Mini guía para dejar ir el pasado

Mini guía para dejar ir el pasado


«Deja que los muertos descansen y que el pasado quede en el pasado.»
Capitán Jean-Luc Picard, USS Enterprise NCC-1701-D

Esta es una máxima en mi vida: aferrarte al pasado es como abrazar a un perro rabioso. En cualquier momento te va a morder el trasero. 


Pero, por desgracia, decir «no te aferres» o «deja ir el pasado» es mucho más fácil de decir que de lograr. Y es que en esta sociedad con fuertes cimientos católicos, el dejar ir las cosas es lo que nunca se nos enseña. Desde niños se nos instruye a luchar por y a agarrarte a las cosas que te hacen feliz. De igual forma nos urgen a nunca olvidar a los muertos, a tener rencor y a tomar venganza por cosas que no tienen importancia.

Aun así, con todo ese cúmulo de ladrillos emocionales en nuestra espalda, llega el momento en el que tenemos que decir adiós a las cosas, personas o situaciones. 

Y aquí es donde el Budismo brilla porque buena parte del dharma (enseñanza) se basa en la comprensión de la impermanencia de las cosas. En español: nada es para siempre.

No importa qué tan bien te la estés pasando ese fin de semana en la playa, al final llegará el lunes y tendrás que dejar todo atrás.

Quizá amas con todo tu ser a tu pareja y duren muchos años, pero al final uno de los dos morirá.

Si estás en el mejor empleo del mundo y está cambiando tu vida, en algún momento las cosas cambiarán y te verás sin él.

El nuevo celular que compraste tiene todo lo que deseas. Qué bueno y disfrútalo porque la próxima semana saldrá el nuevo modelo y hará polvo a todos los demás.

En este momento todo está perfecto en tu vida. Estás sano, con buen empleo y en la mejor relación del mundo. Pero tú sigues creciendo, envejeciendo. Y no eres eterno.

¿Me doy a entender? Todo tiene un final, bueno o malo, contigo o sin ti. Y mucho del sufrimiento mental que nosotros mismos nos provocamos es porque nos abrazamos a no terminar con una experiencia que nos hace felices.

Es como los niños que se la están pasando bomba en el parque y hacen el berrinche más grande del universo cuando les informan que es hora de regresar a casa. Los adultos no somos diferentes a eso.

Para poder dejar ir las cosas, personas y situaciones, y evitarnos el proceso de duelo que viene con la ruptura, lo único que podemos hacer es comprender que todo va a cambiar. No es cuestión de si llegará o no el final. Es cuestión de cuándo.

Entender esto, personalmente, ha sido un trabajo de toda mi vida y, con frecuencia, sale a flote el niño berrinchudo que traigo dentro. Ahí es donde comprendo que mi reto personal es domarlo, hacerle ver que el berrinche no lleva a ningún lado, y comprender que todo termina.

Y justo ese conocimiento de la impermanencia es el motor que te hace amar mucho más todo lo que vives. 

Todas las personas que conoces (padres incluidos), todas las cosas que posees, las memorias que tienes, la casa sólida y bien construida a la que llamas hogar, el mejor auto, la relación más increíble, el planeta en el que vivimos… Todo, absolutamente todo, va a terminar y a cambiar.

Si esto lo aprendiéramos desde chicos, ¿te imaginas la cantidad de dolor que evitaríamos? 

Entonces, después de todo esto, la mejor manera de dejar ir el pasado es no abrazarte a él. 

Si viviste los mejores días de tu vida en los 80’s, qué bueno. Esa década nos dejó muchas cosas importantes. Pero no hay ninguna razón para que sigas escuchando la misma música, te vistas igual y (Hollywood, te estoy viendo) sigas celebrando remakes de todo lo que fue. Ahora tenemos mejores propuestas creativas, hay mucho mejor música y la tecnología está en su pico.

