La lectura de textos del Budismo Zen es parte importante de Ango. Así que por primera vez leeremos todos un texto para discutir en el grupo. No hay que temer, que tenemos 3 meses para hacerlo.
He seleccionado Shobogenzo Zuimonki o «El Tesoro del Verdadero Ojo del Dharma: Registro de lo Escuchado»; por nuestro Maestro Fundador, Dogen Zenji.
Este libro es una colección de discursos informales dados por Dogen a sus monjes, entre los años de 1236 y 1239 DC. La compilación fue a cargo de Koun Ejo, uno de los discípulos más dedicados de Master Dogen.
Cada charla de Dogen es un discurso no muy largo en el que podemos aprender su visión de la vida, pues habla de la práctica budista para monjes y laicos; sobre la Impermanecia de las cosas; sobre la sangha y su importancia; sobre practicar budismo por beneficio del propio budismo; sobre zazen y la pérdida de ganancia personal; sobre por qué llevar una vida modesta y humilde; y sobre cómo beneficiar a otros seres con cada acto.
Me gustaría dirigir la discusión sobre la lectura, pero estaré fuera 1 mes entrenando en otras tierras. Así que depende de cada uno de nosotros leer un poco cada día.
Sugiero que tomemos un poco de tiempo los viernes para escribir nuestras opiniones de lo leído. Cada uno sabe cuánto debe avanzar en la lectura.
Este es un libro muy querido e importante para mi. Espero les sea útil e inspirador durante su Ango.
Nuestro primer contacto con el budismo se puede dar en varios niveles. Hay quien encuentra frases lindas y motivacionales, las comparte, pero decide no seguir explorando. Existen quienes además de frases ven videos de enseñanzas impartidas por monjes en YouTube. Y también están aquellas personas de deciden dar un paso extra y comienzan a leer libros Dharma y van a entrenar a algún centro budista.
Muchísimas personas nos quedamos en este nivel. Leemos lo que se pueda, miramos lo que exista, acudimos a todas las ceremonias que se anuncien y recitamos datos de memoria, tratando de corregir o convencer a los demás de que somos los campeones del budismo. Cuando pienso en esta fase de nuestro entrenamiento budista, siempre recuerdo al Vendedor de Cómics de los Simpson, que ha dejado de lado su propia identidad para ser una enciclopedia viviente de información.
Pero por más datos que almacenemos en la mente; por más que busquemos evangelizar a los demás sobre las maravillas del budismo; nada tiene sentido si estas enseñanzas no se llevan a la vida cotidiana.
Por eso, Daruma-sama nos dice en el último párrafo del Esquema de la Práctica:
La cuarta: practicar el Dharma. El Dharma es la verdad de que todas las naturalezas son puras. A través de esta verdad, todas las apariencias son vacías. La corrupción y el apego, el sujeto y el objeto, no existen. Los sutras dicen, “El Dharma incluye no-ser, porque es libre de la impureza de ser, y el Dharma incluye no-yo, porque es libre de la impureza del yo.” Aquellos suficientemente sabios para creer y entender esta verdad, están sujetos a practicar el Dharma de acuerdo a ella. Y dado que lo verdadero incluye ‘nada que valga la pena ser admirado’, ellos dan su cuerpo, su vida y su propiedad en caridad, sin ningún remordimiento, sin la vanidad del dador, o el regalo, o el recipiente, y sin predisposición o apego. Y para eliminar la impureza, ellos les enseñan a los otros, pero sin apegarse a la forma. Por lo tanto, a través de su propia práctica, ellos son capaces de ayudar a otros y glorificar el Camino de la Iluminación. Y en cuanto a la caridad, ellos también practican las otras virtudes. Y mientras practican las seis virtudes para eliminar el engaño, ellos no practican nada en absoluto. Esto es lo que significa practicar el Dharma.
Todo lo leído, visto y aprendido en la etapa intelectual de nuestro estudio budista necesita ser llevado a la práctica en la vida diaria. ¿De qué sirve que memorizar todos los sutras, si en lo cotidiano queremos estar por encima de los demás?
