Contemplar la vida, lejos de apegos y aversiones, hacen que el universo se sienta unificado. Al no haber preferencias ni divisiones, solo hay un corazón-mente-fuerza vital, o kokoro, en japonés.
Corazón-mente-espíritu, cuando está libre de comentarios y juicios, nutre la práctica Zen. Entonces Zazen se convierte en nuestra pertenencia más sagrada porque es la puerta hacia la sabiduría y a todas las manifestaciones maravillosas de la realidad. Pero al ser una acción intangible, entonces Zazen solo se vive un instante efímero a la vez. Aquí se diluye el sufrimiento y se convierte en agua del Gran Río que nos lleva hacia donde tenemos que estar.
Todas las causas y efectos se ven por lo que son: ilusiones. Al verlas en su totalidad, comienzas a ver que solo son Buda y nunca han estado aisladas. Lo que comes, cómo sufres, los retos en frente y la dulzura del amor; son Buda.
Experimentar esta totalidad nos hace entender que ya no hay más de qué huir. No hay más de que esconderse. Y mejor aún, no existe nada a lo que nos tengamos que aferrar. Es difícil entender esto con la mente intelectual, pero el corazón-mente sabe que es la liberación completa del sufrimiento.
Quien entiende esto gracias a su disciplina en la práctica, no vuelve a tener depresión, ansiedad ni insomnio.
La compasión florece y entonces todos los seres vivos alrededor son amados, protegidos y lo tienen todo gracias a nuestra práctica.
El Dharma inconmensurable va más allá de lo hermoso porque es solo vacuidad. Vivir lo vacío y entender que los pensamientos y emociones también son vacío, nos lleva a la verdadera naturaleza búdica. Ya no hay más contrastes entre Buda y Buda, solo hay Luz Dorada de Buda.
No hay más enseñanza que esta. No hay necesidad de comprar nada, de controlar nada, solo nos sentamos en silencio para convertirnos en Luz que aclara la mente y que nutre la consciencia. Así es como la vida se convierte en Luz y cuidamos corazón-mente para seguir siendo Luz Dorada de Buda.
Al caminar, pararse, sentarse y acostarse, todo lo que aparece en nuestros ojos no es otra cosa que la fuente esencial; todo ello sólo la función sublime del despertar; alegre y despreocupado.
Zazenkai significa Meditamos Juntos, y son las reuniones semanales de una sangha Soto Zen. En Grupo Zen Ryokan nos reunimos todos los domingos, para una pequeña ceremonia, practicar Zazen juntos y aprender Budismo Soto Zen.
Si estás fuera de Guadalajara, Jalisco, puedes participar con nosotros vía Zoom en vivo, o ver la transmisión grabada en YouTube.
Si estás en la ciudad, te esperamos en el Árbol del Yoga, siempre y cuando sigas al pie de la letra las medidas de prevención por la contingencia sanitaria. Detalles aquí.
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Dana: Recuerda que los monjes budistas no tenemos sueldo. Mantenemos todas las actividades de la sangha gracias a tus donativos. Si está en tus posibilidades, dona lo que te sea cómodo. Escríbeme en privado para decirte cómo. Gracias, gracias.
El Maestro Seon (budismo Zen coreano) Yujeong tiene una historia apasionante. Fue de los monjes guerreros del Ejército Virtuoso, que combatieron en la guerra contra Japón en 1592. Su vida en el campo de batalla le dio una comprensión profunda sobre el Dharma y la naturaleza de la vacuidad.
Este conocimiento budista lo ayudó a ser parte de las negociaciones para la paz, que sucedieron en Japón. Por tanto, el descanso no era algo fácil de lograr.
Era criticado por que no paraba sus esfuerzos para establecer tratados amistosos entre las dos naciones. En una discusión, el político japonés, Takeshima, lo confrontó por esto. El monje Yujeong respondió de forma muy elegante con este poema:
Una tonta respuesta al viejo académico confuciano Takeshima, quien me criticó por no descansar
Soy descendiente de la familia Im de Seoju, mi familia era pobre y no había dónde permanecer. Como no había nadie quien me protegiera, huí del mundo, con mis ideas tontas, me acosté con las nubes y los pinos.
Viviendo en las montañas y ríos con mis túnicas del Dharma, enfrentando los peligros del mundo con mi bastón de tres pies.
Esta es mi ‘puerta vacía’, mi tarea asignada. No hay necesidad de correr en todas las direcciones debido a obstrucciones diabólicas.
Yujeong se ordenó como monje a muy temprana edad y vivió en templos de las montañas. Dormía entre nubes y pinos.
Desde siempre, la vida del monje se ha idealizado. La gente piensa que todo es paz y meditación, pero a veces puede ser una vida difícil y con carencias. Yujeong pudo superar todos los retos de la vida con las herramientas que poseía: su bastón, su ropa de monje y el Dharma.
Su puerta vacía era su trabajo por la gente. Es una puerta por donde pasa el Buda, pero el ego grande no puede atravesarla. Servir a la vida era su aliciente y siempre estaba motivado. Si no había ego, entonces no había un YO que se cansara; no había obstrucciones diabólicas.
El Dharma, cuando es la espina dorsal de tu práctica, te lleva a disfrutar tu vida. Nos hace entender que todo lo que hacemos contribuye para el beneficio de los seres vivos. Esto nos hace imparables en la misión del bodhisattva.
Zazenkai significa Meditamos Juntos, y son las reuniones semanales de una sangha Soto Zen. En Grupo Zen Ryokan nos reunimos todos los domingos, para una pequeña ceremonia, practicar Zazen juntos y aprender Budismo Soto Zen.
