Instrucciones a mis hijos. Poema de Magdalena Sánchez Blesa

Instrucciones a mis hijos. Poema de Magdalena Sánchez Blesa

Hoy comparto con gratitud a la autora Magdalena Sánchez Blesa, el poema Instrucciones a mis hijos. 

Es perfecto no solo para tus hijos, sino para cualquiera que esté perdiendo el rumbo y se sienta acorralado. 

No te rindas. No retrocedas. No lloverá por siempre 🙂

Instrucciones a mis hijos

Poema de Magdalena Sánchez Blesa

Jamás un conato de daros la vuelta
Jamás una huida, por muchos que sean
Jamás ningún miedo, y si acaso os diera,
Jamás os lo noten, que no se den cuenta
Jamás un “me rindo”, si no tenéis fuerzas
Aunque fuese a gatas, llegad a la meta
Que nadie os acuse… ¡miradme a la cara!
Que nadie os acuse de dejar a medias un sueño imposible…
(Si es que los hubiera)
Yo no los conozco,
Y mira que llevo yo sueños a cuestas
Jamás, y os lo digo como una sentencia, ¡miradme a la cara!
Jamás en la vida paséis por el lado de cualquier persona sin una sonrisa
No hay nadie en el mundo que no la merezca
Hacedle la vida más fácil, ¡miradme!
A cada ser vivo que habite la tierra
Jamás se os olvide que en el mundo hay guerra
Por pasar de largo sin gloria ni pena delante de un hombre
Y no preguntarnos qué sueño le inquieta
Qué historia le empuja,
Qué pena lo envuelve,
Qué miedo le para,
Qué madre lo tuvo,
Qué abrazo le falta,
Qué rabia le ronda,
Qué envidia lo apresa…
Jamás, y los digo faltándome fuerzas,
Si el mundo se para,
No os quedéis sentados viendo la manera de que otro lo empuje
Remangaos el alma,
Sed palanca y rueda,
Tirad de la vida vuestra y de quien sea,
Que os falte camino,
Perded la pelea contra los enanos
No sed los primeros,
Que os ganen los hombres que no tienen piernas
No sabedlo todo,
Dejad que contesten los que menos sepan
Las manos bien grandes,
Las puertas abiertas,
Anchos los abrazos, fuera las fronteras
Hablad un idioma claro, que se entienda
Si estrecháis la mano, hacedlo con fuerza
Mirando a los ojos,
Dejando una huella
Prestad vuestra vida,
Regaladla entera
Que a nadie le falte ni una gota de ella
¡Cantad!
Que cantando la vida es más bella
Y jamás, os hablo desde donde nazca
El último soplo de vida que tenga,
Jamás una huida,
Por muchos que sean…

“Instrucciones a mis hijos”. Poema Magdalena Sánchez Blesa

Cómo ser monje Soto Zen con Grupo Zen Ryokan

Cómo ser monje Soto Zen con Grupo Zen Ryokan

Desde 2020, casi todos los meses, muchas personas me han escrito preguntando si pueden ser monjes de nuestra sangha, Grupo Zen Ryokan. Creo que es una iniciativa muy noble y necesaria, pues la preservación del Buddhadharma y de las enseñanzas de Dogen Zenji o Nishijima Roshi, requiere a aquellos que consagren su existencia a la Vía del Zen.

Al principio las personas están muy interesadas y listas para comenzar a entrenar de inmediato bajo mi tutela (por alguna razón que no entiendo). Me parece que asumen que en 1 año reciben un certificado de “Felicidades, es usted un flamante monje budista”. Pero cuando explico en qué consiste la ordenación, y más aún, el tiempo requerido, no vuelven a preguntar.

Esto es muy bueno porque la ordenación debe ser muy difícil. Desde la China antigua y hasta el día de hoy, el proceso de entrada a un monasterio budista tiene que poner a prueba la sinceridad, paciencia y determinación del futuro monje.

En muchos lugares de China y Japón, por ejemplo, el aspirante debe pasar entre 1 y  3 días de pie afuera de las puertas del templo, esperando a que el Maestro decida si es digno de entrar o no. No importa si hay lluvia, calor o nieve, la persona debe demostrar que está lista para las exigencias del entrenamiento. Asimismo, debe estar preparada para dejar de lado su nombre, su pasado, su hambre por lo materia y lo sensorial, el ego; y entender que el tiempo en el Soto Zen corre de manera distinta que en la vida urbana.

