En el día 26 del doceavo mes, entré por primera vez a la ciudadela. En un abrir y cerrar de ojos, ya es el día 73 de la primavera. El año pasado y este, las corrientes de los ríos son las mismas. Ayer y hoy han pasado muy rápido. Ayer observé cómo abrían los primeros capullos, hoy veo de nuevo cómo las flores caen. Las primaveras van y vienen, no podemos agarrar ninguna. las personas de este mundo solo ven flores abrir y caer, pero no saben que ellos mismos son como flores. ¿No lo has notado? Por la mañana nos vemos muy bien al espejo. por la tarde flores funerarias adornan el camino a la tumba. Hay que entender que el nacimiento y caída de las flores claramente proclaman el Dharma de la Impermanencia.
—Preceptor de la Nación Wongam, Corea, 1226-1292
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Estamos a mitad de la primavera. Hay flores. Pronto el paisaje cambiará. Todo será dorado y naranja. Luego blanco otra vez. Esta es la manera en la que opera la vida. No te espera, no te consulta. Solo es.
Aprender a apreciar la elegancia de la Impermanencia de las cosas, es un paso más hacia la liberación.
Para el budismo la soledad no es algo malo. Todo lo contrario. Es parte de nuestro entrenamiento y el corazón avisa cuando es momento de retirarse para vivir en silencio, contemplación y estudio.
Durante un mes estaré en silencio para solo ser con lo que es, estudiar algunos textos para los que no he tenido la oportunidad, practicar yoga y ser Zazen.
Aunque yo no esté, Grupo Zen Ryokan sigue abierto para todos, gracias al cariño y dedicación de la sangha. La práctica diaria de Zazen continúa y habrá mini-zazenkai los domingos por la mañana.
Para participar, crea una cuenta en https://budismosotozen.org/sangha/
En la comunidad se publicarán fechas y enlaces a las reuniones por Zoom.
Nos vemos dentro de un mes.
…Habiendo experimentado el saber de la soledad y de la quietud, libre de angustia y de atadura, se absorbe en el saber del gozo de la Doctrina.
…Aquel que se sienta solo, descansa solo, pasea solo, se autocontrola en soledad, hallará dicha en el bosque.
Aunque soy el primero en animar a todas las personas a meditar, tengo muchos comentarios sobre la meditación como una forma de escape de la realidad. Es común en las escuelas occidentales de mindfulness que promuevan la atención plena como una suerte de vacaciones para la mente o como un paréntesis en la vorágine de la vida.
Suena bien y es atractivo, pero la verdad es que dista mucho de lo que Shakyamuni nos enseñó.
El Buda nos dejó la enseñanza de la práctica de meditación como una forma de contemplar la vida y la propia mente; para así llegar a un estado propicio para ver la vida tal como es. Si usas la práctica de meditación sentada como una puerta de salida, lo único que se logra es utilizar la práctica como si fuera cualquier sustancia psicoactiva más.
Y no, Zazen no es un a droga. Zazen es una expresión más de nuestra naturaleza búdica en la que nos manifestamos como vacuidad, para dejar de lado el ego que busca recompensa y euforias. Zazen es la única forma que tenemos para salir de la Matrix y poder ver las cosas como realmente son, abrazando todas las situaciones, sin comentarlas ni rechazarlas.
La Vida es esta corriente de energía que pulsa y fluye. Cada uno de nosotros es una pequeña ola en la inmensidad y las cosas que nos gustan y las que no, también son manifestaciones de la vida. Si intoxicamos la mente con cualquier droga, mindfulness incluido, lo único que hacemos es aplazar el hecho de que nos tendremos que enfrentar con aquello de lo que huimos. Lo que se hace más difíciles todas las cosas que nos causan dukkha.
Nos sentamos en Zazen sin ninguna especie de búsqueda y sin querer nada a cambio. Nos sentamos porque es lo correcto. Pero Zazen no termina cuando suena la campana. Tu día no empieza cuando termina Zazen.
Tu día comienza cuando te sientas en el zafu, y Zazen se mantiene activo durante todo el día.
El día termina cuando regresas al zafu para Zazen otra vez.
Todo lo que pasa entre zafu y zafu, es Zazen. Ahí entran las lágrimas, los corazones rotos, los problemas políticos, la contaminación, el vómito, las prisas, la muerte, el covid, la desesperación, el trabajo, los besos, la risa, la familia, la paz, el silencio, la comida deliciosa, la alegría, los minutos… absolutamente todo es Zazen porque Zazen es Buda y Buda es la realidad sin cortes y sin ediciones.
Tu día no inicia cuando sale el sol. Tu día inicia cuando pones tu trasero en el zafu, sin cuestionar y sin negociar.
Eres tu verdadero ser, cuando la palabra Shikantaza se manifiesta en ti.
