La vida cotidiana en tiempos de pandemia es extraña, por decirlo de forma amable. A parte del miedo, caos y angustia, nos hemos visto obligados a crear nuevos hábitos personales y de manada. Los cambios han sido tan rápidos a nivel global, que aún no terminamos de aprender cuando llega el siguiente. Y el siguiente.
Estos hábitos abarcan desde cómo lavarse las manos, cómo comportarse en público, cómo comer fuera; hasta la manera en la que nos queremos.
Todos estos cambios generan sufrimiento porque pocas veces nos detenemos a pensar cómo funcionan los hábitos y lo importantes que son para nuestra vida. Y ahí está justo el punto fino. La disciplina y un método para crearlos o dejarlos es más necesaria que nunca.
Llevar una vida con disciplina y hábitos bien establecidos, resulta en una existencia mucho más enfocada y con flexibilidad, abierta al cambio. También perder el miedo a experimentar es importante, porque una limitante grave a los hábitos nuevos, es la comodidad que adoramos.
Pasamos los días haciendo las cosas como lo aprendimos de nuestros padres; y jamás nos detenemos a pensar si existe una forma más eficiente de obtener los resultados. Tampoco nos aventuramos a nuevas formas de aprender.
Vamos por la vida resolviendo problemas de la misma forma. Nos sentamos en un muy cómodo cojín, el cual nos absorbe y nos entumece el sentido crítico.
Es cierto que para los budistas es natural aceptar las cosas como son, pero eso no significa que no estemos en la búsqueda de formas óptimas que nos den más tiempo y tranquilidad.
Forjar nuevos hábitos es una cadena de acciones que mejoran la vida y calman la mente porque llegamos a un punto en el que sabemos que estamos tomando el control sobre lo conocido. Asimismo, desarrollamos una muy buena capacidad de adaptación a la Impermanencia de las Cosas. Nos atrevemos a empujar los límites sólo un poco más, hasta que la nueva actividad se convierte en estándar y seguimos adelante con el aprendizaje.
En lo personal puedo decir que crear nuevos hábitos retando el conocimiento convencional, ha mejorado mi tonta existencia. Me curé el insomnio, adquirí orden en el trabajo, adopté la meditación como parte de mi vida, aprendí lo básico de un par de idiomas de mi interés, mejoré mi alimentación, me volví corredor… y la lista puede seguir.
Por supuesto no puedo decir que mi vida es perfecta y mucho menos puedo decir que soy un ejemplo. Todo lo contrario. Soy bastante bestia y justo porque mi vida es caos y golpes contra la pared, es la razón que busqué la tranquilidad por medio de los nuevos hábitos.
¿Cómo comenzar un nuevo hábito?
Perdiendo el miedo a experimentar y reconociendo la necesidad primigenia que nos mueve hacia la búsqueda. Y de ahí en adelante comenzamos a actuar hacia lo que queremos lograr.
No es lo mismo querer bajar de peso por vanidad, que hacerlo por una preocupación clara por nuestra salud.
Es un tema largo, pero conforme pasen los días, escribiré más al respecto.
¿Tienes algún secreto para comenzar a desarrollar nuevos hábitos? ¡Comparte en los comentarios!
Estos tiempos de epidemia son todo un reto. Sin importar el lugar en el mundo en el que estemos, nos hemos visto en la necesidad de modificar todos nuestros hábitos y estilo de vida para poder navegar la impermanencia. Hemos dejado de lado conductas antiguas y hemos creado hábitos, pero muchos lo hacemos sin saber en realidad cómo. Esto crea angustia y confusión en la vida cotidiana. ¿No sería mejor tener un método para que estos cambios sean lo menos difíciles posible?
Una de las acciones más nobles que podemos tomar es la creación de un hábito nuevo. Es el resultado de la irreverencia máxima, de querer tomar el control de nuestra vida, de retar el conocimiento convencional y a nuestros propios demonios.
¿Cuántas veces lo has intentado y fallado? Forjar un nuevo hábito es emocionante, pero sin una guía o inspiración, estamos condenados a repetir los errores.
Existen muchos métodos y enseñanzas para alcanzar este fin, pero casi todos se enfocan en el hábito mismo. No exploran la raíz ni lo que produce el impulso del cambio.
