Necesitar poco es nuestra verdadera naturaleza

Necesitar poco es nuestra verdadera naturaleza

Aunque no existía la ciencia de la que gozamos hoy, el Buda tenía mucha idea de cómo funciona la verdadera naturaleza humana. Shakyamuni no era científico graduado de ninguna universidad de renombre, pero tenía claro que los pensamientos y la relación que establecemos con ellos son la raíz de nuestro sufrimiento. El apego, el deseo y la aversión son parte de nuestra naturaleza, y al comprender cómo funcionan es posible regresar a un estado de sencillez en el que no se necesita mucho para vivir bien.

Es decir, en la práctica Zen sabemos que la Renuncia es parte de importantísima de nuestra espiritualidad.

Desde hace algún tiempo la psicología evolucionista(PE), que estudia los cambios en nuestro comportamiento derivados por la evolución y la selección natural, ha estado comprobando muchas de las ideas budistas. Ahora sabemos que lo que percibimos como realidad es solo una ilusión.

No importa cuánto nos esforcemos en pensar que somos los «reyes de la creación», al final somos un animal más en el mundo. No somos diferentes de cualquier otro mamífero. Nuestras reacciones, pensamientos y emociones están ahí como resultado de millones de años de cambios graduales. Están grabados en nuestro ADN y rigen nuestra conducta actual, a pesar de estar en el punto más alto de la tecnología y el desarrollo.

Parte del objeto de estudio de la PE es analizar cómo funcionan las culturas cazadoras-recolectoras que aún habitan el planeta, porque son lo más parecido que tenemos a los primeros seres humanos que vivían en África hace 200,000 años.

Son pueblos que viven en lo más profundo de las selvas o planicies y que no se han incorporado a la civilización de consumo. Subsisten con sus valores, creencias y costumbres. No tienen necesidad de integrarse al mundo moderno porque su ecosistema les da todo lo que necesitan.

Hay muchos datos curiosos sobre estas culturas. Por ejemplo, no tienen comida industrial, por ende no existe la obesidad ni enfermedades como el cáncer o la diabetes. Tampoco conocen la demencia, el autismo o el síndrome de déficit de atención. No requieren vacunas. No tienen trabajos de oficina, autos o centros comerciales; así que no tienen estrés ni enfermedades de los nervios. No están conectados por telecomunicaciones, entonces su contacto es cara a cara. El concepto de machismo o feminismo no existe, sólo hay equidad y trabajo en equipo.

Sale el sol y despiertan para ir a conseguir el alimento del día. Dedican mucho tiempo a la espiritualidad y al desarrollo de costumbres y rituales de grupo.

Viven en perfecta comunión con la Tierra.

Cada uno de los factores mencionados es digno de estudio. Pero es importante resaltar el hecho de que sólo tienen lo que necesitan.

Los aborígenes australianos o los Yanomami en América del Sur no atesoran libros, música ni adornos. No sienten apego hacia lo material porque ni siquiera tienen dónde almacenar la cantidad de basura que nosotros acumulamos.

No tienen una casa enorme que limpiar. No tienen mil tanques de gasolina qué llenar para su nuevo Mazda. Tampoco piensan en pagar el seguro o la tarjeta de crédito. No se preocupan por el guardarropa. No compran apps. No acumulan riqueza porque entienden que ésta es sólo una ilusión y que no es necesaria para la vida.

Estas sociedades tienen exclusivamente lo que pueden cargar en sus manos o en alguna bolsa hecha a por ellos mismos.

Y según estudios como este de la Universidad Vrije (Bruselas), sabemos que los cazadores-recolectores actuales son personas felices. Es más, los que se han tratado de integrar a las grandes ciudades terminan enfermos de los nervios o con diabetes.

Por supuesto yo jamás propondría un retroceso de la civilización, no. Tampoco diría que vivir como cavernícola es lo mejor.

