Uno de los personajes más venerados del Budismo Mahayana, es el monje, filósofo, médico y sabio, Nagarjuna. Nació y vivió en India, entre los años 150 y 250 d.C.
Como todos los maestros budistas legendarios, Nagarjuna era un estudioso del Dharma, pero también del sufrimiento y la mente humana. Pudo encontrar que existen Ocho Preocupaciones Mundanas que nos hacen perder tiempo y que convierten nuestra existencia en una carga difícil de llevar.
Estas Preocupaciones dan orden a los apegos y las aversiones que nos atan al samsara. Son cuatro esperanzas, con sus correspondientes cuatro miedos; que generan un ciclo muy difícil de romper. A menos, claro, que la persona decida liberarse del sufrimiento y comenzar a entrenar budismo.
Es con la práctica budista, y en particular del Soto Zen, que podemos mirar de lejos estos ciclos y comenzar a romperlos.
Pero para que eso suceda, hay que saber que éstos existen y que continuamente dictan nuestros pensamientos y decisiones.
1 y 2: Felicidad vs. Sufrimiento
El problema con la felicidad como la conocemos en el mundo dominado por el cristianismo es que se le atribuye a euforias que llegan por lo externo. Un nuevo auto, una nueva relación, más dinero; todo ello es externo del Ser. Este tipo de felicidad dispara el miedo de no tener lo que queremos, o de perder lo que que tenemos. Lo que nos lleva al sufrimiento.
En un tiempo donde lo tenemos todo, somos más infelices que nunca.
Mucha felicidad es igual a mucho sufrimiento. Por eso en el Soto Zen entrenamos la mente para regresar al equilibrio y a la ecuanimidad.
3 y 4: Fama vs. Insignificancia
Obtener reconocimiento se puede volver una actividad compulsiva. Ser admirado y respetado por los demás es adictivo porque inflama el ego. Esta búsqueda por la fama está disparada por el terror que nos da la insignificancia.
Ambas Preocupaciones son un camino certero al sufrimiento. Mantener la ilusión del YO bajo control gracias a nuestro entrenamiento, nos ayuda a soltar y a vivir con elegancia y humildad.
5 y 6: Alabanza vs. Culpa
Cuando necesitamos que todo el tiempo nos estén adulando, es terrible porque significa que no estamos seguros de nuestra existencia y actos. Si no recibimos halagos, entonces viene el miedo y la culpa. Ambos son solo el síntoma de un ego que se ha inflamado.
En Zazen el ego se desinfla, y las alabanzas o la culpa, son solo pensamientos que se disuelven como nubes al viento.
7 y 8: Ganar vs. Perder
En el Soto Zen ponemos énfasis en la ilusión de «ganancia». Es solo una fantasía que provoca sufrimiento en aquellos que «vencimos» y en nosotros mismos, pues la avidez por ganar es una atadura que nos cuesta la tranquilidad. Estar preocupados por ganar, por hacer que otro pierda, o tener miedo a perder, también es signo de un ego que está inflamado pero, además, está desconectado de la naturaleza y no tiene compasión.
Tomar refugio en Buda, Dharma y Sangha nos ayuda a practicar activamente la compasión, dejando de lado por completo la ilusión de victoria o derrota.
Justo como la flor en el espacio, no hay manera de encontrar su verdadera esencia. El viento y la luna que entran por las seis ventanas, también están prístinos y vacíos.
Las cosas parecen reales aún en la vacuidad, pero no lo son. No hay sustancia en ellas.
Solo han rentado temporalmente estas cuatro paredes luminosas.
El Gran Círculo abarca todo el espacio vacío, sin embargo, no tiene sombra ni forma.
Abraza todas las cosas bajo el sol, sin opacar la luz de su verdadera esencia.
¿Cómo puede uno distinguir el verdadero aspecto de las cosas ante nuestros ojos?
Brillante es la luna de otoño en el claro cielo azul.
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El Preceptor Naong (1320–1376) es un personaje clave del Budismo Seon, de Corea. Su práctica lo llevó a enseñar en muchos templos importantes de su tiempo y cuentan que siempre estaba rodeado de alumnos.