Bodhidharma nos invita a sentarnos en silencio y a practicar Zazen porque sabe que es la única manera que la mente tiene para asimilar los conocimientos. Al soltar ideas, opiniones, conceptos y juicios, las palabras de los Maestros y Patriarcas comienzan a tener sentido.
Cuando dejamos de abrazarnos al intelecto (aunque sea por un minuto) podemos ver que la naturaleza de todo lo que nos rodea es pura y cristalina. Una flor no es una flor, solo es y punto. Los pensamientos son pensamientos, pero no son tú. Las emociones son solo lo que son, y tampoco son tú. Los animales, las plantas, las rocas… todo lo que te rodea es parte de ti y tú eres parte del todo.
Al conocer esa claridad mental que trae la disciplina de Shikantaza, todo el Buddhadharma se revela ante nosotros, pero lo hace sin palabras. Sabemos hasta la médula que Shakyamuni Buda no estaba tan equivocado después de todo. Porque que el budismo está diseñado no como una práctica centrada en el ego, sino como una vía espiritual plural y empática.
Y entonces la Gratitud, Compasión y Generosidad nos inundan para guiar todos los pensamientos y acciones. Realizamos la conexión con la vida y el deber de hacer que la vida misma siga adelante, por medio de ayudar a los demás seres. A veces con silencio, a veces con alimento y otras solo con estar.
Daruma-sama nos enseña que el Dharma se estudia, se vive, se practica y se suelta; todo al mismo tiempo en un sistema que no puede ser seccionado.
Solo así se puede experimentar la capacidad transformadora que tiene la práctica Zen.
Lee la serie Instrucciones de Bodhidharma, partes 1 | 2 | 3 | 4 | 5 |6
Necesitas mejor ropa o nadie te tomará en serio. Debes tener un auto nuevo y maravilloso. Tu casa tiene que ser como las de las películas extranjeras. Tus hijos deben ser exitosos y mejores que los hijos del vecino. Tu teléfono móvil ha de ser el más nuevo y con el mejor servicio datos. En la oficina todos tienen que saber que tú si eres ganador y un gran líder. En la escuela debes sobresalir o morir. Tienes que ser el número uno en la fila para la película de moda. ¿Ya probaste el nuevo restaurante de comida rápida? Por aquí está la fila para que gastes demasiado dinero. ¿No te alcanza? Firma aquí, que tu crédito está pre-aprobado y listo. Ya casi llegas a la felicidad, solo tienes que seguir tras ella todo el tiempo, todos los días, sin descanso. Si mueres antes de ser feliz, no hay problema; aquí está el paquete funerario para ejecutivos. Serás la persona más guapa y exitosa del panteón.
Esta vida humana es de búsquedas perpetuas. Desde que te despiertas hasta que duermes, estamos en busca de algo. Todo el tiempo queremos más de lo que sea porque el ecosistema nos da más todo el tiempo. Pensamos que obtener es llegar a la felicidad, pero entre más tenemos, entre más alcanzamos; más infelices y vacíos estamos. No es casualidad que la depresión y la angustia sean algo cotidiano e inmanejables.
Pero, ¿y si existiera un estilo de vida de auténtica paz y de ecuanimidad, que no depende de lo material, lo tomarías?
Nuestro Patriarca, Bodhidharma, nos dice en el Esquema de la Práctica:
La tercera: buscar nada. Las personas de este mundo están engañadas. Ellas siempre están ansiando algo – siempre, en una palabra, buscando. Pero el sabio está despierto. Ellos escogen la razón sobre lo inventado. Ellos fijan sus mentes en lo sublime y dejan que sus cuerpos cambien con las estaciones. Todos los fenómenos están vacíos. Ellos no contienen nada que valga la pena desear. La Calamidad por siempre alterna con la Prosperidad.
