Sobre las flores. Poema por Wongam (1226-1292)

Sobre las flores. Poema por Wongam (1226-1292)

En el día 26 del doceavo mes, entré por primera vez a la ciudadela.
En un abrir y cerrar de ojos, ya es el día 73 de la primavera.
El año pasado y este, las corrientes de los ríos son las mismas.
Ayer y hoy han pasado muy rápido.
Ayer observé cómo abrían los primeros capullos,
hoy veo de nuevo cómo las flores caen.
Las primaveras van y vienen, no podemos agarrar ninguna.
las personas de este mundo solo ven flores abrir y caer,
pero no saben que ellos mismos son como flores.
¿No lo has notado?
Por la mañana nos vemos muy bien al espejo.
por la tarde flores funerarias adornan el camino a la tumba.
Hay que entender que el nacimiento y caída de las flores
claramente proclaman el Dharma de la Impermanencia.

—Preceptor de la Nación Wongam, Corea, 1226-1292

Estamos a mitad de la primavera. Hay flores. Pronto el paisaje cambiará. Todo será dorado y naranja. Luego blanco otra vez. Esta es la manera en la que opera la vida. No te espera, no te consulta. Solo es.

Aprender a apreciar la elegancia de la Impermanencia de las cosas, es un paso más hacia la liberación.

Impermanencia, poema por Dogen Zenji

Impermanencia, poema por Dogen Zenji

¿Con qué debería
comparar el mundo?
Luz de luna que se refleja
en las gotas de rocío,
que cayeron del pico de una gruya

—Dogen Zenji

Nuestro Maestro Dogen ha dejado esta importante enseñanza. Es paradójico que al hablar de la impermanencia de las cosas, el poema parecería ser eterno.

El Maestro se cuestiona cómo podría entender el mundo. Si dejamos que la mente analítica lo interprete, el mundo puede ser un lugar de centímetros y gramos, todo perfectamente medido y explicado. Todo frío. Podemos ver las conexiones, crear definiciones y tratar de explicar cómo las cosas nos afectan.

También podríamos hacer mil historias de drama o comedia sobre la experiencia personal ante el mundo que nos rodea.

Pero si pasamos demasiado tiempo explicando todo, nos perdemos de la clara luz de luna, que es una metáfora para la iluminación. La Luz Dorada del Buda se manifiesta a través de la luna llena, que da claridad en la noche más densa.

Esta luz se aprecia en cada gota de rocío. Si hay mil gotas de rocío, se reflejan mil lunas. Pero todas son una sola luna iluminando las gotas y cada gota experimentando la Luz. Si la gota se ensucia, la luna ya no se puede reflejar.

Las gotas de rocío somos tú y yo, y todos los seres capaces de contemplar las cosas sin ensuciarlas con opiniones o juicios.

Hemos caído del pico de una gruya blanca, que es otra metáfora para la mente inmaculada.

Somos solo gotas de rocío reflejándonos unos a otros y siendo parte de la Luz Dorada de Amida.

Siguiendo la rima, por el Gran Maestro Cheongheodang (1520–1604)

Siguiendo la rima, por el Gran Maestro Cheongheodang (1520–1604)

¿De qué sirve discutir sobre las experiencias fuera de lo común durante meditación?
Mira a la luna creciente: es solo una ceja colgada del cielo.
Aun si usaras el mar como tinta y la montaña como pincel,
es imposible poner en letras los pensamientos en mi corazón.
Mis ojos vieron lo que es Zazen
cuando la luna del bosque se asomó por mi ventana.
Entonces supe que nuestra verdadera naturaleza está más allá de las palabras.
Entonces, ¿por qué razón habré leído las incontables páginas del Sutra de la Guirnalda?

Gran Maestro Cheongheodang (1520–1604)

A diferencia de otras escuelas de budismo, en Soto Zen no nos perdemos en las experiencias místicas. Aunque son hermosas, a menudo nos distraen del punto medular de la práctica: servir a los seres sintientes para que estén plenos y en tranquilidad.

En este poema clásico del Seon (budismo coreano), el Gran Maestro Cheongheodang nos recuerda que ni siquiera leer un sutra es tan importante como la práctica de Zazen. ¿De qué sirve saber mil datos, si no somos capaces de sentarnos inmóviles por 10 minutos? ¿De qué sirve haber visto todas las charlas dharma en YouTube, si no podemos siquiera sonreír a un extraño para aligerar su día?

Nuestra verdadera naturaleza no son los logros ni los títulos. Somos silencio y compasión.