La base de su práctica era la contemplación de la Triple Gema y la vacuidad que los caracterizaba. Este poema es justo producto de su admiración y reverencia por la Luz Dorada del Buda.
Las cosas de la vida, tanto objetos físicos como mentales, carecen de sustancia. No tienen nombre, no tienen importancia intrínseca. Todo está vacío de personalidad nata, pues todo es producto de millones de causas y efectos.
La flor que observas, no se llama flor. El espacio vacío alrededor de ella no necesita nuestras etiquetas para ser. Todo requiere rentar un espacio en la mente para poder existir. La mente iluminada es la que sabe esta verdad y no permite que las cosas se queden para siempre, sino que les renta un espacio temporal.
Todo lo que existe es Buda. Es un círculo eterno que a veces cierra y a veces no. El enso es vacuidad rodeada de vacuidad que contiene todas las vacuidades.
Pero solo con la mente clara como el cielo azul es posible que la Iluminacion del Universo nos de acceso a concer estas verdades.
Por supuesto, sentarnos en Zazen es la manera de limpiar la mente y volverla un cielo azul perfecto.
Si leer budismo básico ya no es suficiente y necesitas saber más sobre Zen, te invito a tomar la segunda parte del Curso de Introducción al Budismo Zen, de Grupo Zen Ryokan. Continuaremos nuestro camino aprendiendo la historia, tradición y prácticas de esta milenaria forma de vida.
Este curso está pensado para alumnos del Curso 1 y para quienes ya estén familiarizados con su contenido (ver temario aquí).
Sobre el formato (presencial/en línea)
El Buda y los Maestros a través de la historia se han adaptado a la tecnología disponible para transmitir las enseñanzas a la comunidad y mantener el Dharma vigente. Este concepto se conoce como Upaya, o Medios Virtuosos de Enseñanza.
Grupo Zen Ryokan se adapta y usa los medios en vivo y electrónicos para compartir la llama del Budismo Soto Zen en español.
Entendemos la tecnología como herramienta de comunicación y de aprendizaje que une a las personas, trascendiendo fronteras, horarios y culturas.
Cuando estamos juntos practicando el Dharma y en Zazen, saltamos obstáculos regionales, etiquetas y tiempo. Esto nos permite estar siempre unidos, sin prisas.
Es un formato ideal para personas muy ocupadas o con algún impedimento para acudir a un centro Zen local.
Practicamos Zen en el templo más grande: La Vida.
Objetivo
Profundizar en el estudio de la historia, textos y ceremonias esenciales del Budismo Soto Zen; para llevarlo a nuestra experiencia cotidiana y vivir en respeto, armonía, silencio y elegancia.
Practicaremos Shikantaza Zazen (meditación zen) desde el primer día para cultivar el hábito diario de esta práctica suprema.
En una mirada
Curso: Introducción al Budismo Zen 2, 2022.
Facilitador: Hondou Kyonin.
Inicia: Miércoles 2 de noviembre de 2022.
Duración: 6 meses.
Necesario:
Haber tomado el Curso de Introducción al Budismo Zen 1, o conocer los temas estudiados en el curso anterior. Ver temario aquí.
Tener una práctica diaria y estable de Shikantaza (al menos 20 minutos al día)
Disponibilidad: Limitada. Inscríbete pronto.
Cierre de inscripciones: Lunes 31 de octubre de 2022.
Costo: Donativo mensual.
Sede:
En línea. El material de estudio y la discusión serán en nuestra plataforma en línea.
Más información en inscripciones en: choco ARROBA budismosotozen.org
Entrenar budismo Zen, estudiarlo, practicar con una sangha y adoptar un maestro es un completo acto de amor y fe. Pero no es un amor ingenuo que nos ciegue por completo. Tampoco se trata de una fe que cancele la inteligencia.
Se trata de que, a través del estudio, Zazen y la experimentación personal, desarrollar la confianza de que el Buda no estaba equivocado. Es como si quisiéramos navegar un río en una balsa. Un tonto se subiría a la balsa pensando que no necesita nada más que su voluntad para conducirla.