Habitar en estos tres dominios es habitar en una casa en llamas. Tener un cuerpo es sufrir. ¿Cualquiera con un cuerpo conoce la paz? Aquellos que entienden esto se desapegan, por sí mismos, de todo lo que existe y paran de imaginarse o buscar cualquier cosa. Los sutras dicen, “Buscar es sufrir”. “Buscar nada es la gloria, la bienaventuranza, la dicha y la felicidad.” Cuando buscas nada, estás en el Camino.
Estos dos párrafos se refieren a las Cuatro Nobles Verdades que nos ha dejado Shakyamuni, y contienen varias enseñanzas al mismo tiempo.
La primera es que todo lo que piensas, lo que anhelas, lo que deseas y a lo que te aferras; todo ello está vacío y ha sido inventado por ti. Peor aún, es una gran cadena que te has puesto tú mismo en el cuello. Esa eterna búsqueda por lo mejor, lo más nuevo y lo más rápido es como querer extinguir tu sed bebiendo arena caliente. No importa cuánta consumas, la sed solo será más grande y te quemará por dentro. Porque todo está vacío, en realidad.
La segunda enseñanza es que, para Daruma-sama, las personas sabias son aquellas que rompen la cadena del deseo y la persecución de la zanahoria. Los sabios son los que han dejado de buscar y están en paz con la vida justo como es. Son los que dejan que la vida se manifieste sola y navegan hacia donde la vida misma los lleva, sin oponer resistencia.
Una persona sabia es aquella que ha soltado todas las búsquedas.
La otra gran enseñanza es entender que la búsqueda es parte de la naturaleza humana porque tenemos un cuerpo que siente y que necesita cosas para estar bien.
¿Pero cómo entender todo esto, si necesitamos comida, casa, trabajo y ropa?
Es aquí donde la práctica Zen se pone interesante. No se trata de irse a vivir a una caverna y esperar la muerte. Se trata de tener una vida digna y cómoda, pero sencilla y humilde al mismo tiempo. Es aceptar las cosas como son, pero sin obsesionarse ni ser presa de la avaricia. Se trata de entrenar la mente para detectar cuando es suficiente y dejar de buscar. Aún los monjes de leyenda como Bodhidharma necesitaban ropa y alimento para seguir adelante.
Cuando nos sentamos en Zazen detenemos todas las búsquedas. Dejamos de comprar, de comer, de hablar, de aprender y permitimos que el gran silencio que es la vida, se manifieste ante nosotros. Shikantaza es sentarse a ser espectador de la existencia, sin ensuciarla con nuestra presencia.
Al detener las búsquedas que nos caracterizan, estamos practicando budismo de una manera íntima y personal porque no solo entendemos las enseñanzas del Buda; sino que nos convertimos en las enseñanzas del Buda.
Entonces, cuando sientas que la presión por obtener cosas te y el deseo te consumen, quizá sentarte en silencio sea la solución a tus problemas.
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En la entrega anterior de nuestro estudio del Esquema de la Práctica, por Bodhidharma, vimos que hay una forma intelectual para acercarse al budismo, pero Bodhidharma también nos dice que la práctica es la otra manera. Ésta se refiere a nuestros pensamientos, palabras y acciones en la vida cotidiana, lo que implica entender varios aspectos que interactúan entre sí.
El acercamiento con la práctica no se puede llevar a cabo sin haber iniciado un proceso intelectual previo. Sin conocer las bases del Buddhadharma, uno sería como un hombre de las cavernas que tuviera un automóvil justo en frente de él; sabría que hay un objeto ahí, pero desconoce su utilidad y potencial. Sería un objeto más en el universo.
¿Cuál sería una buena base para iniciar la práctica como la plantea Bodhidharma? Saber de forma básica que el Buda nos dejó las Cuatro Nobles Verdades, el Noble Camino Óctuple y la enseñanza de Anatta (Todo carece de identidad independiente o propia). Si leemos un poco al respecto, entonces los dos siguientes párrafos del Esquema de la Práctica comienzan a tener sentido:
Entrar a través de la práctica se refiere a las cuatro prácticas todas inclusivas o que se contienen unas a las otras: sufrir la injusticia; adaptarse a las condiciones; buscar nada; y practicar el Dharma.