El pasado ya terminó. Entiende que lo que sucedió antes, bueno o malo, es lo que te llevó a ser quien eres. Aprecia las lecciones aprendidas y enfócate sólo en lo que sucede hoy. 

Acepta y entiende que el mejor lugar para estar es hoy, con todos los retos y goces que implica.

Para dejar ir el pasado tenemos que comprender que todo termina. Y justo por eso, vivir con intensidad, lograr lo que te hace feliz y amar con todo el corazón, cobran un mejor significado.

—-

Nota choco budista: La Impermanencia de las Cosas (anicca) es una enseñanza que dejó el Buddha hace más de 2,500 años. Aprenderla es todo un arte, pero cada vez que logramos dominar la urgencia por el apego al pasado, estamos a un paso más de lograr una vida tranquila y verdaderamente feliz.

Entender que tu realidad es esta y que hoy es el mejor día para estar vivo, se llama Aceptación. Nos ayuda a tener un mejor sentimiento de la realidad y a enfocarnos en este momento.
El reto de las 100 cosas. Lo logré: solo tengo 86 cosas personales

El reto de las 100 cosas. Lo logré: solo tengo 86 cosas personales

Zen

Hace un mes escribí que me uniría al reto de las 100 cosas, que es un movimiento internacional que se enfoca en vivir la vida con las menos pertenencias posibles.

Este enfoque budista y mínimo de ver el mundo se amolda bien a cómo está el planeta en estos tiempos. El sistema de producción que como especie llevamos es, por mucho, insostenible.

Adquirimos y nos llenamos de artículos que no necesitamos en un infinito bucle de trabajar, comprar, ver tele… Y no sé ustedes, pero yo estoy harto de él. Estamos saturados de publicidad, de aparatos que no necesitamos y cada vez tenemos menos tiempo para disfrutar la vida.

Y lo peor es que caemos en la trampa de que necesitamos comprar cosas para ser felices.

Entonces es donde encaja, de manera perfecta, el esquema de las 100 cosas. Reducir tus artículos personales al mínimo te da oportunidad de enfocarte a actividades que te afirman, hacen sentir bien y te dan propósito.

En mi caso, el no tener nada me da libertad, movimiento y me siento muy cómodo sin tener que preocuparme de tenencias, comprar DVDs, videojuegos en disco, libros físicos o de cuidar objetos valiosos. Y no es que no compre nada. Al contrario. Compro muchas cosas, pero mi búsqueda personal está enfocada a desarrollar mi creatividad, a escribir mejor y a entender que ser sencillo es mucho mejor.

Hablando exclusivamente de material intelectual como libros, películas o cómics, una vez que los consumo no los vuelvo a ver.  La música la almaceno un poco más tiempo (en MP3), pero al final la borro. Me enfoco en la experiencia, no en la poseción.

Así que durante un fin de semana me enfoqué a ver qué me sobraba y qué podía dejar ir. El resultado son sólo 86 objetos personales. No incluyo libros ni cómics porque, a pesar de que tengo muchos, los estoy regalando poco a poco hasta quedarme únicamente con el estoy leyendo actualmente. Si quieren que les regale algunos, diríjanse a Diario de un Webonauta (link abajo), donde cada semana hago trivias con premio.

En la lista tampoco incluyo objetos de uso común en casa. Por ejemplo muebles, utensilios de cocina y artículos de trabajo (impresora, scanner, papelería). Esos pertenecen a la casa y son usados por todos. Mi idea es que todo lo que tengo quepa en dos backpacks.