Si tienes un corazón humano que funciona y te mantiene con vida, seguro te has preguntado alguna vez algo como ¿por qué a esa persona le va bien/tiene esto/puede hacer tal, y yo no?
Este sentimiento puede ser celos o envidia. Comienzo hablando de ellos porque todos nos relacionamos muy bien con ellos. En algún momento de la vida hemos sentido esas emociones. Pero mudita es una emoción justo opuesta a celos y envidia.
Las emociones humanas que reconocemos los occidentales son fáciles de entender porque el rango es muy sencillo. Sabemos perfecto cuando hay alegría, ira, tristeza, soledad o tranquilidad. También notamos cuando se van al extremo; la tristeza puede ser depresión, o la alegría puede ser euforia.
Si hacemos en este momento una exploración rápida de emociones, podemos notar el estado de ánimo en general. Virtualmente todas nuestras emociones están centradas en el ego. Yo estoy enojado. Yo estoy contenta. Yo estoy triste.
Sin embargo, desde la perspectiva budista, hay más emociones disponibles, aunque requieren entrenamiento porque son más un hábito para aprender y desarrollar. Una de ellas es mudita o Alegría por la Fortuna Ajena. Esta la podemos sentir cuando una persona que queremos logra algo y está tan radiante, que podemos sentir su felicidad en nuestro corazón.
Mudita es parte de una colección de enseñanzas llamadas Los Cuatro Inconmensurables (Brahmavihara) que el Buda dejó, y que están documentadas en sutras como el del Loto y el del Diamante. Estas son: Amor Incondicional, Alegría por la felicidad ajena, Compasión y Ecuanimidad. Son virtudes y emociones que necesitan ser entrenadas para poder experimentarlas.
Con mucha frecuencia he escrito sobre Metta Bhavana porque creo que es el primer paso a un mundo mejor. Pero mudita es igual de importante porque es un sentimiento que no se basa en el ego, sino en soltar el ego mismo.
Crear mudita no es fácil, pero siempre es importante dar el primer paso. Hay acciones muy concretas y simples como mirar al rededor y ver a los demás. Si tu compañero o vecino tiene algo lindo como un automóvil o un diploma interesante, en tu mente puedes decir:
Querido/querida XX, que este logro sea una cadena incesante de satisfacciones en tu vida. Que tu corazón esté lleno de júbilo y tus logros te lleven a una existencia plena y feliz. Gracias por tu esfuerzo, eres un ejemplo que seguir.
Al igual que las palabras que decimos en la práctica de Metta Bahavana, al principio este verso se siente artificial y forzado. Pero con el paso de las semanas, el júbilo llega a tu corazón y es más fácil ver las cosas buenas que los demás gozan. Esto es liberador porque la invidia se derrumba poco a poco, dejando paso libre a la ecuanimidad.
También es una excelente forma de comenzar a aceptar a los demás como iguales. Así como tú trabajas duro para conseguir lo que tienes, los demás hacemos exactamente lo mismo. Es solo que con la envidia tapando los ojos, es difícil ver el sacrificio detrás de cada logro.
¿No me crees? Compruébalo. Te reto a practicar mudita por al menos 1 semana, con lo explicado en este post. Todas las mañanas antes de iniciar el día, elige a alguien de tu entorno y dedícale esas palabras.
Lo peor que puede pasar es que me escribas diciendo lo mal que estoy 🙂
Al dejar la casa, uno debe estar plenamente atento, a través de muchas etapas y vivencias. Caminando solo más allá de los límites, sobrevolando por encima de lo mundano. Como un jirón de una nube de cuerpo ágil, como la luna que se revela, con la mente en paz. Un tazón para mendigar y una túnica parchada: un ave volando sobre una miríada de montañas. —Maestro Muujia. Corea, 1178–1234.
Pido disculpas por esta entrada demasiado personal. Pero es que este poema de Master Muujia toca fibras internas especiales en mi. Si lees, por favor olvídalo, que no vale la pena.
En el Budismo Zen, la ceremonia de ordenación se llama Shukke Tokudo, que significa dejar la casa. En la antigüedad se dejaba todo para ir al templo a entrenar. La búsqueda de refugio en Buda, Dharma y Sangha era literal, pues era tras las paredes del templo que los jóvenes estaban seguros de los tiempos violentos que se vivían.
Traducido a nuestro tiempo, dejar la casa implica dejar atrás todo lo que eras. Tus gustos, preferencias, opiniones, cultura familiar y hasta tu nombre. Ordenarse es nacer de nuevo como un ente en blanco, listo para comenzar a escribir una historia nueva al servicio del Buddhadharma.
Es un camino solitario y aislado, pero que con el paso del tiempo se vuelve más y más ligero porque lo que te anclaba ya no está más en la espalda. Nos convertimos en un jirón de nube y somos ligeros.