La primera: sufrir la injusticia. Cuando aquellos que buscan por el Camino encuentran la adversidad, deberán pensar para ellos mismos, “En tiempos incontables que han pasado, me he dirigido de lo esencial a lo trivial y vagué a través de todas las formas de existencia, frecuentemente colérico sin causa y culpable de innumerables transgresiones. Ahora, aunque no hago mal, estoy castigado por mi pasado. Ni los dioses ni los hombres pueden prever cuando una acción mala tendrá fruto. Lo acepto con un corazón abierto y sin protestar de la injusticia”. Los sutras dicen, “Cuando te encuentras con la adversidad no te enojes, porque tiene sentido.” Con tal entendimiento estás en armonía con la razón. Y a través de sufrir la injusticia entras en el Camino.
Como buenos occidentales, nuestras prioridades más grandes son la comodidad y la acumulación. Nos educaron y educamos a nuestros hijos para procurar la euforia, el júbilo, el apego y la complacencia del ego, evitando al máximo lo desagradable o lo que no cumple expectativas. Esta es la raíz de muchos problemas que nos lleva a huecos existenciales fuertes, porque no tenemos elementos ni parámetros para enfrentar los desafíos naturales de la vida como la impermanencia o los cambios.
Para Bodhidharma, sufrir la injusticia no implica bajar la cabeza en resignación; sino vivir plenamente la adversidad. No es que uno deba buscar lo desagradable, sino que debemos mantener la paz y la ecuanimidad ante las dificultades.
El ego fuera de control es el que nos hace pasar por encima de los demás para cubrir nuestros caprichos, sin pensar en las consecuencias. Estamos dispuestos a todo con tal de conseguir más comodidad o tener más cosas, pero cuando recibimos nuestra taza de nuestro propio karma fresco y humeante, no nos gusta y sufrimos mucho. Es cuando nace la queja, la amargura y la angustia.
Por eso, entender que uno es la consecuencia de las decisiones hechas es tan importante para el estudiante de budismo. Somos lo que hemos dicho/comido/comprado/estudiado. Somos el resultado de cómo tratamos a otros seres vivos.
Bodhidharma nos recuerda todo esto y nos impulsa a aceptar la adversidad con el corazón amplio y abierto. No rechazamos aquello que no nos gusta, sino que lo abrazamos porque es parte de la vida. Las despedidas, la muerte, la enfermedad, la falta de dinero, el crimen, el vómito… ¡todo lo desagradable viene en el mismo paquete llamado vida!
Este universo no tiene un plan maquiavélico en nuestra contra. Solo hace lo que todos los universos hacen y debería ser nuestra prioridad entenderlo para no vivir en dukkha (sufrimiento, insatisfacción).
Daruma-sama nos dice que navegar la injusticia (todo aquello no es grato), sin rechazo y sin opiniones, es entrar en el Camino.
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Regresamos a la CDMX para otra ceremonia de Zazenkai. Esta ocasión nos reunimos en verano para refrescarnos con un poco de silencio y dharma.
La práctica de Zazenkai (meditamos juntos) es la actividad social tradicional del Budismo Soto Zen. La sangha se reúne para practicar y compartir en un ambiente seguro lleno de amistad y compasión.
Es una jornada que se centra en la ceremonia, zazen y silencio. Recitamos el Sutra del Corazón y también practicamos Metta Bhavana. Con estas acciones, fomentamos nuestro compromiso como estudiantes de Zen y generamos benevolencia y paz para todos los seres sintientes.
El Grupo Zen Ryokan te invita a nuestro segundo Zazenkai en CDMX.
Bodhidharma, versión india de la película 7Aum Arivu.
Una de las dudas más comunes que todos tenemos es, ¿cómo debo comenzar a practicar budismo?.