Después de este rollo, les presento mi lista de pertenencias:

  • 1 laptop
  • 5 pares de zapatos (incluyo sandalias)
  • 3 backpacks (1 de viaje, 1 urbana y 1 de laptop)
  • 3 bermudas (Sí, me encanta usarlas, aun en invierno)
  • 1 pants (para las noches frías y domingos de películas)
  • 10 pares de calcetas
  • 10 prendas de ropa interior (me di cuenta que decir «chones» no era tan refinado)
  • 4 pantalones
  • 16 playeras
  • 1 camisa (cortesía de mi amigo Freddy del Club Star Wars Guadalajara)
  • 2 chamarras
  • 1 rompeviento
  • 2 sudaderas
  • 1 paraguas
  • 5 espumas de rasurar (se irán acabando conforme las use)
  • 2 desodorantes (1 en uso y otro de backup. Uno nunca sabe cuando la peste ataca)
  • 2 after shave (uno de ellos está por terminarse)
  • 3 botes de talco para pies (sin darme cuenta se juntaron. Se acabarán pronto, para beneficio de la raza humana)
  • 1 cepillo de dientes
  • 1 rastrillo
  • 1 cartera
  • 1 tijeras (para podar pelitos que salen en partes bizarras)
  • 1 juego de llaves
  • 1 rupah (vulgo conocetia como «budita»)
  • 1 reloj de pulso (digital porque nunca aprendí a leer el de manecillas)
  • 2 pares de lentes (1 de sol y 1 para leer)
  • 1 moleskin (para notas y sketches)
  • 1 juego de acuarelas (para pintar las paredes de los baños públicos de manera artística)
  • 1 celular (¡por favor que ya se termine mi leonino plan!)
  • 1 gorra 
  • 1 bloqueador solar (en tiempos de hoyo en capa de ozono, para mi es vital)
Y ahí lo tienen. Todo esto suma 86 cosas. No más. Mi reto es mantenerme en menos de 100 para el resto de mi vida.
Lo logré. Y se siente muy bien.
LINK al primer artículo
LINK a Diario de un Webonauta
Nota choco budista: El hecho de dejar ir tus poseciones materiales también hace que dejes ir la carga emocional que uno mismo les otorga. Así logras mucha más tranquilidad. 
A esto se le llama Renunciación y practicar el desapego.
5 sugerencias para enfocarse y lograr más concentración

5 sugerencias para enfocarse y lograr más concentración

Estamos rodeados de distractores por todos lados. Siempre que necesitamos cumplir un objetivo de trabajo o de la escuela, tal parece que nuestra mente se resiste a producir y terminar; decide enfocarse en temas mucho más divertidos como la lista del supermercado o lo que dijo Juanita ayer por la mañana.

La falta de concentración tiene muchos puntos adversos: se pierden las cosas, no entregamos un trabajo a tiempo, olvidamos hacer esa llamada importante o se nos pasa la hora de la cita con el dentista. Y quizá la peor consecuencia es que nos toma más tiempo terminar nuestro trabajo o tarea. Cuando volteamos la cara, son las 7:00 PM y se nos fue el día en otras mini acciones que no valen la pena.

Todo mundo está sujeto a estos huecos del día donde la atención vuela por otros mundos y no se posa justo don de la necesitamos.

Y les confieso que en este momento mi concentración está revoloteando entre todos mis proyectos creativos, recuerdos y listas de pendientes.

Así que para acabar con esta evidente falta de concentración les presento mis 5 acciones para enfocarse.

Apaga las distracciones
La vida digital que llevamos nos llena de aparatos que luchan por obtener nuestra atención, como el celular o el reproductor de MP3. Las redes sociales nos toman demasiado tiempo. ¡Y hay gente osada que los combina!

Aquí el consejo es muy simple: si quieres producir y terminar el trabajo, apaga tus gadgets. No hay vuelta de hoja.

Tener el celular encendido mientras intentas trabajar implica estar distraído y estresado porque recibiremos una llamada o mensaje en cualquier momento. Si vas manejando un auto, la distracción puede tener efectos secundarios ligeros… no sé… como la muerte.

Si estás comiendo o en una junta con alguien (no importa quién), es una total descortesía y muy grosero el interrumpir la reunión para responder y platicar con el teléfono.

