¿No odias cuando alguien te dice algo como “todo pasa por una razón”? Yo también. Sin embargo, en el contexto del budismo Soto Zen, esta frase implica toda una enseñanza espiritual.
Para el budismo Mahayana la enseñanza de los Doce Eslabones del Origen Dependiente nos dice que todo, absolutamente todo en el multiverso, es una reacción a incontables causas y efectos. Ningún fenómeno interno o externo ocurre sin una causa anterior. Por consiguiente, todo fenómeno es la semilla de muchas nuevas causas.
Durante 3 Zazenkai exploraremos los Doce Eslabones y aprenderemos sobre el Origen Dependiente de las Cosas.
¡Te esperamos!
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Zazenkai significa Meditamos Juntos, y son las reuniones semanales de una sangha Soto Zen. En Grupo Zen Ryokan nos reunimos todos los domingos, para una pequeña ceremonia, practicar Zazen juntos y aprender Budismo Soto Zen.
Si estás fuera de Guadalajara, Jalisco, puedes participar con nosotros vía Zoom en vivo, o ver la transmisión grabada en YouTube.
Si estás en la ciudad, te esperamos en el Árbol del Yoga, siempre y cuando sigas al pie de la letra las medidas de prevención por la contingencia sanitaria. Detalles aquí.
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Dana: Recuerda que los monjes budistas no tenemos sueldo. Mantenemos todas las actividades de la sangha gracias a tus donativos. Si está en tus posibilidades, dona lo que te sea cómodo. Escríbeme en privado para decirte cómo. Gracias, gracias.
Existe una frase que, aunque sea lugar común y esté en múltiples memes y charlas motivacionales, es importantísima para la práctica Zen. De hecho, cuando se dice sin contexto y con ganas de dar ánimo a alguien, parece que tiene el resultado opuesto.
¿No odias cuando alguien te dice algo como “todo pasa por una razón”? Yo también. Sin embargo, en el contexto del budismo Soto Zen, esta frase implica toda una enseñanza espiritual.
Para el budismo Mahayana la enseñanza de los Doce Eslabones del Origen Dependiente nos dice que todo, absolutamente todo en el multiverso, es una reacción a incontables causas y efectos. Ningún fenómeno interno o externo ocurre sin una causa anterior. Por consiguiente, todo fenómeno es la semilla de muchas nuevas causas.
Y para la práctica Zen, la Ley de Causa y Efecto es tema de profunda contemplación y estudio. Cuando la entendemos, estamos más cerca de liberarnos de dukkha.
Para facilitar el estudio del Origen Dependiente de las Cosas, existen los Doce Eslabones. Estos eslabones son una cadena que nos mantiene sujetos y que nos causan sufrimiento. Cuando los rompemos, la vida se pone más cómoda.
Entender que todo está interconectado, que nada sucede por casualidad y que nuestras acciones tienen consecuencias; nos hace responsables para con uno mismo y para el resto de los seres. Es una enseñanza tan profunda que, si aprendes a ver, te darás cuenta de que todo es Buda.
Los Doce Eslabones son una explicación de cómo funciona el Origen Dependiente de acuerdo con la doctrina budista clásica. Para escapar del sufrimiento, basta con romper al menos uno de los eslabones. Suena fácil, pero requiere entrenamiento y práctica constante.
Como una pequeña introducción a este concepto, aquí están los primeros seis de los Doce Eslabones:
1. Ignorancia: Avidya
La ignorancia en el contexto budista significa no entender o no querer ver las Cuatro Nobles que nos dejó Shakyamuni.
Vivir en ignorancia también se refiere a la ignorancia de anatta, la enseñanza de que no hay un «yo» en el sentido de un ser permanente, integral y autónomo dentro de una existencia individual.
Ignorancia también implica asumir que nuestra personalidad es única e importante. Es decir, la ilusión de YO es una construcción basada en narrativa y no es real.
2. Acción volitiva: Samskara
La ignorancia produce samskara, que puede traducirse como acción volitiva, formación, impulso o motivación. Debido a que no entendemos la verdad, tenemos impulsos que conducen a acciones que nos causan daño o dañan a otros.
3. Conciencia condicionada: Vijnana
Nuestra conciencia no es mágica ni apareció de la nada. Está condicionada y existe porque es la acumulación de conocimiento, cultura, decisiones y juicios sobre el universo. Asumir que la conciencia de uno es real y única, nos aísla de la vida y nos produce sufrimiento.