La humanidad ha tocado niveles sorprendentes de progreso y si podemos lograr que la ciencia y la cultura sean libres para todos, llegaremos mucho más lejos de lo que imaginamos.

Así que retomar la vida primitiva  es impensable.

Pero sí debemos encontrar un equilibrio entre lo que poseemos y lo que somos por dentro. Necesitamos tomar el control sobre el consumismo desmedido y mirar hacia adentro de nosotros.

Necesitamos menos autos y más meditación… y si es zazen, ¡mejor! Necesitamos menos colecciones de basura y más generosidad. Para ser felices debemos liberarnos del yugo de los apegos, para poder ayudar a los demás a salir adelante.

En tiempos en los que se vive la individualidad en pantallas de 6″, mirar hacia las sociedades cazadoras-recolectoras nos puede ayudar a tomar el control del caos interno.

El minimalismo es natural al ser humano. Es parte de nuestra identidad como especie.

Entonces, ¿porqué nos esforzamos en negar el minimalismo?

Muy pronto regresará Mínima, el taller de minimalismo de Chocobuda 🙂

 

El ego como estorbo para la compasión

El ego como estorbo para la compasión

La escuela Soto Zen nació de la rama Mahayana del budismo. Parte de nuestra práctica es estudiar el camino del bosatsu (bodhisattva) para ayudar a todos los seres vivos a salir de dukkha (sufrimiento). La Gratitud, Compasión y Generosidad están grabadas en lo más profundo de todo lo que hacemos.

Un bostasu es un practicante que decide liberarse de su beneficio personal, incluido su ego, para enfocar sus esfuerzos en el beneficio de otros. Al mismo tiempo, nos auto-vigilamos para no llegar a extremos que resulten dañinos para uno y para los demás seres. Este es nuestro ideal y requiere un entrenamiento constante, cotidiano, porque si somos laxos, el ego vuelve a ganar terreno. A veces es en forma de egoísmo, a veces en forma de apegos o deseo; pero hay una forma sutil que se cuela por todos lados sin que nos demos cuenta. El ego nos gana cuando convierte en opinión.

Escribo esto porque hace unos días una persona me dijo algo como:

Desde hace varios años tengo el proyecto de rescatar a perros y gatos callejeros. Pero no lo hago porque tendría que comprar alimento de origen animal y no quiero generar mal karma (paráfrasis).

Entiendo el punto de vista de esta persona, pero me pareció muy curioso cómo el ego nos ata de manos cuando se abraza a una opinión. Ella está dispuesta a no hacer nada por ayudar mientras su ego esté limpio de culpa. Y mientras tanto, la ayuda a los animales callejeros no llega.

Desde la óptica del Budismo Zen tenemos que estar revisando siempre la calidad de nuestras opiniones. Si es una opinión que nos ata, que nos causa dukkha o que causa dukkha a otros seres; hay que dejarla volar porque solo nos inhabilita y nos pone lejos de nuestro trabajo de bodhisattvas.

Está perfecto tener opiniones sobre el origen del alimento para animales (o de lo que sea), pero esas opiniones solo existen en la cabeza de quien las piensa. Ahí es donde se deben quedar. Perros y gatos, animales carnívoros, necesitan carne para vivir. Al estar en condición de calle, no pueden cazar lo mínimo indispensable para estar bien y por eso necesitan ayuda extra.

Sin profundizar más en esta anécdota, me pregunto: ¿hasta dónde estamos dispuestos a abrazarnos a un juicio? Me he topado muchas veces con historias similares de personas que tienen la capacidad de ayudar pero no lo hacen porque se abrazan a sus propias formaciones mentales.

Me parece que vale la pena detenernos a analizar si es uno mismo el que impone las barreras. Por que es cuando las destruimos, que la vida comienza a beneficiarse.