Al respecto de las redes sociales, pueden ser herramientas de comunicación muy efectivas. Pero seamos honestos. La mayoría de lo que leemos en Twitter y Facebook es «estoy tomando café», o «el cielo está azul». Son mensajes irrelevantes que lo único que hacen es quitarnos tiempo porque pasamos todo el día leyéndolos.

¿Porqué no limitar nuestro tiempo de redes sociales a sólo una hora al día? ¿No serías más productivo si sólo siguieras información de relevancia?

Twitter y Facebook son maravillosos para estar en contacto rápido con nuestros amigos y familia. También puedes organizar eventos enteros. Pero si lo que necesitas es entregar tu trabajo a tiempo, las redes no son efectivas.

Apágalas.

Busca un lugar donde trabajar en silencio
Por más que tu jefe insista en que calentar el asiento por 12 horas es lo mejor para ser productivo, eso no hará que trabajes más o estés más concentrado.

Hay ocasiones en que quedarse en casa y adelantar el trabajo funciona porque no tienes el ruido de la oficina o de la calle. Tampoco llegan a interrumpirte.

En la medida de lo posible trata de negociar el trabajar desde casa. O quizá hacer trabajo en un café te sea más productivo.

Si el salir de la oficina no es opción, entonces pide que te presten la sala de juntas para trabajar a solas un par de horas.

Estoy seguro que estar desconectado de Twitter por dos horas no te impactará en nada.

Organiza tus pendientes
Una fuente grande de tensión es el empezar a trabajar sin rumbo. El saber que tienes que entregar un reporte no es suficiente porque consta de muchas partes pequeñas.

Si te tomas unos minutos de tu mañana para hacer una lista de tareas te va a beneficiar porque le puedes asignar tiempos.

15 minutos para 2 llamadas, 30 minutos para planear una presentación, 1 hora para la junta, etcétera.

Ser organizado con tu lista de acciones te da foco y no necesitas más que una hoja de papel y un lápiz.

Apagar las distracciones y el ordenar tus tareas te harán una persona mucho más productiva.

Duerme y come bien
Yo sé que quedarse despierto hasta altas horas de la noche es cuando uno puede dedicarse a ver la tele o a hablar por teléfono con algún amigo.

Si disfrutas la lectura, también es en la noche cuando uno puede disfrutar más un libro.

Pero a la mañana siguiente tu mente está en muy malas condiciones para ser productiva.  Te distraes muy fácilmente y, de cierta forma, lo único que quieres es que termine el día para regresar a casa a dormir.

Este hecho es una fuente enorme de distracciones porque no te concentras en nada. Como estás desvelado, tu mente comienza a soñar despierta en algunos segundos y pierdes el registro de lo que estás haciendo. También se olvidan las cosas muy fácilmente.

La manera de evitarlo es siendo respetuoso de tus horas de sueño. Si 6 horas son suficientes, programa tus actividades para que puedas dormir 6 horas.

Una condición que también te lleva a que la imaginación vuele es el hambre.

Casi toda la gente que conozco tiene conductas de auto sabotaje: duerme poco, se levanta tarde y sale de casa sin desayunar.  Y al final, lo que decía tu madre es real: desayunar te da energía para el día.

¿Te has dado cuenta que tomas más café o soda cuando no has desayunado? Esto es porque tu cuerpo tiene hambre, pero es un sentimiento tan primitivo que el cerebro lo confunde con sed.

Mi recomendación es que te levantes unos 20 minutos antes para que tengas tiempo de desayunar. Y no es pretexto que 20 minutos no son suficientes. Yo preparo diario desayuno para dos (huevos, frijoles, pan o quesadillas y café) en tan sólo 13 minutos, con reloj en mano.

Así que unas buenas quesadillas o un sandwich, no son imposibles de lograr. Ah, además tu economía se ahorrará mucho dinero en desayunos fuera.

Medita
En el post anterior me referí a la meditación como un proceso mental por el que obtenemos calma y enfoque.