Shojiki 3.0 es un taller 100% online diseñado para cultivar un hábito que transforme tu vida, contrarrestando la locura y la prisa de la vida cotidiana.
Sí, leíste bien. Un sólo hábito.
El próximo 18 de enero de 2021 comenzamos un nuevo grupo para explorar nuestro potencial. Perfecto para comenzar un nuevo año.
ATENCIÓN: REGRESAMOS AL ÁRBOL DEL YOGA, EN GUADALAJARA.
El fin de un año siempre es la mejor ocasión para cerrar ciclos; o eso es lo que pensamos. En esta charla comenzaremos a cerrar la temporada de Ango, pero ¿en realidad se cierra?
Zazenkai significa Meditamos Juntos, y son las reuniones semanales de una sangha Soto Zen. En Grupo Zen Ryokan nos reunimos todos los domingos, para una pequeña ceremonia, practicar Zazen juntos y aprender Budismo Soto Zen.
Si estás fuera de Guadalajara, Jalisco, puedes participar con nosotros vía Zoom en vivo, o ver la transmisión grabada en YouTube.
Si estás en la ciudad, te esperamos en el Árbol del Yoga, siempre y cuando sigas al pie de la letra las medidas de prevención por la contingencia sanitaria. Detalles aquí.
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¡Amituofo!
Esta es la invitación para Zazenkai semanal.
El tema del día será: Cerrando ciclos y Ango.
Los espero:
Día: Domingo 29 de noviembre de 2020
Hora:
Ciudad de México / Guadalajara / Bogotá 10:00h
Caracas / La Paz 11:00h
Madrid 17:00h
Por respeto al Maestro y los asistentes, LLEGAR TEMPRANO. Comenzamos a la hora en punto y se cerrará la reunión de Zoom.
Si no te puedes conectar a esa hora, puedes participar en la grabación que quedará en YouTube.
En Guadalajara, te esperamos en el Árbol del Yoga solo si aceptas seguir las medidas de salud. Detalles aquí.
Árbol del Yoga está en Lope de Vega 121. Facebook.
Indicaciones especiales para Zoom:
Descargar nuestro cuaderno de liturgia de https://1drv.ms/w/s!Akxki0vbnRKikoQqmBbbRns26MUJzQ?e=5Armqd
Llevar ropa cómoda.
Preparar cojín, silla o zafu.
Tener agua disponible.
Elegir un lugar donde se pueda ver la pantalla con claridad y tener espacio para moverse y sentarse en un cojín o silla.
Seguir las instrucciones que daré en el video.
Un poco de incienso siempre es buena idea.
Espero verlos ahí. Cualquier duda o pregunta, ya saben que siempre estoy disponible.
Dana: Recuerda que los monjes budistas no tenemos sueldo. Mantenemos todas las actividades de la sangha gracias a tus donaciones. Al estar trabajando desde casa, ya no tengo dónde recibir aportaciones directas. Sigo necesitando de tu ayuda. Si está en tus posibilidades, dona lo que te sea cómodo. Escríbeme en privado para decirte cómo. Gracias, gracias.
Muchas vías espirituales en dan importancia al perdón y es parte fundamental de su filosofía. Nos llevan a pensar que perdonar es un acto maravilloso con el que el universo que nos rodea se puede arreglar y que la vida se pondrá linda una vez que nos perdonamos.
Perdonar o pedir perdón es una barrera enorme y que pocos están dispuestos a saltar. Para muchos es preferible quedarse así como están, por más dolor que haya, a aceptar que se han equivocado.
Pedir perdón nos cuesta trabajo porque es una forma de aceptar públicamente lo poco aptos que somos, lo tontos que hemos sido o nuestra debilidad real.
Perdonar es un festín de ego donde alguien es tan magnánimo que puede disculpar los actos de alguien más, aunque que sea algo lunático como algún hecho que sucedió hace decenas o cientos de años.
Y es ahí donde el budismo encuentra problemas con el concepto más esencial del perdón.
En el budismo tradicional, y aún más en el Zen, el perdón no existe. De hecho, no hay registro de ninguna enseñanza del Buda en la que él hable de perdonar. Cero. De igual manera, en los textos clásicos del Soto Zen japonés, tampoco hay referencia al perdón como lo conocemos en las culturas occidentales.
El perdón no es “algo” para el budismo por razones poderosas.
