Uno de los símbolos budistas del Mahayana más enigmáticos para muchos de nosotros en occidente, es la Rueda de la Vida. Para el ojo no entrenado es como una pizza de imágenes “chinas” que no tienen sentido. Pero si nos detenemos a investigar un poco, encontraremos una herramienta espiritual invaluable.
La Rueda de la Vida o Bhavacakra, en sánscrito, es una representación simbólica del samsara, este ciclo de nacimiento, muerte y renacimiento en el que los seres sintientes estamos atrapados por la ignorancia, el deseo y el apego.
Esta imagen, común en los monasterios budistas de distintas tradiciones, no solo ilustra la condición de sufrimiento en la que vivimos, sino también las enseñanzas clave para liberarnos de ella. En el budismo zen, la Rueda de la Vida se entiende como un espejo de nuestra mente y nuestras acciones, guiándonos hacia la liberación a través de la práctica consciente.
En este post en 2 entregas, exploraremos qué es esta imagen y cómo nos puede ser útil.
El origen de la Rueda de la Vida en la enseñanza budista
La Rueda tiene su origen en las enseñanzas de Shakyamuni Buda. Se dice que él la encargó como una ilustración visual de la condición humana y el camino hacia la liberación.
Esta imagen representa los seis reinos de la existencia, que son distintos estados mentales y emocionales en los que podemos encontrarnos, desde los más infernales hasta los más celestiales. No se trata de infiernos o cielos que se ganen al morir, sino de estados creados como resultado de nuestras acciones.
En el centro de la Rueda de la Vida se encuentran tres animales que representan las tres causas principales del sufrimiento: el cerdo (ignorancia), el gallo (deseo) y la serpiente (aversión). Estos impulsos mantienen en movimiento el ciclo del samsara. Sin embargo, en cada uno de los reinos representados en la Rueda hay una manifestación de un Buda, que nos muestra la salida del sufrimiento y nos recuerda la posibilidad de despertar.
En algunas tradiciones budistas, como la japonesa, la Rueda de la Vida cambia al Buda por Jizo Bosatsu. Jizo es quien cuida y guía a los seres perdidos para que regresen a la Luz. ¿Has visto que en la entrada de los templos japoneses hay siempre seis estatuas de “buditas” con bufanda? Bueno, no son buditas. Son los Seis Jizos de los reinos de la Rueda de la Vida. Están en los templos para guiarnos hacia la iluminación.
Los seis reinos de la existencia y su significado en la práctica budista
La Rueda describe seis reinos en los que los seres pueden renacer, pero en el budismo zen se interpretan también como estados psicológicos que experimentamos en la vida diaria. Son el resultado directo de nuestras acciones o falta de conciencia. Comprender estos estados nos permite observar nuestra mente y encontrar la manera de transformar el sufrimiento.
1. El reino de los infiernos: El sufrimiento extremo
Este reino simboliza el dolor y la desesperación. En la vida cotidiana, se manifiesta en estados de ira, odio y tormento emocional. El Buda en este reino nos enseña la importancia de la compasión y la paciencia para transformar el sufrimiento en sabiduría.
2. El reino de los espíritus hambrientos: El deseo insaciable
En este reino, los seres están dominados por el apego y el deseo desmedido. En nuestra vida diaria, esto se traduce en la insatisfacción constante y la búsqueda de placeres efímeros. El Buda en este reino nos recuerda la importancia de la gratitud y el desapego.
3. El reino de los animales: La ignorancia
Representa la vida instintiva y el actuar sin reflexión. En la práctica budista, esto equivale a vivir de manera automática, sin cuestionar nuestros hábitos y patrones de pensamiento. La enseñanza aquí es cultivar la atención plena y la sabiduría para actuar con claridad.
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Continuaremos con los otros tres reinos en el post siguiente. Para saber más sobre la Rueda de la Vida, su significado y aplicaciones para mejorar tu vida, nuestro próximo curso es para ti. Clic aquí.
Sale la luna y mil montañas enmudecen, vuelve la primavera y diez mil árboles reverdecen. Si alguien pudiera comprender el verdadero significado de todo esto, sería mejor que recitar todo el Tripitaka (canon budista).