Traducido a tiempos modernos, los maestros tenemos que hacer que la ordenación sea de disciplina, dura, difícil y llena de retos. Solo así podemos ser monjes útiles al universo, que podamos entender de gratitud, compasión y generosidad.

Para nosotros el tiempo es solo una ilusión. Lo mismo da 1 minuto que 30 años. Por esta razón no hay un tiempo definido para un certificado de “Es usted un Monje, marca Acme”. Si la persona sigue adelante con todo, quizá (solo quizá) pueda ordenarse luego de 8 o 10 años de entrenamiento.

A diferencia de otras tradiciones donde cualquier persona puede pedir la ordenación, en nuestra tradición Nishijima-Cohen, nunca aceptamos peticiones de la gente. Tenemos que ser muy cuidadosos porque cada monje representa a la tradición completa. Un error o abuso de un monje, puede destruir la historia de toda una escuela. Es el Maestro quien propone la ordenación cuando el estudiante está listo para dar ese salto, y hasta entonces la persona decide si quiere seguir o no.

Por la naturaleza de nuestra sangha, casi todo el entrenamiento puede ser a distancia, pero es necesario acudir a retiros presenciales constantemente para entrenar directamente con el maestro. Esto implica disponibilidad, tiempo y recursos para viajar y pasar al menos 1 mes en retiro al año.

También es importante decir que, aunque hay algunas sanghas estrictas en esto, el Soto Zen en general no es célibe ni vegetariano. En el futuro explicaré por qué.

Con todo esto dicho, aquí están los pasos a seguir para ordenarse con Grupo Zen Ryokan.

Pasos para ordenarse con Grupo Zen Ryokan:

• Haber sido parte de la sangha por al menos 3 años y participar activamente en ella.
• Tener práctica disciplinada e inquebrantable de Zazen.
• Participar en la mayoría de las prácticas diarias, ceremonias, retiros y Zazenkai.
• Demostrar voluntad de ayudar a la sangha y a su comunidad.
• Participar en 3 o más periodos de Ango.
• Recibir la propuesta personal del Maestro para presentar Jukai (Recibir los Preceptos).
• Haber entrenado 1 año completo para Jukai. Seis meses estudiando los Preceptos y otros 6 meses cosiendo un rakusu a mano.
• Presentar ceremonia de Jukai.

Durante los siguientes 3 a 5 años después de Jukai:

• Tener práctica disciplinada e inquebrantable de Zazen.
• Ser parte de los grupos de estudios formales.
• Seguir participando en la mayoría de los eventos de la sangha.
• Pasar al menos 1 mes al año en retiro entrenando con el Maestro.
• Demostrar voluntad de ayudar a la sangha y a su comunidad.
• Demostrar que vive por y para mantener el Buddhadharma y los Preceptos.
• Cuidar de su cuerpo-mente. Alimentarse de forma saludable y practicar yoga o taichi.
• Dejar de lado todo tipo de abusos de consumo, contra su cuerpo o contra otros seres.
• Preferible, pero no indispensable: dominio del idioma inglés, suficiente para leer un libro sin recurrir a un diccionario.

Si después de todo este tiempo de entrenamiento, la persona está lista, es el Maestro quien hará la propuesta formal de ordenación al alumno.

Es difícil, lo sé. Pero es precisamente la idea. Si estás de acuerdo con todo ello, adelante. Te espero en el Grupo Zen Ryokan para caminar juntos.

Cuento Zen: El caballo desbocado

Cuento Zen: El caballo desbocado

 

Había una vez un caballo que galopaba veloz por el camino. Parecía que el jinete tenía que ir a algún lugar importante.

Desde abajo otro hombre le preguntó —¿A dónde vas?.

—¡No lo sé! ¡Pregúntale al caballo!

Este pequeño cuento clásico de China tiene muchos significados y ha sido estudiado por siglos. Me pidió ser traducido porque estos tiempos son para muchos de nosotros como montar en un caballo que solo avanza a donde quiere ir.

A veces este caballo llamado vida avanza sin parar, pasando por piedras y barrancos. Otras ocasiones el caballo se detiene a descansar, comer y beber agua.

Pero no importa hacia dónde vaya, el jinete no se baja. No cuestiona ni juzga, y tampoco detiene a su corcel. Solo se deja llevar confiando en que el caballo llegará a donde necesitan estar los dos. En silencio, con confianza y sin perder el sentido del humor.

Caballo y jinete no son dos, son una sola cosa. Uno no domina al otro, sino que avanzan en sincronía. Se entienden, se comunican y van juntos un paso a la vez.

