Otoño en la montaña, por Dogen Zenji

Otoño en la montaña, por Dogen Zenji

Hay felicidad en esta montaña, pero aún así hay melancolía.
Se estudia el Sutra del Loto todos los dìas,
se practica Zazen con una mente simple.
¿Qué importa el amor y el odio
cuando se está aquí en soledad?
Se escucha el sonido de la lluvia en esta tarde de otoño.

-Dogen Zenji

Este poema fue difícil de traducir porque cuando Dogen escribía, no usaba la palabra YO. Usualmente en el japonés el YO no se utiliza porque el verbo en infinitivo es suficiente para inferir que quien habla es el sujeto de la oración. Por otro lado, si no hay YO, ¿entonces quién está en la montaña?

Más allá del odio y del amor, más allá del ego, solo existe el sonido de la tarde de otoño.

Ecuanimidad en la tormenta

Ecuanimidad en la tormenta

 

Para la mente occidental la práctica Zen es muy difícil. Las enseñanzas del Buda y Dogen Zenji nos hacen cuestionar tanto nuestro estilo de vida actual, que muchos prefieren no dar el primer paso y regresar a terreno seguro.

En esta Vía del Zen aprendemos sobre Impermanencia, Dukkha y pasamos mucho tiempo estudiando la razón por la que todo está Vacío. Pero quizá una de las enseñanzas más difíciles de aprehender es el cultivo de la ecuanimidad. ¿Cómo voy a estar ecuánime si las cosas no son como quiero que sean? ¿Cómo estar en calma si me duele / estoy enojada / estoy enamorado / tengo miedo / ardo de deseo?

Nuestra mente evolucionó para ordenar el universo en categorías y para poner etiquetas a todo. Desde a penas unas horas de haber nacido comenzamos a desarrollar el ego. Lo que se siente bien, cómodo y seguro (ej. mamá); es bueno. Lo que no me sirve o me da incomodidad; es malo (ej. inyecciones). Para nada es que esta función de la mente sea mala. Todo lo contrario. Necesitamos las etiquetas y categorías para entender lo que nos rodea y para procurar una vida propicia para transmitir nuestro legado a la siguiente generación. Es lo que hacemos los seres vivos.

El problema es que nos perdemos en los juicios, críticas y constantemente dejamos que las emociones se salgan de control. Encima de todo, agregamos historias personales, planes y fantasías. Todo ello es una de las fuentes más grandes para nuestro dolor existencial o dukkha.

El Buda nos dejó varios discursos que nos impulsan a soltar las preferencias y etiquetas. Debemos estar siempre alertas de cuando estos pensamientos comienzan a tomar el control.

Dogen Zenji en su obra Fukanzazengi nos dice:

…si hay una fisura [en la práctica de Zazen], por muy estrecha que sea, la Vía queda tan alejada como el cielo de la tierra. Si se manifiesta la menor preferencia o la menor antipatía, el espíritu se pierde en la confusión.

El la práctica Zen entrenamos la mente para no caer en el juego de la mente. Aprendemos que el cielo solo es. El agua solo es. La vida-muerte solo es. Todo lo que se salga de esos hechos, que ni siquiera necesitan nuestras palabras humanas para existir, es solo drama creado por uno mismo.

Cuando decidimos que esto es bueno, pero aquello es malo, estamos creando preferencias. Dogen nos dice que dividir el universo en bandos, en colores, en banderas, en géneros y en política; hace nuestra experiencia de vida sea miserable. Jamás estaremos libres estas cadenas que nos ponemos en el cuello.

De las preferencias y etiquetas nacen las emociones. De las emociones nacen los pensamientos. Si damos valor a esos pensamientos, comienzan las historias que acarician al ego. Esto hace que se fabriquemos pasión, deseo, lujuria, ignorancia, odio, celos , y cientos de etcéteras. Y cuando llegamos a ese hoyo, es difícil salir.

La práctica Zen nos abre el corazón y la mente para convertir nuestra vida en el Camino Medio. Nos mantenemos justo a la mitad de la mente discursiva, las emociones y el mundo como realmente es. Cuando la tormenta de emociones ataca, la ecuanimidad nos salva de mucho sufrimiento.

Pero Chocobuda, yo no quiero ser un robor insensible como tú.

No, no se trata de ser un droide estoico que no llore o que no ría. Se trata de desarrollar atención plena para soltar las historias de ego que la mente fabrica, y regresar una base sólida de ecuanimidad. Esto hace que la vida sea más disfrutable y cómoda.

¿Cómo lograr la ecuanimidad? Pasando tiempo sentados en el zafu es el mejor lugar para comenzar.

 

 

 

 

Adaptarse a las condiciones para vivir el budismo [Instrucciones de Bodhidharma 4/6]

Adaptarse a las condiciones para vivir el budismo [Instrucciones de Bodhidharma 4/6]

 

Para muchos de nosotros la vida es la eterna búsqueda de la felicidad. Todos los días nos despertamos con la esperanza de avanzar un poquito hacia esa tierra prometida en la que ya no hay deudas, enfermedad o estrés, donde sobra el dinero, somos amados por todos y donde tenemos absolutamente todo lo que nuestra avaricia y deseo dictan.