El tiempo no puede ser atado con una cuerda. Es difícil curar la enfermedad de la decadencia. Tengo, sin embargo, una receta verdadera: El Sutra del Corazón, recítalo y sosténlo con diligencia.
En el sufrimiento, en esencia, no hay sufrimiento, En la prisa, aún puede haber calma. ¿Quién sabe? En la casa en llamas, Todavía puede haber un lugar fresco y puro.
Gran Maestro Cheongheodang, Corea (1520–1604).
En el hemisferio norte la primavera comienza a asomarse. La ropa de invierno quiere regresar al armario porque ya está cansada de trabajar tanto. Es tiempo de observar cómo la vida comienza a florecer.
Y en mi corazón este poema del Gran Maestro Cheongheodang ha regresado.
Nos muestra la enseñanza del Zen a través de la naturaleza y la impermanencia. La luna y la primavera son el fluir del tiempo y la interconexión de todas las cosas. En lugar de aferrarnos a textos sagrados, el verdadero entendimiento surge de experimentar directamente la realidad. Hay que leer el Dharma, pero también hay que vivirlo.
Dogen Zenji nos enseña que las montañas y ríos son seres vivos con naturaleza búdica. Como tú y como yo. Expresan el Dharma constantemente?. Si observamos con atención, todo es una enseñanza viva.
Tenemos que esforzarnos para aceptar la impermanencia con sabiduría, encontrando refugio en la práctica cotidiana del Buddhadharma, como el Sutra del Corazón, que nos ayuda a soltar nuestras ideas preconcebidas y juicios.
Las últimas líneas son especiales para mi en estos momentos de mi vida. Nos hablan sobre una idea central del Zen: en medio del sufrimiento y el caos, es posible hallar paz.
La imagen de la «casa en llamas» es un llamado al Sutra del Loto, que nos recuerda que es posible despertar sin necesidad de escapar del mundo. El Soto Zen no busca eliminar el dolor, sino mostrarnos que, el sufrimiento no es absoluto. Aun en la prisa de la vida moderna, podemos encontrar calma.
Nuestra práctica no se trata de cambiar la realidad, sino de verla con claridad para no separarnos de ella.
Ha llegado el mes la primavera y con él nuevas oportunidades para la práctica.
Grupo Zen Ryokan no es solo un espacio en el mundo o en internet para practicar y aprender Zen. Es un fuego vivo, un refugio para quienes buscan algo más que las usuales formas de ver el mundo. Aquí practicamos Shikantaza, reímos, y aprendemos a desaprender. Siempre con base en las enseñanzas del Buda y las Maestras y Maestros del Zen. eso solo es posible gracias a ustedes.
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Continuamos nuestra serie sobre el Vimalakirti Sutra. Recomiendo mucho leer el capítulo 10 antes de llegar a Zazenkai.
Este capítulo comienza con el buen Shariputra, siempre brillante, diciendo algo como: «Sí, sí, el Dharma esto y aquello, pero lo que quiero saber es ¿qué vamos a comer?». Y quizá el alimento que obtiene no es lo que esperaba.
Como monjes budistas dependemos de la generosidad de nuestra comunidad para nuestro sustento. No tenemos salario y vivimos con sencillez, por lo que cada donación es muy apreciada.
Con tu ayuda, me es posible continuar difundiendo las enseñanzas del Buda y de los Patriarcas del Zen, y compartiendo su mensaje de compasión con el mundo.
Tu donación me ayudarás a seguir ofreciendo clases de Budismo Soto Zen, Zazen y otras actividades que benefician a la comunidad. ¡Gracias por tu amabilidad y generosidad!
Zazenkai significa Meditamos Juntos, y son las reuniones semanales de una sangha Soto Zen. En Grupo Zen Ryokan nos reunimos todos los domingos, para una pequeña ceremonia, practicar Zazen juntos y aprender Budismo Soto Zen.
Si estás fuera de Guadalajara, Jalisco, puedes participar con nosotros vía Zoom en vivo, o ver la transmisión grabada en YouTube.