Si lees diario este cuento quizá puedas avanzar junto con tu caballo para llegar juntos a donde sea.

No hay motivo alguno para practicar meditación

No hay motivo alguno para practicar meditación

Me parece muy curioso cómo el pensamiento occidental siempre necesita una razón específica para hacer las cosas. Queremos datos, estadísticas, detalles minuciosos para tratar de entender porqué lo que sea. Y no solo eso, sino que siempre quiere obtener una  ganancia, algo a cambio.

Esta mentalidad de exprimir absolutamente todas las naranjas que nos pone la vida, nos ha puesto en mil problemas. Se han peleado guerras, hace que las parejas rompan o que los amigos se traicionen. La infelicidad que nos causamos al buscar el éxito o ganar de todas todas, jamás se detiene.

Los maestros budistas en occidente nos hemos tenido que adaptar a esto y tenemos que explicar los muchos beneficios que se obtendrán por la práctica de esta filosofía. A veces debemos transformarnos en vendedores, en lugar de dedicar todos los esfuerzos a solo enseñar.

Pero a veces todas estas búsquedas necesitan detenerse. No buscar y no entender es aún más tranquilizador y relajante que esta obsesión por hallar motivos a todo. A veces solo sentarse en una banca del parque a ver pasar la vida, es justo lo que necesitamos.

Por eso Zazen, la meditación Zen, es tan importante. Por que no es importante.

No hay motivo válido para practicar Zazen. Zazen es completamente inútil y aburrido. Al sentarte en el zafu no hay nada qué ganar, no hay nada qué comprender, no hay nada qué hacer, no hay discusiones qué ganar, no hay escenarios perfectos qué buscar ni sueños por cazar. No hay nada qué arreglar o mejorar. No ganas más dinero, no serás una persona más bella ni más inteligente.

No hay nada por comer, reconocimientos qué ganar y no hay un centavo por gastar. No hay géneros, partidos políticos, colores, banderas ni equipos. No hay deseo por ver la nueva película de superhéroes, leer el mejor libro o salir en el viaje más épico al paraje más exótico del planeta.

No hay nada que buscar, nada qué demostrar.  No hay que tener éxito, no importan los fracasos y no hay que obtener medalla alguna. Ni siquiera hay que intentar entender situaciones como epidemias o huracanes.

Cuando nos sentamos en el zafu, solo hay Zazen. Por eso es el pilar de la práctica Zen.

Es justo en el zafu donde uno rompe todas las cadenas. Esas grandes piedras que cargamos en la espalda como la culpa o la angustia, se disuelven cuando la mirada se fija en una pared o en el suelo. Los miedos se alejan y la ira parece algo tan tonto, que muchas veces el practicante termina con la misma sonrisa del Buda.

En Zazen es donde está la libertad absoluta y todas las enseñanzas de Shakyamuni comienzan a cristalizarse.

La mente sigue al cuerpo, el cuerpo sigue a la mente. Si el cuerpo se queda inmóvil, la mente se calma y viceversa. Es aquí donde está la verdadera libertad.

Pero si buscas esa libertad, la pierdes porque al buscar vuelves a poner la cadena.

Zazen no sirve para absolutamente nada. Por eso practicamos.

Qué hacer cuando alguien no se comporta como debiera

Todos hemos sufrido cuando alguien no se comporta como imaginamos que debería. Tenemos claras la serie de reglas y costumbres que todos deberían seguir, pero cuando no lo hacen, dukkha nos inunda.

En nuestro autoengaño, vamos un paso más allá. Sabemos cómo los demás deberían comportarse, pero esas reglas son completamente flexibles para uno mismo. Nadie debería robar, pero yo sí puedo descargar música ilícita. Nadie debería criticar a los demás, pero yo sí puedo destrozar a alguien que no viste de acuerdo a mis estándares. Si tengo prisa sí puedo (y debo) pasar de alto la luz roja, pero los demás no. Si llego tarde a una cita, está bien; pero si tú llegas tarde conmigo, entonces sufrirás mi ira.

Tenemos esta ilusión de superioridad moral que nos separa y termina por hacer miserable nuestra propia existencia. Es una condición humana que se repite en todos lados y en todos los tiempos. El ser humano siempre ha funcionado con una muy pobre mirada de cómo es la vida en realidad.

¿Qué hacer cuando alguien no sigue el guión que hemos escrito? Nada.

¡Ahora sí que estás loco, Chocobuda! ¿Cómo no voy a hacer nada si esta persona está haciendo XYZ cosa?

En esta charla en video hablo al respecto.