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Una de las enseñanzas supremas y más místicas de cualquier tradición budista es la del renacimiento. Con frecuencia es mal llamada reencarnación porque la gente no lee libros, pero son cosas diferentes.
La reencarnación es la idea que cuando María muera, su alma se transmuta a otro cuerpo. Sigue siendo María, pero con un cuerpo, espacio y tiempo diferentes. Esta idea no pertenece al budismo, sino a otras filosofías que se desprendieron del movimiento hippie de la segunda mitad del siglo XX.
En cambio, el renacimiento sí que es la idea detrás de muchas enseñanzas del Buda. Renacer implica que, al morir, el cuerpo orgánico regresa a la Madre Tierra, pero también tu energía vital se reintegra a la energía vital del universo; para que luego nazcan otras formas de vida. Entonces, al morir María, el concepto y personalidad de María se mueren, pero no así sus enseñanzas y sus obras de compasión.
Para los recién llegados al budismo, la reencarnación es un concepto seductor porque lo vemos como una buena oportunidad para la continuidad de mi ego o el de las personas que amamos. Hay muchos que incluso les da alegría saber que hay una posibilidad, aunque sea pequeña, de reencarnar. Lamento ser aguafiestas, pero reencarnar es justo lo que NO queremos en el budismo.
El budismo es una religión que cree en el ciclo del renacimiento, también conocido como samsara. Este ciclo se basa en la Ley de Causa y Efecto (Karma-Vipaka), que establece que todas las acciones tienen consecuencias y que la vida actual de uno está determinada por sus vidas pasadas.
El objetivo del budismo es liberarnos (moksha) de este ciclo de renacimientos y alcanzar el nirvana. A través de la práctica de Zazen, el estudio del Dharma y las ceremonias con la Sangha, los budistas nos esforzamos para ya no renacer más y lograr una mayor comprensión del universo.
Explorando los beneficios de creer en el renacimiento según el budismo
Creer en el renacimiento no es solo una cuestión de fe, sino una parte importante del crecimiento espiritual budista. Nos permite comprender el ciclo de la vida y la muerte, y cómo podemos usar cada vida para crecer espiritualmente.
Al creer en el renacimiento, podemos reconocer que cada acción que tomamos afecta la vida del universo en su totalidad, por lo que nos entrenamos en el Dharma que nuestra existencia lleve compasión y júbilo a todos los seres que nos rodean.
Tomar en serio el renacimiento nos ayuda entender cómo absolutamente todo en el cosmos está unido y es interdependiente.
En última instancia, creer en el renacimiento nos permite vivir vidas más conscientes que están llenas de propósito y significado.
La perspectiva del Soto Zen sobre el renacimiento
En nuestra tradición estamos convencidos de que la forma en que uno vive su vida determinará lo que sucederá después de la muerte, por lo que es importante vivir con intención y propósito.
No porque haya una fuerza mágica que determine nuestras acciones, sino que la realidad de la interconexión es parte de nuestros estudios espirituales. Conectamos con estas relaciones del universo para determinar nuestro lugar y lo mucho que afectan nuestras acciones. No al morir, no en el futuro; sino aquí en este instante.
Es aquí y ahora donde la persona que eras puede morir para renacer y comenzar de nuevo. Es en este momento donde tienes todo para observar tus pensamientos y soltar todo aquello con lo que te lastimas.
La materia prima del Zen es la realidad, así como está, más allá de nuestras opiniones y trasciende al lenguaje. El Sutra del Corazón nos enseña que el nirvana está aquí y ahora. Es esto que tienes, esto que estás viviendo, incluidas las cosas que no te gustan. Todo es Buda.
Al morir estamos ciertos de que nuestros nombres serán olvidados, pero no nuestras acciones. Si ayudamos a alguien hoy, esta compasión trasciende a las personas y toca más vidas de las que imaginamos. Un acto de amabilidad pequeñito puede cambiar el curso de la historia.
Renacemos justo aquí y ahora. Nuestro cuerpo orgánico será regresado a la Madre Tierra, pero seguimos siendo parte del gran flujo de la vida al ser parte de la benevolencia universal.
¿Cómo alcanzar el nirvana?
Partiendo de que el Buda llegó a la iluminación por su práctica de Zazen, ese es nuestro primer paso. Sentarnos en Zazen es la práctica suprema del budismo. A través sentarnos en silencio y en inmovilidad uno puede obtener una visión de su verdadera naturaleza y liberarse del sufrimiento. Expandimos la consciencia (vjinana) en Shikantaza.
Y luego, vivimos siguiendo el Noble Óctuple Sendero, que incluye la visión correcta, la intención correcta, el habla correcta, la acción correcta, el sustento correcto, el esfuerzo correcto, la atención correcta y la concentración correcta.
Estos ocho pasos ayudan a purificar la mente y el cuerpo para que puedan alcanzar un nivel superior de conciencia.
El nirvana está aquí y ahora, pero alcanzarlo depende de nuestra disciplina. servicio a los demás y de vivir con el Dharma siendo la guía.
Si lo que escribo te es útil y te gusta, ¿por qué no invitarme un café? Gracias.
Sobre mi
¡Hola! Soy Kyonin, monje y maestro budista de la tradición Soto Zen. Formo parte de Grupo Zen Ryokan. Comparto la sabiduría eterna del Buda para ayudar a encontrar la paz interior y la liberación del sufrimiento. Juntos vamos en camino hacia la compasión.
En días de lluvia
la melancolía invade
al monje Ryokan
-Haiku de Ryokan Taigu Roshi