Si estás en la ciudad, te esperamos en el Árbol del Yoga, siempre y cuando sigas al pie de la letra las medidas de prevención por la contingencia sanitaria. Detalles aquí.
El tema del día será: Vimalakirti Sutra 16. Bueno, ¿pero qué vamos a comer?
Los espero:
Día: Domingo 2 de marzo de 2025.
Hora: Ciudad de México / Guadalajara 10:00h Caracas / La Paz 12:00h Madrid 17:00h
Por respeto al Maestro y los asistentes, LLEGAR TEMPRANO. Comenzamos a la hora en punto y se cerrará la reunión de Zoom.
Duración: 90 minutos.
Lugar: Sala de Zoom. El enlace a la sala será publicado 15 minutos antes en el grupo de difusión en WhatsApp. Clic aquí.
Si no te puedes conectar a esa hora, puedes participar en la grabación que quedará en YouTube.
Indicaciones especiales para Zoom:
Descargar nuestro cuaderno de liturgia de https://1drv.ms/w/s!Akxki0vbnRKilJdQA9WC8DyqzTqBaA?e=swI1t4
Llevar ropa cómoda.
Preparar cojín, silla o zafu.
Tener agua disponible.
Elegir un lugar donde se pueda ver la pantalla con claridad y tener espacio para moverse y sentarse en un cojín o silla.
Seguir las instrucciones que daré en el video.
Un poco de incienso siempre es buena idea.
Espero verlos ahí. Cualquier duda o pregunta ya saben que siempre estoy disponible.
Hoy tendremos nuestra celebración de Nehan-e, la entrada del Buda al Parinirvana.
Esta es la festividad del Budismo Mahayana que celebra la muerte del Buda. También se le conoce como Día del Nirvana.
Shakyamuni Buda enseñó el Dharma por 40 años luego de haber alcanzado la Iluminación. Murió en estado de meditación a los 80 años. Se dice que la causa de su muerte fue disentería por haber comido carne en mal estado.
En la escuela Soto Zen es en la semana del 15 de febrero. En los altares se colocan imágenes del Buda recostado. En Grupo Zen Ryokan observaremos esta ceremonia el domingo 23 de febrero de 2025.
¿Cómo se celebra? Los budistas celebramos la muerte del Buda porque creemos que cuando llegó a la Iluminación se liberó de esta existencia física y del sufrimiento que la caracteriza. Al morir, dejó su cuerpo físico y alcanzó el verdadero nirvana.
Es una ocasión para recordarnos sobre la impermanencia y vacuidad de las cosas, nuestra propia mortalidad, la sabiduría del Buda y de todos nuestros ancestros. También es un día para festejar y honrar la vida-muerte de nuestros antepasados.
En la escuela Soto Zen celebramos Nehan-e con un servicio especial Zazenkai, recitando el verso Shariraimon (Homenaje a las Reliquias del Buda). También recitamos el Sutra del Corazón para ayudar a nuestros ancestros a llegar a donde tengan que llegar.
Es tradición compartir una comida y dar dana al templo o a nuestro maestro, que son parte de nuestro linaje budista.
Esta es la forma en la que recitamos el Shariraimon:
Dana
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Zazenkai significa Meditamos Juntos, y son las reuniones semanales de una sangha Soto Zen. En Grupo Zen Ryokan nos reunimos todos los domingos, para una pequeña ceremonia, practicar Zazen juntos y aprender Budismo Soto Zen.
Si estás fuera de Guadalajara, Jalisco, puedes participar con nosotros vía Zoom en vivo, o ver la transmisión grabada en YouTube.
Si estás en la ciudad, te esperamos en el Árbol del Yoga, siempre y cuando sigas al pie de la letra las medidas de prevención por la contingencia sanitaria. Detalles aquí.
El tema del día será: Celebrando la vida-muerte del Buda, Nehan-e.
Los espero:
Día: Domingo 23 de febrero de 2025.
Hora: Ciudad de México / Guadalajara 10:00h Caracas / La Paz 12:00h Madrid 17:00h
Por respeto al Maestro y los asistentes, LLEGAR TEMPRANO. Comenzamos a la hora en punto y se cerrará la reunión de Zoom.
Duración: 90 minutos.