 

No busques nada [Instrucciones de Bodhidharma 5/6]

No busques nada [Instrucciones de Bodhidharma 5/6]

Necesitas mejor ropa o nadie te tomará en serio. Debes tener un auto nuevo y maravilloso. Tu casa tiene que ser como las de las películas extranjeras. Tus hijos deben ser exitosos y mejores que los hijos del vecino. Tu teléfono móvil ha de ser el más nuevo y con el mejor servicio datos. En la oficina todos tienen que saber que tú si eres ganador y un gran líder. En la escuela debes sobresalir o morir. Tienes que ser el número uno en la fila para la película de moda. ¿Ya probaste el nuevo restaurante de comida rápida? Por aquí está la fila para que gastes demasiado dinero. ¿No te alcanza? Firma aquí, que tu crédito está pre-aprobado y listo. Ya casi llegas a la felicidad, solo tienes que seguir tras ella todo el tiempo, todos los días, sin descanso. Si mueres antes de ser feliz, no hay problema; aquí está el paquete funerario para ejecutivos. Serás la persona más guapa y exitosa del panteón.

Esta vida humana es de búsquedas perpetuas. Desde que te despiertas hasta que duermes, estamos en busca de algo. Todo el tiempo queremos más de lo que sea porque el ecosistema nos da más todo el tiempo. Pensamos que obtener es llegar a la felicidad, pero entre más tenemos, entre más alcanzamos; más infelices y vacíos estamos. No es casualidad que la depresión y la angustia sean algo cotidiano e inmanejables.

Pero, ¿y si existiera un estilo de vida de auténtica paz y de ecuanimidad, que no depende de lo material, lo tomarías?

Nuestro Patriarca, Bodhidharma, nos dice en el Esquema de la Práctica:

La tercera: buscar nada. Las personas de este mundo están engañadas. Ellas siempre están ansiando algo – siempre, en una palabra, buscando. Pero el sabio está despierto. Ellos escogen la razón sobre lo inventado. Ellos fijan sus mentes en lo sublime y dejan que sus cuerpos cambien con las estaciones. Todos los fenómenos están vacíos. Ellos no contienen nada que valga la pena desear. La Calamidad por siempre alterna con la Prosperidad.

Habitar en estos tres dominios es habitar en una casa en llamas. Tener un cuerpo es sufrir. ¿Cualquiera con un cuerpo conoce la paz? Aquellos que entienden esto se desapegan, por sí mismos, de todo lo que existe y paran de imaginarse o buscar cualquier cosa. Los sutras dicen, “Buscar es sufrir”. “Buscar nada es la gloria, la bienaventuranza, la dicha y la felicidad.” Cuando buscas nada, estás en el Camino.

Estos dos párrafos se refieren a las Cuatro Nobles Verdades que nos ha dejado Shakyamuni, y contienen varias enseñanzas al mismo tiempo.

La primera es que todo lo que piensas, lo que anhelas, lo que deseas y a lo que te aferras; todo ello está vacío y ha sido inventado por ti. Peor aún, es una gran cadena que te has puesto tú mismo en el cuello. Esa eterna búsqueda por lo mejor, lo más nuevo y lo más rápido es como querer extinguir tu sed bebiendo arena caliente. No importa cuánta consumas, la sed solo será más grande y te quemará por dentro. Porque todo está vacío, en realidad.

La segunda enseñanza es que, para Daruma-sama, las personas sabias son aquellas que rompen la cadena del deseo y la persecución de la zanahoria. Los sabios son los que han dejado de buscar y están en paz con la vida justo como es. Son los que dejan que la vida se manifieste sola y navegan hacia donde la vida misma los lleva, sin oponer resistencia.

Una persona sabia es aquella que ha soltado todas las búsquedas.

La otra gran enseñanza es entender que la búsqueda es parte de la naturaleza humana porque tenemos un cuerpo que siente y que necesita cosas para estar bien.
¿Pero cómo entender todo esto, si necesitamos comida, casa, trabajo y ropa?