Parece mentira, pero dedicarle 10 minutos diarios a estar tú solo con tu mente, trae muchos beneficios a tu día. Uno de ellos es una mejor concentración.

Para meditar no es necesario acudir a un centro budista o hacer yoga ni nada de eso. Tan sólo con estar sentado en la sala de tu casa, con una taza de té o café y disfrutar ese momento, es suficiente.

La acción de meditar es enfoque por sí misma. Si bebemos un té, hay que estar 100% conscientes de ese momento. ¿A qué sabe el té? ¿Qué sensaciones produce en tu paladar? ¿Está muy caliente? ¿El azúcar afecta su consistencia?

El hacerte estas preguntas sobre una taza de té podría parecer tonto, pero en realidad estás practicando el enfoque. Estás en cuerpo y alma con tu taza de té.

Hacer esto, diariamente, por 10 minutos mejorará tu concentración y te ayudará a estar en calma.

Nota choco budista
Las acciones de concentrarte, ser productivo y meditar, son objeto de estudio dentro del budismo y se asocian con Esfuerzo Correcto, Atención Consciente Correcta y Concentración Correcta. Estos tres elementos forman parte del Camino Óctuple, que plantea los pasos para una vida tranquila.

El peligro del new age y las soluciones mágicas a los problemas

El peligro del new age y las soluciones mágicas a los problemas

Antes de empezar con el artículo de hoy, una pequeña aclaración. El budismo no es new age. No es «new» porque lleva en esta tierra más de 2,500 años. Por alguna razón los magufos y charlatanes lo toman como una disciplina nueva y moderna que trae paz y espiritualidad. Falso. El budismo trae responsabilidad y coraje para domar nuestros monstruos internos; no usa piedras, energías, astros ni seres de luz. El budismo es crudo, humanista y mental. Y, a diferencia del new age, es gratis.

Por más que pienso en que estos tiempos son el pináculo de la mente humana y la tecnología, también duele reconocer que estamos pasando por una etapa fuerte de oscurantismo e ignorancia.

Y no me refiero al oscurantismo de las religiones estructuradas, sino al del new age.

Es triste ver cómo la gente recurre a un té para curarse de una infección, decora su casa pensando que hay energías de prosperidad y consulta el futuro con métodos sin sentido. Todo, claro, con la promesa de una vida mejor y que la solución a los problemas no dependen de uno mismo, sino de artilugios mágicos.

Entiendo que la gente necesita creer en algo. La vida real suele ser cruda y áspera. Un poco de fantasía no nos cae mal de vez en cuando. Pero el problema viene cuando tomas todo este mundo de piedras, ángeles, seres de luz, aliens bondadosos, terapias de colorcitos y velas se mete con nuestra responsabilidad en el mundo.

Además el new age es una vida muy cara y los bolsillos sufren ataques sin misericordia.

Si caíste víctima del crimen, no fue tu mala suerte. Ni que los astros estuvieran en tu contra. Tampoco fue el karma (término mal empleado para vipaka o reacción). Fue que vives en una sociedad donde la maldad y la desesperanza son tan grandes, que el crimen es una industria en florecimiento.

Si te enfermaste y fuiste al hospital, no que los astros no te hayan favorecido. Ni que un demonio haya atacado tu cuerpo. Ni el fin de la era de Acuario. Tu cuerpo se enfermó porque eres humano y todos los cuerpos se enferman, pero también se curan solos.

Si subiste 10 kilos durante diciembre, no fueron las circunstancias. Ni que tu madre haya cocinado delicioso durante todo el mes. Fuiste tú mismo, que no paraste de comer.

A lo que voy con todo esto es que el new age es tan sólo un pretexto para no aceptar las cosas como son.

El universo sin magias es maravilloso. Cuando comprendes que la vida es una cadena de sucesos interdependientes y que la física, química, biología se funden para que todo funcione, no se necesitan seres mágicos para ver la vida como es.