Para el monje que medita, poema del Maestro Seon Jeonggwan (1533–1608)

Para el monje que medita, poema del Maestro Seon Jeonggwan (1533–1608)

Sentado en silencio en la plataforma del sur,
contemplas la no-vacuidad y la vacuidad.
No deberías preocuparte siquiera por los reinos que hay más allá
de las esferas del sonido el mundo de los fenómenos.
Nunca debes caer en el error de dar importancia a lo que percibes y escuchas.
Contempla la luna en el callado y brillante estanque de otoño,
y el robusto pino en la montaña cubierta de nieve.
Cuando rompas la oscura barrera del patriarca,
entonces el trueno del Zen se escuchará por todo el mundo.

—Maestro Seon Jeonggwan (1533–1608)

No se necesita ser monje para sentarse en silencio y contemplar que todo lo que nos rodea está vacío. Pero al mismo tiempo todo importa y todo tiene una razón de existir en esta vida.

Vivimos aferrados a lo que nos gusta y odiamos lo que no acaricia el ego. ¡Solo hay sufrimiento en esa vida!

En silencio podemos trascender las preferencias y las opiniones. Solo en Zazen los Patriarcas callan para que el estridente trueno del Zen se manifieste.

Instrucciones a mis hijos. Poema de Magdalena Sánchez Blesa

Instrucciones a mis hijos. Poema de Magdalena Sánchez Blesa

Hoy comparto con gratitud a la autora Magdalena Sánchez Blesa, el poema Instrucciones a mis hijos. 

Es perfecto no solo para tus hijos, sino para cualquiera que esté perdiendo el rumbo y se sienta acorralado. 

No te rindas. No retrocedas. No lloverá por siempre 🙂

Instrucciones a mis hijos

Poema de Magdalena Sánchez Blesa

Jamás un conato de daros la vuelta
Jamás una huida, por muchos que sean
Jamás ningún miedo, y si acaso os diera,
Jamás os lo noten, que no se den cuenta
Jamás un “me rindo”, si no tenéis fuerzas
Aunque fuese a gatas, llegad a la meta
Que nadie os acuse… ¡miradme a la cara!
Que nadie os acuse de dejar a medias un sueño imposible…
(Si es que los hubiera)
Yo no los conozco,
Y mira que llevo yo sueños a cuestas
Jamás, y os lo digo como una sentencia, ¡miradme a la cara!
Jamás en la vida paséis por el lado de cualquier persona sin una sonrisa
No hay nadie en el mundo que no la merezca
Hacedle la vida más fácil, ¡miradme!
A cada ser vivo que habite la tierra
Jamás se os olvide que en el mundo hay guerra
Por pasar de largo sin gloria ni pena delante de un hombre
Y no preguntarnos qué sueño le inquieta
Qué historia le empuja,
Qué pena lo envuelve,
Qué miedo le para,
Qué madre lo tuvo,
Qué abrazo le falta,
Qué rabia le ronda,
Qué envidia lo apresa…
Jamás, y los digo faltándome fuerzas,
Si el mundo se para,
No os quedéis sentados viendo la manera de que otro lo empuje
Remangaos el alma,
Sed palanca y rueda,
Tirad de la vida vuestra y de quien sea,
Que os falte camino,
Perded la pelea contra los enanos
No sed los primeros,
Que os ganen los hombres que no tienen piernas
No sabedlo todo,
Dejad que contesten los que menos sepan
Las manos bien grandes,
Las puertas abiertas,
Anchos los abrazos, fuera las fronteras
Hablad un idioma claro, que se entienda
Si estrecháis la mano, hacedlo con fuerza
Mirando a los ojos,
Dejando una huella
Prestad vuestra vida,
Regaladla entera
Que a nadie le falte ni una gota de ella
¡Cantad!
Que cantando la vida es más bella
Y jamás, os hablo desde donde nazca
El último soplo de vida que tenga,
Jamás una huida,
Por muchos que sean…

“Instrucciones a mis hijos”. Poema Magdalena Sánchez Blesa

Tres poemas Zen

Tres poemas Zen

De vez en cuando pruebo suerte escribiendo tanka y haiku. Quizá te sirvan para contrarrestar el tsunami de malas noticias y odio que fluyen por redes sociales. O quizá te sirvan para dirigir tu odio hacia mi, en lugar de víctimas de tu ego. Pero bueno, reconozco que soy bastante malo, aunque me esfuerzo 🙂

Tanka y haiku me gustan porque son como capturar con letras un insignificante momento de la vida. Y como mi vocabulario es limitado y barbárico, escribir pocas líneas siempre me es más fácil.

Tanka 7
voces como campanas
me transportan al pasado
gritos y risas
colorean la tarde
inmóvil escucho

Tanka 8
no hay mago o adivino
con suficiente poder
que supere
lo vasto y la magia
de la realidad

Tanka 11
el mazo del bushido golpea
sin piedad y con saña,
el metal bruto de mi vida
endurece mi cuerpo
ablanda el corazón