Es aquí donde la práctica Zen se pone interesante. No se trata de irse a vivir a una caverna y esperar la muerte. Se trata de tener una vida digna y cómoda, pero sencilla y humilde al mismo tiempo. Es aceptar las cosas como son, pero sin obsesionarse ni ser presa de la avaricia. Se trata de entrenar la mente para detectar cuando es suficiente y dejar de buscar. Aún los monjes de leyenda como Bodhidharma necesitaban ropa y alimento para seguir adelante.

Cuando nos sentamos en Zazen detenemos todas las búsquedas. Dejamos de comprar, de comer, de hablar, de aprender y permitimos que el gran silencio que es la vida, se manifieste ante nosotros. Shikantaza es sentarse a ser espectador de la existencia, sin ensuciarla con nuestra presencia.

Al detener las búsquedas que nos caracterizan, estamos practicando budismo de una manera íntima y personal porque no solo entendemos las enseñanzas del Buda; sino que nos convertimos en las enseñanzas del Buda.

Entonces, cuando sientas que la presión por obtener cosas te y el deseo te consumen, quizá sentarte en silencio sea la solución a tus problemas.

Lee la serie Instrucciones de Bodhidharma, partes 1 | 2 | 3 | 4 | 5 |6

La justicia desde el punto de vista del Budismo Zen

La justicia desde el punto de vista del Budismo Zen

El post anterior fue la tercera parte de la serie Instrucciones de Bodhidharma, en donde el Maestro nos dice que para entrar a la práctica del Dharma hay que vivir la injusticia. Creo que hablar de justicia e injusticia es importante, así que haremos una pequeña pausa para hablar de ello antes de seguir con la serie. Además una compañera de nuestro Grupo Zen Ryokan hizo algunas de preguntas importantes que responderé aquí.

¿Te has preguntado porqué los sistemas de justicia de occidente no funcionan? ¿Te has preguntado porqué el crimen no se detiene, porqué los políticos corruptos continúan, porqué la violencia y el abuso prevalecen?

A menos que seas abogado, la palabra justicia no la usamos de manera cotidiana. La recordamos solo si algo no sale como queremos o cuando alguien nos agrede. Si somos víctimas de alguna situación difícil, entonces salimos a la calle y gritamos ¡justicia! ¡Queremos que los daños sean reparados y que el culpable sea destruido! Pero si te detienes a analizar esta conducta que todos tenemos, lo que pedimos con desesperación no es justicia, sino venganza.

En casi todos los países el orden se mantiene con un conjunto de normas a seguir y un complejo sistema de venganza, que se ejecuta para crear ejemplos de lo que pasa si la población no cumple con las normas.

Para el budismo, y más para el Zen, esto es muy grave. La venganza solo crea un gran sistema de sufrimiento para todos los seres vivos, en donde el odio se alimenta con cada venganza y el resentimiento crece sin control. Las poblaciones se comportan y se controlan por miedo a la venganza del gobierno, pero no por un interés genuino de compasión y empatía para todos.

Para el Buda la verdadera justicia viene cuando una población trabaja de la mano con el gobernante; y se crean condiciones de equidad, felicidad y seguridad no solo para humanos, sino para todos los seres vivos que también forman parte de una nación. Si un pueblo sigue el Buddhadharma y vive por los Preceptos, la paz y la ecuanimidad florecerán sin fin. La venganza no puede ser jamás parte de las bases de ninguna sociedad.

Pero Chocobuda… ¡eso nunca se va a lograr! Mi gobierno es el más corrupto de los corruptos / el crimen de mi zona es el peor del mundo / nos están matando / la violencia-corrupción jamás había estado así / inserte cualquier otra queja o dolor social aquí.

Sí, es completamente posible. Lo hemos logrado en otros tiempos y en otras naciones. Es cuestión de comenzar.