También se deja de lado el apego por lo material, y solo nos queda la túnica de parches, un puñado de palabras y el tazón para mendigar.
En este corazón no hay yo. Solo hay el fuego por servir a que la Luz Dorada de Amida siga existiendo.
En el post anterior vimos los primeros cinco factores que destruyen la autoestima. Hoy continuamos con la lista y tocaremos puntos que pondrán incómodos a más de uno. Y eso es bueno 😀
6. Lo que comes
El cuerpo necesita alimento para continuar vivo y ayudarnos a navegar las olas del samsara. Pero la alimentación con la que contamos en las ciudades es terrible, por decir lo menos.
El consumo de comida procesada daña la salud de muchas maneras. Un órgano que recibe mucha agresión originada por la comida es el cerebro. El azúcar y los cereales inflaman el cerebro, lo que produce depresión y agresión como síntomas. No es una coincidencia que los índices de depresión y violencia estén tan altos. ¡Nos alimentamos muy mal! Referencias aquí y aquí.
Cada persona es distinta, claro. La nutrición siempre es personal. Pero si revisas lo que comes y optas por lo natural cocinado en casa, es buena idea. ¡Lo peor que puede pasar es que te sientas bien y con menos apatía hacia ti!
7. Falta de luz solar
Por lo regular cuando tenemos problemas de baja autoestima preferimos vivir de noche. Esto se debe a que es cuando todos duermen que tenemos la ilusión de que nadie molesta y somos libres.
Pero es una ilusión peligrosa porque lo único que sucede es que nos aislamos más, sacrificamos la salud en más de una forma. Y una de ellas es la generación de vitamina D, que solo llega por exposición a la luz solar.
Sí, la luz del sol es buena, contra todo lo que nuestros amigos emos, darks y góticos piensen.
La luz solar hace que nuestra piel genere vitamina D, que ayuda a que el cerebro funcione de forma correcta y evite depresión, ansiedad y angustia.
Salir a la luz del sol sin gorra ni bloqueador, por 30 minutos al día, es una práctica sana que promueve la alegría y un cuerpomente sano. Obvio, eso es un buen paso para comenzar a reparar nuestra relación con nosotros mismos.
Este es un punto muy espinoso y lo mantendré corto, pero una religión basada en la culpa y en la vergüenza del cuerpo humano, siempre afecta la autoestima.
Sin importar tu religión, siempre es bueno cuestionar y revisar si lo que sientes es originado por dogmas o ideas irrefutables. De ser así, es tiempo de emigrar a pasturas más verdes.
9. Tus opiniones
Tener opiniones sobre lo que nos rodea es bueno. Así es como nos relacionamos con el universo y aprendemos lo necesario para la vida.
Casarnos con las opiniones y volverlas pilares de nuestra personalidad es terrible. Cada juicio inamovible es una piedra que llevamos a cuestas en la espalda que nos inmoviliza y nos evita crecer como personas.
Las opiniones y los juicios sobre uno mismo son rocas radiactivas. A parte de pesadas, contaminan todo lo que hacemos.
Estar atentos a nuestro diálogo interno y a los juicios es vital. Así es como comenzaremos a cobrar consciencia de las trampas que nos ponemos y seremos capaces de detener el sabotaje en el que incurrimos.
10. Tu envidia
Reservé la envidia para el punto final porque creo que es el factor determinante para la baja autoestima.
La envidia nace por dos razones: presión social de ser siempre perfectos y por las eternas comparaciones internas a las que nos sometemos. Evaluamos nuestro progreso personal y lo contrastamos con la vida de otros, lo cual nos lleva a la depresión pues jamás podremos ser como los demás.
Y en realidad la envida es sólo una historia más contada por la mente. Pero esta historia es altamente destructiva porque nos hace infelices desde el momento que surge. Cancela la inteligencia y comienza a crear odio en el corazón.
Al igual que las opiniones, la envidia es un pensamiento al que hay que vigilar de cerca. Tan pronto notemos que llega, hay que regresar al momento actual y agradecer lo que somos y lo que tenemos. Necesitamos entender que el presente es lo único que tenemos y que, si lo perdemos por compararnos con los demás, dejaremos de vivir.
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Hasta aquí la pequeña lista de 10 cosas que hacemos para destruir la autoestima. No está completa. ¿Tienes sugerencias o más factores? ¡Ayúdame a completar la lista en los comentarios!
Si lo que escribo te es útil y te gusta, ¿por qué no invitarme un café? Gracias.
Sobre mi
¡Hola! Soy Kyonin, monje y maestro budista de la tradición Soto Zen. Formo parte de Grupo Zen Ryokan. Comparto la sabiduría eterna del Buda para ayudar a encontrar la paz interior y la liberación del sufrimiento. Juntos vamos en camino hacia la compasión.
En días de lluvia
la melancolía invade
al monje Ryokan
-Haiku de Ryokan Taigu Roshi