Lugar: Sala de Zoom. El enlace a la sala será publicado 15 minutos antes en el grupo de difusión en WhatsApp. Clic aquí.
Si no te puedes conectar a esa hora, puedes participar en la grabación que quedará en YouTube.
Indicaciones especiales para Zoom:
Descargar nuestro cuaderno de liturgia de https://1drv.ms/w/s!Akxki0vbnRKilJdQA9WC8DyqzTqBaA?e=swI1t4
Llevar ropa cómoda.
Preparar cojín, silla o zafu.
Tener agua disponible.
Elegir un lugar donde se pueda ver la pantalla con claridad y tener espacio para moverse y sentarse en un cojín o silla.
Seguir las instrucciones que daré en el video.
Un poco de incienso siempre es buena idea.
Espero verlos ahí. Cualquier duda o pregunta ya saben que siempre estoy disponible.
Recibir los preceptos del bodhisattva en la ceremonia de Jukai es un momento significativo en la vida de un practicante budista. Nos enfrentamos a un compromiso profundo que primero nos congela porque parecer abrumador. La idea de mantener una conducta impecable bajo los lineamientos del Buda puede generar temor, pues parece que se nos exige perfección absoluta. Sin embargo, aceptar los preceptos también implica reconocer nuestra humanidad. Y esta humanidad requiere romper los preceptos budistas siempre que sea posible.
Sí, leíste bien. Así como necesitas del desamor para saber que te gusta el amor, es necesario romper los preceptos para entender la razón de su existencia.
Como ya me habrás escuchado decir, los preceptos no buscan la perfección absoluta, sino cultivar la atención plena y la responsabilidad en cada acción. Nos ayudan a desarrollar una conciencia profunda sobre nuestras palabras, pensamientos y acciones, permitiéndonos acercarnos a una vida de compasión y sabiduría.
Romper los preceptos budistas ¿es realmente un problema?
Muchas personas me han llegado a preguntar: ¿qué sucede al romper los preceptos budistas? ¿Significa que he fallado en mi camino espiritual? ¿Estoy decepcionando a mis maestros? ¿Soy un mal budista? La respuesta corta es que no pasa absolutamente nada. No hay un castigo divino ni una condena en los fuegos del infierno, sino una oportunidad de reflexión y aprendizaje.
Los preceptos nunca han sido reglas inflexibles impuestas para restringirnos, sino guías que nos ayudan a vivir con mayor atención y armonía. Cada vez que los rompemos, en lugar de castigarnos, hay que entenderlos como oportunidades para observarnos con honestidad y hacer ajustes en nuestra práctica.
Romper un precepto no debe generar culpa ni miedo, sino motivarnos a seguir avanzando en la Vía con mayor atención y compasión.
La humanidad dentro de la práctica budista
Uno de los errores comunes es pensar que los preceptos nos exigen una conducta inhumana, desprovista de emociones o errores. Pero en realidad, el Budismo Zen reconoce que cada persona es única y que nuestras personalidades no desaparecen al recibir los preceptos. Seguimos siendo humanos, con nuestras fortalezas y debilidades, y es natural que en ocasiones tomemos decisiones que pueden no estar alineadas con la vía del Buda.
En la vida cotidiana, nos enfrentamos a dilemas donde no siempre hay una respuesta clara. A veces, es necesario tomar decisiones difíciles, incluso dolorosas, que podrían impactar a otros de maneras imprevistas. Otras veces, causamos daño sin quererlo, simplemente porque somos humanos y la vida es compleja.
Lo que creo que es importante, es que tengamos la disposición para desarrollar la capacidad de reflexionar sobre nuestras acciones y aprender de cada situación. En lugar de juzgarnos con dureza, podemos practicar compasión hacia nosotros mismos y continuar mejorando.
La intención es el verdadero centro de la práctica
Si bien romper los preceptos budistas no conlleva una penalización automática, la intención detrás de nuestros actos es vital. ¿Actuamos por ego, vanidad o para nuestro beneficio exclusivo? Si nuestras acciones surgen de estas motivaciones, pueden generar consecuencias negativas tanto para nosotros como para los demás. Es lo que la gente llama “mal karma”.