No hay tal cosa como un yo o ego (Anatta). Es solo una ilusión a la que nos aferramos. Si no hay Yo, entonces no hay nadie que pida perdón y no hay perdón que otorgar. Es decir, nunca hay ofensa alguna, por más ruda que sea la situación.
Debido a la Ilusión de Continuidad, asumimos que somos el mismo ser de hace 10 años o hace 10 minutos. Esto es completamente falso porque la persona que eras hace unos segundos, ya no es más. Ha muerto. Entonces tu Yo del pasado, el que fue ofendido o el que ofendió, ya no existe más.
Alguien ofendido es una persona que vive en la ingratitud y no encuentra la salida de ese mundo donde las sombras siempre acechan. No entiende la Ley de Causa y Efecto que rige el cosmos; todo lo que sucede tiene una razón y es el resultado de millones de conexiones. Todo lo que nos pasa sirve, es una enseñanza y es la materia prima de lo que todos los seres estamos construidos en este momento.
Todas las lágrimas, todo el dolor, así como todo lo bueno del pasado; es lo que te ha traído a leer estas líneas. Y saber leer es un milagro de la vida porque implica que estás, que tienes, que importas.
Y no podemos dejar de lado la pobre comprensión que tenemos del tiempo. Cuando mides el tiempo en segundos, en meses y en años, el tiempo se convierte en una cadena que cada vez pesa más. Entender que el tiempo es tan solo otra ilusión, hace que soltemos su importancia y nos mudamos a vivir justo aquí y ahora, donde está el universo en su totalidad.
¿Alguien te ofendió ayer o hace 5 años? Eso ya pasó, ya no es más. Solo tienes este instante. No puedes seguir cargando esa piedra en la espalda.
En la práctica Zen aceptamos todo lo que hay, aún el dolor, el abuso y la ofensa. Es parte de la vida. Es lo que nos forma. Es lo que nos hace avanzar y ser creativos para crecer. Nadie en la historia humana ha florecido sin pasar antes un buen tiempo por el lodo. Claro que no es fácil. ¡Es un reto constante! Pero para eso nos entrenamos en la espiritualidad del Budismo Zen: para ver con claridad honesta, aceptar, arreglar lo que hemos hecho mal y soltar.
En la charla de este Zazenkai, hablamos un poco más al respecto.
ATENCIÓN: REGRESAMOS AL ÁRBOL DEL YOGA, EN GUADALAJARA.
Perdonar es uno de los conceptos más complejos de entender y poner en práctica. Pero desde el punto de vista del Soto Zen, el perdón adquiere una forma distinta y más profunda. En nuestra reunión semanal hablaremos un poco sobre perdonar.
Zazenkai significa Meditamos Juntos, y son las reuniones semanales de una sangha Soto Zen. En Grupo Zen Ryokan nos reunimos todos los domingos, para una pequeña ceremonia, practicar Zazen juntos y aprender Budismo Soto Zen.
Si estás fuera de Guadalajara, Jalisco, puedes participar con nosotros vía Zoom en vivo, o ver la transmisión grabada en YouTube.
Si estás en la ciudad, te esperamos en el Árbol del Yoga, siempre y cuando sigas al pie de la letra las medidas de prevención por la contingencia sanitaria. Detalles aquí.
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¡Amituofo!
Esta es la invitación para Zazenkai semanal.
El tema del día será: El perdón.
Los espero:
Día: Domingo 22 de noviembre de 2020
Hora:
Ciudad de México / Guadalajara / Bogotá 10:00h
Caracas / La Paz 11:00h
Madrid 17:00h
Por respeto al Maestro y los asistentes, LLEGAR TEMPRANO. Comenzamos a la hora en punto y se cerrará la reunión de Zoom.
Si no te puedes conectar a esa hora, puedes participar en la grabación que quedará en YouTube.
En Guadalajara, te esperamos en el Árbol del Yoga solo si aceptas seguir las medidas de salud. Detalles aquí.
Árbol del Yoga está en Lope de Vega 121. Facebook.
Indicaciones especiales para Zoom:
Descargar nuestro cuaderno de liturgia de https://1drv.ms/w/s!Akxki0vbnRKikoQqmBbbRns26MUJzQ?e=5Armqd
Llevar ropa cómoda.
