuar difundiendo las enseñanzas del Buda y de los Patriarcas del Zen, y compartiendo su mensaje de compasión con el mundo.
Tu donación me ayudarás a seguir ofreciendo clases de Budismo Soto Zen, Zazen y otras actividades que benefician a la comunidad. ¡Gracias por tu amabilidad y generosidad!
Zazenkai significa Meditamos Juntos, y son las reuniones semanales de una sangha Soto Zen. En Grupo Zen Ryokan nos reunimos todos los domingos, para una pequeña ceremonia, practicar Zazen juntos y aprender Budismo Soto Zen.
Si estás fuera de Guadalajara, Jalisco, puedes participar con nosotros vía Zoom en vivo, o ver la transmisión grabada en YouTube.
Si estás en la ciudad, te esperamos en el Árbol del Yoga, siempre y cuando sigas al pie de la letra las medidas de prevención por la contingencia sanitaria. Detalles aquí.
El tema del día será: ¿Qué es vacuidad? Sutra de la Luz Dorada, capítulo 5.
Los espero:
Día: Domingo 29 de octubre de 2023.
Hora:
Ciudad de México / Guadalajara 10:00h
Caracas / La Paz 11:00h
Madrid 17:00h
Por respeto al Maestro y los asistentes, LLEGAR TEMPRANO. Comenzamos a la hora en punto y se cerrará la reunión de Zoom.
Durante esta época, se erigen coloridos altares adornados con fotografías y alimentos para recibir a los difuntos, quienes se cree regresan para cenar con nosotros. También compartimos el humor al regalarnos entre amigos calaveras de azúcar, chocolate o amaranto, con nombres jocosos.
El 2 de noviembre, en este Día de Muertos, los difuntos disfrutan de su banquete y hasta se unen a nuestra danza. Sin embargo, ¿por qué celebramos algo tan íntimamente relacionado con la muerte? La respuesta es que, como seres humanos, a menudo luchamos por aceptar la realidad de la impermanencia.
Desde la perspectiva del Budismo Soto Zen, esta festividad nos brinda una oportunidad única de reflexionar sobre la dualidad entre la vida y la muerte. La danza incesante de la Vida transformándose en Muerte y regresando se despliega ante nuestros ojos. Estos dos aspectos comparten el mismo espacio-tiempo, son inseparables. Observamos la luz del día que se desvanece y nuestro propio reflejo en el espejo que muestra el rastro de cabellos blancos.
El Día de Muertos, de hecho, se convierte en el Día de la Vida, una celebración de la impermanencia. Nos recuerda que todo cambia y está en constante movimiento. Cada instante es un recordatorio de la fugacidad de las cosas, y nos incluye en la lista de seres sometidos a la misma ley universal.
En esta festividad, también podemos vislumbrar la Totalidad del proceso de la vida. A veces es un camino con áreas verdes y pasturas perfectas, pero en otras ocasiones encontramos rocas y lava. Sin embargo, todas estas facetas son parte de nuestro viaje, sin importar cuánto nos resistamos a ellas.
Al igual que en Zazen, donde observamos la simultaneidad de todo lo que ocurre, el Día de Muertos nos brinda una comprensión profunda de que todo cambia y muere. Esto subraya la importancia de cada acción y sus consecuencias. Así, cada momento, sea largo o corto, nos exige estar presentes y atentos, siempre pensando en el beneficio de los demás.
El Día de Muertos y budismo nos recuerdan que somos la impermanencia misma, una mezcla de vida y muerte en perfecta sincronía. Y esto es una razón ideal para que juntos celebremos la maravillosa y compleja danza de la existencia.
¡Feliz Día de Muertos! ¡Feliz Día de la Impermanencia!
Si lo que escribo te es útil y te gusta, ¿por qué no invitarme un café? Gracias.
Sobre mi
¡Hola! Soy Kyonin, monje y maestro budista de la tradición Soto Zen. Formo parte de Grupo Zen Ryokan. Comparto la sabiduría eterna del Buda para ayudar a encontrar la paz interior y la liberación del sufrimiento. Juntos vamos en camino hacia la compasión.
En días de lluvia
la melancolía invade
al monje Ryokan
-Haiku de Ryokan Taigu Roshi