Una persona del Dharma, investigaría lo esencial de navegar un bote, consultaría a un experto, aprendería un poco de física elemental, revisaría consensuadamente el bote, estudiaría el río y la estación del año; y hasta entonces comenzaría a navegar con la confianza de que todo funciona como debe. Y aun así, la persona estaría abierta a que la vida cambia.
Los pasos que tomamos en nuestra práctica espiritual pueden tardar algún tiempo, pero poco a poco vamos aprendiendo más hasta llegar al punto de que la navegación es automática.
Esto es desarrollar confianza en el Buda interior.
El Buda en ti es una parte que todos compartimos que está atada a nuestra humanidad básica. Es un aspecto de nuestra vida que nos dice que todo va a estar bien, siempre y cuando estemos dispuestos a trabajar en ello.
Si entrenamos Zen, el Buda interior se fortalece y la falta de confianza en uno mismo comienza a disolverse. También se comienza a entender que no hay tal cosa como baja autoestima porque no existe un YO en primer lugar.
Cuando el Buda interior florece, las cosas dolorosas de la vida se tornan menos amenazadoras. La Impermanencia es solo un aspecto más de algo más grande y perfecto. Nuestra Ilusión de Continuidad también comienza a irse.
El Buda interior es el estado más perfecto del a luz. Dentro de todos está esta lámpara que jamás se apaga y que ilumina nuestra consciencia a través de nuestros actos compasivos.
Cuando todo parece caos al rededor, siempre podemos dirigir nuestra atención al Buda interior para encontrar paz. Es una confianza perfecta, un acto de amor para el cosmos.
El término sánscrito para fe es sraddha, que es parte de Pancabala o Los Cinco Poderes. Junto con energía, atención plena, concentración y sabiduría, son prácticas que nos llevan hacia una práctica más pura.
¿Cómo encontrar al Buda interior y desarrollar la fe en él? Es a través del estudio del Dharma y de la práctica inquebrantable de Shikantaza que podemos sentir su presencia. Es con la observación de los retos de la vida y sus relaciones con el universo, que podemos descubrirlo.
Está en tu inhalación y en tu exhalación. En cada sonrisa y en cada lágrima. Está naciendo mientras lees estas palabras.
Con más frecuencia de lo que quisiéramos, la vida nos obsequia retos que ponen a prueba todo lo que somos. Estas situaciones van desde personas difíciles, problemas socioeconómicos, corazones rotos, clima que no nos obedece y hasta comida que no nos gusta.
Ir en contra de la vida y que no se cumplan nuestras expectativas, nos causa dolor de todo tipo. Dukkha es el término en sánscrito para estas situaciones que rechazamos todo el tiempo y que nos causan insatisfactoriedad.
¿Te has percatado como son las conversaciones en las que participas? A veces da la impresión de que es un concurso de quién ha sufrido más o quien tiene la peor noticia de todas. Y entonces, lejos de que nuestro sufrimiento disminuya, contribuimos al Dukkha colectivo.
El budismo en general nos ofrece una puerta de salida del sufrimiento. Pero la práctica Zen abre las puertas a los retos de la vida. No los rechazamos, no luchamos contra ellos, sino que los dejamos entrar a nuestra vida.
Es como si el practicante de Zen fuéramos surfistas profesionales. Flotamos pacientes en el agua, disfrutando del mar. Cuando viene una ola, la esperamos, subimos a nuestra tabla de surf llamada Aceptación, y montamos la ola para que nos lleve a donde ella quiera. Camos de regreso al agua, salimos a flote y repetimos el ciclo.
La aceptación no es otra cosa más que estar 100% presentes en lo que la vida nos da. No deseamos que las cosas fueran diferentes ni anhelamos nada. Solo vivimos este momento con todo lo que tiene. Trascendemos las etiquetas de «bueno» y «malo». Las cosas son solo lo que son y no buscamos nada más.
De esta manera, Dukkha se aleja y nos mantenemos atentos para aprender, ser creativos y encontrar maneras de salir adelante.
Esto lo digo desde la experiencia personal. Estos días para mí son de mucho reto, pues estoy pasando por una situación que me requiere estar presente y con el corazón abierto a la compasión.