Preparar cojín, silla o zafu.
Tener agua disponible.
Elegir un lugar donde se pueda ver la pantalla con claridad y tener espacio para moverse y sentarse en un cojín o silla.
Seguir las instrucciones que daré en el video.
Un poco de incienso siempre es buena idea.
Espero verlos ahí. Cualquier duda o pregunta, ya saben que siempre estoy disponible.
Dana: Recuerda que los monjes budistas no tenemos sueldo. Mantenemos todas las actividades de la sangha gracias a tus donaciones. Al estar trabajando desde casa, ya no tengo dónde recibir aportaciones directas. Sigo necesitando de tu ayuda. Si está en tus posibilidades, dona lo que te sea cómodo. Escríbeme en privado para decirte cómo. Gracias, gracias.
El torrente de emociones con las que vivimos es difícil por naturaleza. Casi nunca estamos preparados para recibirlas, entenderlas y soltarlas. Todo lo contrario. Cuando las sentimos, usualmente caemos en dramas, excesos, obsesiones y una gran confusión que nos lleva a sufrir. Sí, aún las emociones “positivas” mal comprendidas, nos llevan a dukkha.
La mente intoxicada de ego y emociones casi siempre cae en ira, desesperación, resentimiento y miedo. Esto significa que se vuelve cerrada y obtusa, lo que evita ver todo el panorama completo. Es normal que alguien llore por una despedida mientras llena su panza con helado o chocolates, sin ver que tener comida disponible es un milagro de la vida.
El enojado insulta a los demás desde su auto. Es decir, no ve que tiene auto.
El indignado se queja por redes sociales, olvidando que cuenta con todo para poder quejarse: servicios, sabe leer, tiene cultura, ropa que protege su piel y miles de bendiciones.
Y es que cuando la ingratitud llena el corazón, la inteligencia y la compasión mueren.
Por eso es que en la práctica Zen, la Gratitud es parte importantísima de nuestra espiritualidad.
Agradecer todo lo que nos rodea, todo lo que tenemos, todos los privilegios; nos hace sentir conectados, humildes y amados por la vida.
Ser agradecidos nos ayuda a conectar con la vida misma y a comprender la Ley de Causa y Efecto; lo que hace que las emociones sean menos abrumadoras.
Primeros auxilios emocionales
Otra parte hermosa de la gratitud es que no solo se trata de la felicidad de un individuo. Es la conexión de la felicidad entre varios seres. Por eso cuando alguien experimentando dukkha me contacta, lo primero que hago es aplicar una bandita de Gratitud y le pido que mire todo lo que le rodea. Que agradezca lo primero que sus ojos encuentren.
Aún en los casos más extremos como enfermedad o dificultades socio económicas, la Gratitud crea una ola de benevolencia que ayuda a calmarnos y a conservar la paz. Esto no solo nos hace sentir bien, sino que nos da espacio para tomar mejores decisiones y simplemente navegar las aguas sin ahogarse.
En el Katannu Sutta, el Buda nos dice:
Ahora, ¿cuál es el nivel de una persona sin integridad? Una persona sin integridad es desagradecida e ingrata. Esta ingratitud, esta falta de gratitud, es típica de personas sin educación. Está totalmente en el nivel de las personas sin integridad. Una persona íntegra es agradecida y tiene gratitud. Esta gratitud, este agradecimiento, es típico de personas civilizadas. Está totalmente en el nivel de personas de integridad.
La práctica activa de la Gratitud nos vuelve seres más propensos a conservar la ecuanimidad y a que las emociones no nos controlen.
La Gratitud es elegancia, benevolencia y nos da integridad para navegar las aguas del Samsara.
Así que la próxima vez que el drama llegue a tu vida, una bandita de Gratitud podría ayudar a no pasarla tan mal.
Si lo que escribo te es útil y te gusta, ¿por qué no invitarme un café? Gracias.
Sobre mi
¡Hola! Soy Kyonin, monje y maestro budista de la tradición Soto Zen. Formo parte de Grupo Zen Ryokan. Comparto la sabiduría eterna del Buda para ayudar a encontrar la paz interior y la liberación del sufrimiento. Juntos vamos en camino hacia la compasión.
En días de lluvia
la melancolía invade
al monje Ryokan
-Haiku de Ryokan Taigu Roshi