Por otro lado, si rompemos un precepto por circunstancias inevitables, pero con una intención compasiva y consciente, la situación es diferente. La vía del Buda nos enseña a actuar con el corazón abierto, priorizando el beneficio de los demás y aprendiendo de nuestros errores en lugar de castigarnos por ellos.
La intención es lo que da dirección a nuestra práctica. Cada acción que realizamos debe ser examinada bajo la luz de nuestra motivación y el impacto que genera en los demás.
Yo sé que a veces esto no queda claro en la praxis, pero poco a poco vamos creando la sabiduría necesaria.
Cómo vivir los preceptos en la vida diaria
A todos nos causa ansiedad la idea de romper los preceptos, pero en realidad, su propósito no es crear miedo ni culpa, sino ayudar a que pongamos atención a los detalles de nuestra vida cotidiana. Vivir en armonía con los preceptos no significa ser perfectos, sino estar presentes en cada acción, observando cómo nuestras decisiones impactan el mundo a nuestro alrededor. Tampoco debe ser de manera obsesiva, pero sí debemos estar atentos en la medida de lo posible.
Un día a la vez, podemos esforzarnos por practicar la compasión, aprendiendo de cada error y tomando decisiones más alineadas con la sabiduría del Buda. El camino del bodhisattva no se trata de alcanzar un ideal inalcanzable, sino de vivir con intención, con la mirada puesta en aliviar el sufrimiento de los demás.
Cada pequeño gesto cuenta: una palabra amable, sonreír, un acto de generosidad, el simple hecho de escuchar con atención. Así construimos una vida en armonía con los preceptos, transformando nuestra práctica en algo tangible y significativo.
Una práctica continua de compasión
No hay necesidad de preocuparse en exceso por romper los preceptos budistas. Solo hay que seguir la vida y siendo nosotros mismos. Lo importante es mantener una actitud de aprendizaje constante. Cada momento es una nueva oportunidad para alinearnos con el Dharma y actuar con más conciencia.
Así que respira, observa la situación y, con cada acción, esfuérzate por hacer las cosas un poquito mejor cada vez. La práctica del bodhisattva se construye un día a la vez, con compasión que nace del ser y se expande hacia los demás.
No te juzgues, simplemente observa y aprende. Mañana es otra oportunidad para seguir creciendo en el camino del bodhisattva.
Este poema de un monje japonés anónimo me ha dado dirección en muchas ocasiones en mi vida. Lo comparto de nuevo porque creo que puede ser útil.
Soy monje. Uso mi atuendo, mi mala en la mano izquierda, monto mi bicicleta. Voy de mi casa a la casa de mi feligrés para entonar un sutra. Soy monje. Estoy casado y tengo un hijo. Bebo sake, como carne. Como pescado, miento. Pero sigo siendo monje. Un monje sucio, muy sucio. Cuando llamo a un feligrés y acepto su caridad, ¿es eso robar? Ah, ¿y los Cinco Preceptos que dejó Shakyamuni? Los he roto todos. Pero sigo siendo bodhisattva. Camino la Senda del Bodhisattva. Deposito mi confianza en el Dharma y me siento en flor de loto. Vivo en el Dharma, vivo entre la gente. Dentro de la vida sin fin practico El Camino. De la mano de otros practicantes, ando por esta pacífica senda que no tiene igual. Es el Camino de la Verdad, el Camino del Bodhisattva. Soy inmundo y he roto todos y cada uno de los Cinco Preceptos, pero… pero gracias al Dharma, me fundiré con los Budas. Ese Camino. Ese Camino del Bodhisattva. Estoy parado en ese Camino.
Si lo que escribo te es útil y te gusta, ¿por qué no invitarme un café? Gracias.
Sobre mi
¡Hola! Soy Kyonin, monje y maestro budista de la tradición Soto Zen. Formo parte de Grupo Zen Ryokan. Comparto la sabiduría eterna del Buda para ayudar a encontrar la paz interior y la liberación del sufrimiento. Juntos vamos en camino hacia la compasión.
En días de lluvia
la melancolía invade
al monje Ryokan
-Haiku de Ryokan Taigu Roshi