Jamás reparamos en que cada una de estas cosas que buscamos están en el exterior de nosotros mismos. Y por eso fallamos. Son todos esos estímulos externos con los que nos obsesionamos, los que nos definen. El problema es que esta conducta nos divorcia por completo de la naturaleza de la vida.

En la visión budista del universo, todo lo que te rodea, lo que eres y lo que te define; todo está cosido con el hilo imperceptible de la Ley de Causa y Efecto. Ese auto nuevo del que estás orgulloso, tu título universitario y tus hijos… ¡nada es tuyo y nada está producido por ti! Todo es parte de un perfecto sistema de causas y efectos en el que tú solo eres un pequeño engrane más.

Quizá pagaste con dinero por ese teléfono móvil, pero no estás pagando por el objeto per se, sino por millones y millones de factores (causas) que llegan al efecto final: que tengas el lujo de usar un móvil.

Quizá aportaste material genético para engendrar a tus hijos, pero tu material genético es la causa de millones y millones de seres del pasado que llevas dentro de ti. Encima de todo tus hijos no te pertenecen porque en algún momento morirán y regresarán todo a la Madre Tierra.

Es decir, todo aquello que tiene sustancia, materia o idea, está compuesto por condiciones. En el contexto budista, las condiciones son los factores externos separados que componen las cosas del universo. Decimos que todo lo que hay son objetos condicionados.

En el siguiente párrafo de nuestro estudio del Esquema de la Práctica, Bodhidharma nos dice:

La segunda: adaptarse a las condiciones. Siendo mortales, estamos regidos por las condiciones, no por nosotros mismos. Todo el sufrimiento y la felicidad que experimentamos dependen de las condiciones. Si nosotros debemos ser bendecidos con alguna gran recompensa, tales como fama o fortuna, es el fruto de una semilla plantada por nosotros en el pasado. Cuando las condiciones cambian, eso finaliza. ¿Por qué entonces deleitarnos en su existencia? Pero mientras el éxito y el fracaso dependen de las condiciones, la mente ni aumenta ni disminuye. Aquellos que permanecen inmutables al viento de la felicidad, silenciosamente siguen el Camino.

Entonces, sentirse orgulloso por los “logros” personales o por los objetos comprados, es inútil. Además se abra la puerta a dukkha porque así como existieron condiciones para producir lo que tenemos y somos, también están presentes siempre las condiciones que harán que todo cambie y termine.

El éxito o fracaso del que gozas, es fruto de condiciones sembradas por ti. El gobierno que detestas es el resultado de condiciones sembradas por la sociedad desde hace decenas de años. Todos y cada uno de tus problemas y alegrías son producto de algo más.

Todos los fantasmas que atormentan a la humanidad como los celos o el crimen, existen justo porque no entendemos que no somos dueños de absolutamente nada. Vivimos bajo la ilusión de que las personas, objetos y naturaleza; nos pertenecen.

Cerrar los ojos ante la mecánica de la Ley de Causa y Efecto, es dukkah.

Por ello, Daruma-sama nos dice que es inútil pasar tiempo adorando o rechazando los objetos condicionados. Si comprendemos esto a profundidad y no nos perdemos en la euforia, ira o tristeza, llegaremos a un nivel de ecuanimidad que romperá la obsesión por los estímulos externos.

¿Debemos entonces ser androides sin sentimientos y ser fríos como el Señor Data de Viaje a las Estrellas? No, para nada. Hay que vivir las emociones. Hay que disfrutar de los objetos que nos ayudan a tener una buena vida. Hay que amar a la familia, tener muchos amigos. Hay que llorar las despedidas. Pero lo hacemos con gratitud por todos los lujos y privilegios, porque duran solo un instante… igual que nosotros.

Así podremos acercarnos cada vez más a vivir el Buddhadharma.

Lee la serie Instrucciones de Bodhidharma, partes 1 | 2 | 3 | 4 | 5 |6

Nuevo: Calendario de eventos de Grupo Zen Ryokan

Nuevo: Calendario de eventos de Grupo Zen Ryokan

 

Nuestra sangha, Grupo Zen Ryokan, está creciendo. Ya es necesario llevar un registro de nuestras actividades. A partir de hoy presentamos el calendario de la comunidad en el que publicaremos los eventos y fechas especiales para la comunidad Soto Zen internacional.

Lo puedes encontrar en este blog, dando clic en Calendario de Eventos, y en el apartado del mismo nombre en el sitio de nuestra sangha, Budismosotozen.org.

Día Dharma en CDMX: Zen y el Cultivo de las Seis Paramitas. Dic. 1, 2018

Día Dharma en CDMX: Zen y el Cultivo de las Seis Paramitas. Dic. 1, 2018

Las enseñanzas del Buda están cimentadas en el cultivo de la sabiduría y la compasión. La sabiduría nos ayuda a entender las causas de la insatisfactoriedad de la vida; y la compasión no solo nos transforma personalmente, sino que nos impulsa a aliviar el sufrimiento de los demás seres vivos.

El estudio de las Seis Paramitas o Perfecciones nutre nuestra práctica Zen y abre las puertas a una existencia benevolente y con propósito. Las Seis Perfecciones son: Generosidad, Virtud, Paciencia, Energía, Concentración y Sabiduría.

El Grupo Zen Ryokan te invita a un Día Dharma para estar entre amigos de la sangha, practicar zazen y aprender juntos.

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