4. Nombre y forma: Nama-rupa
Es nuestra percepción del mundo con base en los Skandhas (sentidos corporales). Todo lo que sientes pasa a través de tu cuerpo y sistema nervioso. Pero asumir que lo que uno siente es real, es la puerta al sufrimiento. De igual forma, asumir que las opiniones y juicios definen la verdad última de la vida, es un error fundamental producto de la ignorancia.
Atarnos a la forma física de las cosas, es sufrimiento.
5. Los seis sentidos: Sadayatana
Nuestros sentidos corporales conducen a los demás eslabones de la cadena. Es por ellos que la percepción del mundo es posible, pero es muy fácil caer en el juego de asumir que estos reportes de la vida son la realidad.
6. Impresiones sensoriales: Sparsha
Sparsha es el contacto entre las facultades sensoriales individuales y el entorno exterior. Es decir, es cuando la mente “toca” un objeto o fenómeno para reconocerlo.
Zazenkai significa Meditamos Juntos, y son las reuniones semanales de una sangha Soto Zen. En Grupo Zen Ryokan nos reunimos todos los domingos, para una pequeña ceremonia, practicar Zazen juntos y aprender Budismo Soto Zen.
Si estás fuera de Guadalajara, Jalisco, puedes participar con nosotros vía Zoom en vivo, o ver la transmisión grabada en YouTube.
Si estás en la ciudad, te esperamos en el Árbol del Yoga, siempre y cuando sigas al pie de la letra las medidas de prevención por la contingencia sanitaria. Detalles aquí.
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Dana: Recuerda que los monjes budistas no tenemos sueldo. Mantenemos todas las actividades de la sangha gracias a tus donativos. Si está en tus posibilidades, dona lo que te sea cómodo. Escríbeme en privado para decirte cómo. Gracias, gracias.
Para la mente analítica occidental, tomar refugio en la Triple Gema es muy difícil. Requiere un esfuerzo enorme el soltar la mente de navaja que todo lo corta en pequeños pedazos, para poder entender la vida. Hemos creado un sistema existencial que depende del escepticismo para no sentirnos tan a la deriva. Pero justo por eso sufrimos.
Al seccionar todo, crear reglas, catalogar en «bueno» y «malo»; el misticismo que nos da el Soto Zen para vivir la Perla Brillante como algo completo y perfecto, se diluye.
Conceptos profundamente religiosos como Dharmakaya, shunyata, annica o hasta el mismo enso, quedan solo como ideas lejanas.
La práctica budista es tanto esotérica como metafísica. No en el sentido de algo paranormal, sino que se debe tomar el Dharma y confiar en él. Es la práctica misma la que, sin palabra alguna, nos demuestra que la ceremonia y los conceptos alucinantes, son reales.
¿Podemos practicar Soto Zen sin tener que recurrir a lo místico? Sí, claro.
Tener una práctica Zen seglar y escéptica es posible si sólo nos mantenemos en la superficie y nos quedamos con el Dharma humanista; el que nos hace mejores personas y nos da un esquema a seguir para una vida con principios. Podemos leer Sutras y Dogen para solo poner en práctica lo que asumimos que nos conviene. Podemos practicar meditaciones narradas de una app o de YouTube y también está bien.
Pero en algún momento va a tocar un abrazo, una puesta de sol o un beso. Iremos a un bosque o al mar y nos sentiremos conectados con algo más grande. Esos momentos no los analizamos.
En algún punto el corazón se va a romper, viviremos la injusticia o vendrá el miedo a la impermanencia. Llegarán preguntas a las que nunca habrá respuesta usando la mente intelectual.
El vacío existencial resultante de un ego inflamado también llegará y no habrá cómo entender que solo es Buda siendo Buda.
Habrá un tiempo en la vida en el que solo hay que aceptar las cosas como son, sin caprichos ni anhelos.
Quedarnos únicamente con la superficie del budismo es lindo, pero es como beber café soluble. La experiencia y el verdadero sabor del café no se obtiene, a menos que un barista prepare una taza, con cariño y respeto por la cultura del café.
Es como leer una revista y seguir los 10 consejos para X, en lugar de profundizar en el tema con un maestro experto que nos ayude y un grupo de personas con los mismos intereses.
Ahora, no podemos tener una práctica Zen sin metafísica porque en la contemplación del silencio en Zazen, soltar la mente analítica y maravillarnos con la magia de la realidad, solo se obtiene cuando nos rendimos ante la magnitud del Buda. Sin soltar la mente analítica no se podría entender los poemas de Ryokan o las enseñanzas de Dogen y los Patriarcas.