En estos tiempos donde no cuestionamos los videos de YouTube y los artículos en Facebook, es necesario detenerse a pensar qué demonios estamos haciendo para nuestra práctica espiritual. Muchos se detienen solo en los videos, pero otros saben que hay profundidad y sutileza en las Enseñanzas del Buda. Son tan enigmáticas y difíciles de entender al principio, que buscan algún centro budista para dar inicio en su Vía.
En el texto Esquema de la Práctica, el Maestro Daruma-sama (su nombre en japonés) nos explica que para comenzar una vida de Budismo Zen, hay dos caminos; la razón y la práctica:
Hay muchas vías que nos llevan al Camino, pero básicamente se pueden resumir en dos: la razón y la práctica.
Entrar por la razón significa comprender profundamente la esencia a través de la instrucción, y creer que todas las cosas vivientes comparten la misma naturaleza verdadera; la cual no es aparente porque está cubierta por la estímulos sensoriales y la ilusión o la mentira. Aquellos que retornan de la ilusión a la realidad, que meditan contemplando una pared, en la ausencia del yo y el otro, en la unidad del mortal y del sabio, y quienes permanecen inmóviles incluso por las escrituras, están de acuerdo total e indiscutiblemente con la razón. Sin moverse, sin esfuerzo, ellos entran, diríamos, a través de la razón.
Para el Maestro, la palabra razón es un poco diferente a como la conocemos en occidente. Esto es debido a la traducción hecha por el Maestro Red Pine, quien adaptó este discurso para que los occidentales pudiéramos comprender.
En el contexto de Bodhidharma, la razón es la vía del intelecto, la disciplina y el caminar de la mano de un maestro. ¡Todo al mismo tiempo! Es cierto que hay que leer muchos libros, documentos, mirar videos y escuchar podcasts para ir conociendo un poco del Buddhadharma, pero es hasta que estás bajo la instrucción de un maestro, que comienzas a comprender lo que has absorbido.
Y es que en el Budismo Zen, el papel del Maestro no es ser un templo de autoridad. Tampoco es un dios viviente. De hecho, es bueno cuestionar y retar al maestro… que con toda seguridad te pateará el trasero. En el Soto Zen vemos al Maestro como un compañero más que camina contigo, te cuestiona, te enseña, te sanciona y es duro cuando hay que ser duros. Pero también el Maestro entiende que la autoridad y el respeto se ganan viviendo por los Preceptos y en servicio de los demás. Es así como el Maestro es la inspiración para el estudiante.
El Maestro te enseñará qué hacer con el cúmulo de conocimientos que has amasado y te admitirá en su sangha, donde todos practican Shikantaza Zazen juntos.
Esa es la otra parte de la Vía de la Razón: la práctica de Zazen jamás es negociable. Nos sentamos en el zafu al menos una vez al día por 20 minutos o más. No esperamos nada de esto porque Zazen no sirve para nada en absoluto. De hecho es aburrido y molesto. Justo por eso lo hacemos. Gracias a esta práctica del silencio, mirando la pared y sin mover el cuerpo, es que el ego se deslava poco a poco. Trasciendes las palabras que has absorbido y un día, antes de que te des cuenta, todo comienza a hacer sentido. Se puede comprobar que la vida está unida por hilos muy finos y se requiere de una mente en paz y ecuánime para experimentarlo.
Suena como algo muy difícil de lograr, pero es así como funcionan casi todas las escuelas del Budismo Mahayana. El Zen no es la excepción. Lo hacemos solo un paso a la vez, un instante a la vez.
Bodhidharma nos inspira con su dedicación y su sabiduría.
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Sobre mi
¡Hola! Soy Kyonin, monje y maestro budista de la tradición Soto Zen. Formo parte de Grupo Zen Ryokan. Comparto la sabiduría eterna del Buda para ayudar a encontrar la paz interior y la liberación del sufrimiento. Juntos vamos en camino hacia la compasión.
En días de lluvia
la melancolía invade
al monje Ryokan
-Haiku de Ryokan Taigu Roshi