Y tampoco se necesitan pretextos mágicos para aceptar que cometemos errores y que tienen consecuencias. Ese es precisamente el peligro de clavarse en el new age: ceguera de la realidad.

Creo que lo mejor es pensar antes de actuar. Ver las cosas como son y aceptar la vida real, por dura que sea porque después, lo que queda es un sentimiento de contento y entonces puede uno avanzar.

Además, ver la vida por lo que es, no cuesta dinero.

Nota choco budista
Ver las cosas como son, sin apegos y sin rechazo, es tener Visión Correcta. Esta es parte del Camino Óctuple, que nos lleva a la tranquilidad o al nibbana.

Con la paciencia de un santo. Siete consejos prácticos

Con la paciencia de un santo. Siete consejos prácticos

Estar esperando 30 minutos o más a que alguien llegue, nos crispa los nervios. Hacer un trámite burocrático de 180 pasos en distintas oficinas,  nos hace gritar HULK SMASH. Que las cosas no las obtengamos en el momento que las queremos, saca lo peor de nosotros.

La paciencia es un estado de resistencia en el que entramos cuando nos exponemos a circunstancias difíciles. Esto significa el enfrentar la demora o la provocación sin que nos enganchemos en una conducta de molestia o enojo; también implica no demostrar incomodidad bajo situaciones de estrés.

Desde niños hemos escuchado la frase «tienes paciencia de santo», pero no nos dicen qué santo. Es posible que no sea el Enmascarado de Plata, porque él ha demostrado patear traseros a la menor insinuación. A nosotros, por el contrario, se nos dan mensajes opuestos y nunca se nos enseña a ser pacientes.

Estamos en una sociedad de recompensa inmediata. Pones dinero en el mostrador y obtienes lo que quieres, al momento. Un jefe en la oficina grita y pega en el escritorio y la gente reacciona al instante, por miedo. Un bebé llora y hace berrinche y los padres le proporcionan lo que pide.

Pero también nos dicen que «Roma no se construyó en un día». Que debemos ser constantes para alcanzar los sueños y toda esa basura.

Tal parece que nadie se da cuenta de este contra sentido. Pero en Choco Buddha sí. Y no por que yo sea sabio, sino porque son días de entender la paciencia como un reto personal y como una experiencia que deje una mejor compresión de cómo funciona la vida en sociedad.

Ser impacientes trae un precio muy elevado: actuamos por impulso. Y las peores decisiones que podemos tomar son las que resultan de un berrinche o por prisa. Creo que vale la pena aprender a esperar.

Para cultivar la paciencia es muy válido usar cualquier artilugio. A mi los que me funcionan son los siguientes:



  1. Comprender que todo es impermanente. Nada dura para siempre, todo se termina. No importa lo difícil que sea la situación, va a terminar. 
  2. Entender las consecuencias de no ser paciente. Actuar por reacción siempre trae consecuencias. Si pensamos en ellas y las entendemos, la paciencia caerá sola en nuestros hombros.
  3. Respirar. El viejo método de contar hasta 10, funciona. Tiene que ser combinado con respiración profunda.
  4. Caminar. En el post anterior sugerí salir a caminar. Créanme, funciona muy bien.
  5. Entender que no todo está en nuestras manos. Por más que estemos acostumbrados a la recompensa inmediata, la mayoría de las veces no somos dueños de los procesos. No controlamos al burócrata que está desayunando frente a nosotros, en lugar de trabajar. Tampoco tenemos influencia sobre el tráfico de la ciudad. Si comprendemos nuestro papel en los procesos, no la pasaremos tan mal.
  6. No aferrarse. Parte de la infelicidad que trae la falta de paciencia es el aferrarse al posible resultado. Entre más resultados imaginarios creamos, tenemos más de donde aferrarnos. Esto nos lleva a la desilusión porque casi nunca se cumplen. 
  7. Tomar una acción distinta. OK, ya estamos en una situación que reta nuestra paciencia. Si hay que esperar 4 horas, hay que llevar un libro. O podemos escuchar música. Si es un proceso largo, como de 30 días, lo mejor es hacer todo lo que nos toque del proceso y enfocar nuestra atención a otra cosa. Esto se aplica para procesos personales como esperar a que la futura pareja diga sí. 