Mi padre sufrió un accidente y tuvo una cirugía que nos mantuvo a la familia viviendo en el hospital por casi 2 semanas. Ahora han pasado varios días y estamos en su casa. Aquí es donde el reto más grande comienza porque se trata de un adulto mayor que requiere asistencia en todo.
Gracias a la práctica Zen que he llevado meticulosamente por tantos años, esta experiencia está siendo menos fuerte. Puedo notar cuando el ego quiere dominarme y los pensamientos de YO se arremolinan.
Pero aún en el ojo de la tormenta, Shikantaza está ahí para ver todo eso flotar y desvanecerse.
En la profundidad y silencio de Zazen puedo sentir cómo la aceptación florece en mí. Veo cómo todo está interconectado.
Todo tiene una razón de ser. Todo sirve y no hay tal cosa como «tiempo desperdiciado». La vida necesita de todo lo que vivimos y de lo que aprendemos.
El Buda está en cada detalle de nuestra vida. Y estando en temporada de Ango, las oportunidades para ver cómo el Dharma fluye, son inmensas. Celebramos a Shakyamuni con cada acto de compasión, con cada minuto en silencio y cada vez que podemos dejar de lado el ego.
Este instante que estás viviendo, te guste o no, es perfecto. Ango nos da la oportunidad de abrir la mente y el corazón para que la Perla Brillante emita aún más belleza.
Sigamos adelante, amigos.
Ango está aún comenzando y me siento agradecido por todas las oportunidad es de aprendizaje y para vivir por lo que enseño.
En el budismo del mundo hay muchas imágenes del Buda. Cada una representa un aspecto de nuestra práctica como Zazen, compasión o sabiduría. Para el ojo de alguien que no sabe de budismo es natural pensar que el Buda es un dios y que cada color o figura diferente, es una deidad distinta.
Pero no es el caso.
Cada forma distinta del Buda es un recordatorio de alguna característica de nuestra práctica que queremos desarrollar o experimentar.
El Buda Azil de la Medicina, Yakushi Nyorai, en japonés, tiene como misión recordarnos la joya que es la salud y nuestro compromiso por cuidar la propia y de ayudar a los demás a cuidar de la suya.
Yakushi-sama es el doctor que cura el sufrimiento de nuestros corazones y siempre tiene el medicamento del Dharma listo para aplicarlo.
Este Buda tiene su posible origen en el siglo VII d.C. y se menciona por primera vez en el texto Mahayana, el Bhaisajya-guru-vaidurya-prabha-raja Sutra (El Sutra del Buda de la Medicina). Ahí se dice que era un bodhisattva que cumplió 12 grandes promesas y ascendió a la budeidad de la Tierra Pura Lapis Lazuli.
En la mano derecha tiene una rama de terminalia chebula, una planta importante para el ayurveda y la medicina china.
En su mano izquierda tiene un cuenco con ambrosia, con el que cura todo el sufrimiento y enfermedad de los seres vivos.
El lapis lazuli es una piedra con mucho significado espiritual para varios países de Asia. Se dice que tiene el poder de la curación, reduce la inflamación y las hemorragias internas. También purifica y da fuerza a quien lo porta.
A este Buda lo ponemos en el altar y en nuestros corazones cuando necesitamos fuerza para cuidar nuestra salud y la de otros.
Aunque en el Zen no recitamos muchos mantras, el de este Buda nos ayuda a tranquilizarnos y a animarnos a seguir adelante ante los retos de la salud que estén en nuestra experiencia.
Yakushi Nyorai nos ayuda a aceptar todas las condiciones de la vida.
El matra es: TAYATA OM BEKANDZE BEKANDZE MAHA BEKANDZE RADZA SAMUDGATE SOHA!
Y esta es una de las versiones más hermosas que conozco.
Si lo que escribo te es útil y te gusta, ¿por qué no invitarme un café? Gracias.
Sobre mi
¡Hola! Soy Kyonin, monje y maestro budista de la tradición Soto Zen. Formo parte de Grupo Zen Ryokan. Comparto la sabiduría eterna del Buda para ayudar a encontrar la paz interior y la liberación del sufrimiento. Juntos vamos en camino hacia la compasión.
En días de lluvia
la melancolía invade
al monje Ryokan
-Haiku de Ryokan Taigu Roshi