Sin la ceremonia o las postraciones, es muy difícil sentirnos parte de un universo completo, perfecto e indivisible, en donde todo tiene un motivo, una causa y una serie infinita de conexiones. Trascendemos el ego que se resiste a la tradición ancestral y que se está perdiendo de sentir el orden y el flujo del cosmos entero a través de cada partícula del ser.
Sin sentarnos en Zazen y dejar que la vida sea, no podríamos nunca experimentar la vacuidad y la Luz Dorada de la que tanto hablamos.
Necesitamos la parte religiosa y mística del Soto Zen porque es justo la que nos integra a la Perla Brillante. Excluirnos de ella, hace que la vida sea dolorosa y sin sentido. No es casualidad que a Dogen Zenji se le conozca como el realista místico.
Entonces, sí que se puede practicar budismo sin la parte religiosa.
Pero creo vale la pena esforzarse por vivir la práctica completa.
Uno de los personajes más venerados del Budismo Mahayana, es el monje, filósofo, médico y sabio, Nagarjuna. Nació y vivió en India, entre los años 150 y 250 d.C.
Como todos los maestros budistas legendarios, Nagarjuna era un estudioso del Dharma, pero también del sufrimiento y la mente humana. Pudo encontrar que existen Ocho Preocupaciones Mundanas que nos hacen perder tiempo y que convierten nuestra existencia en una carga difícil de llevar.
Estas Preocupaciones dan orden a los apegos y las aversiones que nos atan al samsara. Son cuatro esperanzas, con sus correspondientes cuatro miedos; que generan un ciclo muy difícil de romper. A menos, claro, que la persona decida liberarse del sufrimiento y comenzar a entrenar budismo.
Es con la práctica budista, y en particular del Soto Zen, que podemos mirar de lejos estos ciclos y comenzar a romperlos.
Pero para que eso suceda, hay que saber que éstos existen y que continuamente dictan nuestros pensamientos y decisiones.
1 y 2: Felicidad vs. Sufrimiento
El problema con la felicidad como la conocemos en el mundo dominado por el cristianismo es que se le atribuye a euforias que llegan por lo externo. Un nuevo auto, una nueva relación, más dinero; todo ello es externo del Ser. Este tipo de felicidad dispara el miedo de no tener lo que queremos, o de perder lo que que tenemos. Lo que nos lleva al sufrimiento.
En un tiempo donde lo tenemos todo, somos más infelices que nunca.
Mucha felicidad es igual a mucho sufrimiento. Por eso en el Soto Zen entrenamos la mente para regresar al equilibrio y a la ecuanimidad.
3 y 4: Fama vs. Insignificancia
Obtener reconocimiento se puede volver una actividad compulsiva. Ser admirado y respetado por los demás es adictivo porque inflama el ego. Esta búsqueda por la fama está disparada por el terror que nos da la insignificancia.
Ambas Preocupaciones son un camino certero al sufrimiento. Mantener la ilusión del YO bajo control gracias a nuestro entrenamiento, nos ayuda a soltar y a vivir con elegancia y humildad.
5 y 6: Alabanza vs. Culpa
Cuando necesitamos que todo el tiempo nos estén adulando, es terrible porque significa que no estamos seguros de nuestra existencia y actos. Si no recibimos halagos, entonces viene el miedo y la culpa. Ambos son solo el síntoma de un ego que se ha inflamado.
En Zazen el ego se desinfla, y las alabanzas o la culpa, son solo pensamientos que se disuelven como nubes al viento.
7 y 8: Ganar vs. Perder
En el Soto Zen ponemos énfasis en la ilusión de «ganancia». Es solo una fantasía que provoca sufrimiento en aquellos que «vencimos» y en nosotros mismos, pues la avidez por ganar es una atadura que nos cuesta la tranquilidad. Estar preocupados por ganar, por hacer que otro pierda, o tener miedo a perder, también es signo de un ego que está inflamado pero, además, está desconectado de la naturaleza y no tiene compasión.
Tomar refugio en Buda, Dharma y Sangha nos ayuda a practicar activamente la compasión, dejando de lado por completo la ilusión de victoria o derrota.
Si lo que escribo te es útil y te gusta, ¿por qué no invitarme un café? Gracias.
Sobre mi
¡Hola! Soy Kyonin, monje y maestro budista de la tradición Soto Zen. Formo parte de Grupo Zen Ryokan. Comparto la sabiduría eterna del Buda para ayudar a encontrar la paz interior y la liberación del sufrimiento. Juntos vamos en camino hacia la compasión.
En días de lluvia
la melancolía invade
al monje Ryokan
-Haiku de Ryokan Taigu Roshi