Siendo humanos, no importa que tan pacientes pretendamos ser. Siempre habrá alguien muy creativo que pondrá nuestras capacidades al límite. Cuando esto pase, lo mejor es sentarse a esperar. 
El mejor ejemplo que tengo es el mismo planeta donde vivimos. A la Tierra le tomó millones de años llegar a donde esta y jamás se apuró. Poco a poco ha terminado los procesos que comienza y sigue trabajando. Deberíamos aprender de ella.
Nota choco budista:
El entender que la impaciencia existe y que nos provoca infelicidad, se refiere a la Primera Noble Verdad: la vida incluye el sufrimiento. 

También nos hace ver la vida con ojos críticos y analíticos; esto cae en Visión Correcta, parte del Camino Óctuple.

Detectar cuando nos aferramos a un resultado imaginario, se refiere a la Segunda Noble Verdad: el sufrimiento emocional viene de los apegos.

Detener en seco a nuestra mente y comprender que en algún punto el problema terminará, se refiere a la Tercera Noble Verdad: El sufrimiento siempre termina.

Enfocar nuestra mente y simplemente esperar en la manera más cómoda, se refiere a la Cuarta Noble Verdad: Hay un camino a la tranquilidad.
Termina con la angustia. Ordena tus ideas mientras caminas

Termina con la angustia. Ordena tus ideas mientras caminas

Uno de los conceptos que más escucharás aquí es que el caos y el desorden se reflejan en cómo funciona tu mente.

Entre más desordenado esté tu entorno, más desordenada estará tu mente y tu forma de poner en orden tus propias ideas.

Sin embargo, por el estrés de la vida cotidiana, las ideas que flotan en nuestra cabeza se amontonan y se arremolinan y todas piden ser atendidas al mismo tiempo. Esto genera mucha angustia y hasta  dificultades para dormir.

Así que no desesperes porque hay varias formas de terminar con esto. Hoy nos enfocaremos a la más sencilla y gratuita: caminar y respirar profundo.

A pesar de que suena a clichè, caminar te da la solución más inmediata para romper con el ciclo de la angustia generado por el exceso de procesos mentales que nos genera el estrés.

Recuerda que en la vida siempre hay problemas. Los tuvieron los dinosaurios, las personas de la edad media y nosotros.

El planeta en el que vivimos es el ejemplo más grande de paciencia y de darle su debido tiempo a los problemas. La Tierra nunca se apresuró para cumplir las cosas. Se tomó su debido tiempo y sigue trabajando.

Si te apresuras demasiado en solucionar problemas, vas a tener un margen de error. Y los errores por distracción o prisa son los más molestos.

Los problemas se resuelven contigo o sin ti así que, a menos que sea algo que requiera de tu atención en los próximos 5 minutos, haz una pausa y sal a caminar. Si no es la hora adecuada o estás en una zona poco segura, sal un poco al aire libre.

Mientras caminas respira profundo. Piensa en todas las cosas que tienes que hacer y dales un número de ficha. Por ejemplo, si tienes que entregar con urgencia un reporte, dale el número 1. El 2 se lo das a la llamada que tienes que hacer. El 3 se lo asignas al problema con tu pareja.

Después de 5 o 10 minutos de caminar con buen paso y respiración adecuada, las ideas se acomodarán solas. También habrás roto el ciclo del estrés y tendrás un poco de calma para continuar.

Recuerda que todos tenemos mucho sucediendo en la mente. Pero también ten en cuenta que los problemas siempre se resuelven sin importar la urgencia. Contigo o sin ti.