Shakyamuni dejó amplias enseñanzas para que todos estemos libres de sufrimiento, pero también dejó instrucciones precisas para que los gobernantes se condujeran con ética y para el beneficio de todos los seres. En el Cakkavatti Sutta, el Buda nos dice:

¿Cuál es el deber de un noble emperador? Apegarse al Dharma para honrarlo, reverenciarlo y resguardarlo. Se debe vivir por el Dharma para proteger la casa, las tropas, a los nobles, a los vasallos, a los monjes, a los dueños de propiedades, a los ciudadanos de la ciudad y el campo, a los ascetas, a los religiosos, a las bestias y a las aves. No dejes que ningún crimen prevalezca en tu reino y da tierra a quienes la necesiten.

En el Budismo Zen sabemos y vivimos por lo anterior. Entendemos que el Dharma es la mejor manera de vivir en justicia como la marcó el Buda; pero además entendemos que la moderación, disciplina y auto-regulación son esenciales para la salud de cualquier sociedad progrese. ¿Cómo llegar a transformar la sociedad y los sistemas de justicia?  Como adultos debemos estudiar y practicar el Buddhadharma. Y al mismo tiempo hay que enseñar a los más jóvenes que la Gratitud, Compasión y Generosidad son absolutamente necesarios para la vida.

Con todo esto dicho, nuestra compañera del Grupo Zen Ryokan pregunta:

¿Cómo distingues cuando una experiencia es real o injusta? Todas las situaciones de la vida son reales porque están sucediendo. Pero es injusta cuando alguien guiado por los Tres Venenos, crea dukkha. El punto fino es que el practicante de Zen debe estar alerta a los pensamientos para no emitir juicio alguno y no dejar que los sentimientos lo controlen. Si nos mantenemos ecuánimes ante la adversidad y el abuso, será más fácil llegar a resoluciones pacíficas.

¿Cómo la despojas de percepción? Zazen 🙂

¿Cuando uno se pregunta porqué a forma de reclamo, es drama? Buscar respuestas a preguntas de la vida es parte de nuestra naturaleza humana. Podemos buscar una razón para entender y hacer que los sucesos no se repitan. Pero todo ello se convierte en drama cuando dejamos que la mente agregue historias.

Lee la serie Instrucciones de Bodhidharma, partes 1 | 2 | 3 | 4 | 5 |6

 

Purificación de la mente o la importancia de Zazen. El Sendero Puro (5/5)

Purificación de la mente o la importancia de Zazen. El Sendero Puro (5/5)

Imagen por virtualex  https://www.deviantart.com/virtualex

Muchas personas llegan al budismo porque quieren una experiencia espiritual linda. Están ávidos de palabras de sabiduría que transformen su existencia. Y en efecto las encuentran. Pero llega un momento en el que las palabras, los sermones y los libros simplemente no tienen sentido alguno. Por más que se estudien citas bonitas del Buda o los Patriarcas, todos nos topamos con el hecho de que es muy difícil aplicar todas esas ideas a la vida cotidiana.

Y si la persona se acerca al Budismo Zen, entonces experimenta desilusión porque en esta Vía, no hay manera de experimentar el Dharma sin la práctica de Zazen. Con frecuencia digo que si pasas 2 horas leyendo, entonces debes estar 6 horas en el zafu practicando Shikantaza Zazen.

¿Por qué 6 horas o más en Zazen? Por que la práctica de Shikantaza es la única forma de callar el ego y entrenar la mente, que es base para cualquier escuela budista.

Esa es justo la razón por la que la práctica Zen es vital para estos tiempos. Es posible entrenar la mente con las herramientas que nos deja el Buda. Así nos alejamos del daño que nos causamos todo el tiempo al permitir que los pensamientos, el ego y la avaricia se salgan de control.

Por medio de la meditación inmóvil y silente es posible sacar a la superficie la pureza y la bondad de nuestra espiritualidad. Es posible soltar las conductas con las que causamos daño, para vivir en carne propia la Gratitud, Compasión y Generosidad que nos liberan y nos dan ecuanimidad sin límites.

Si conquistamos la mente, todas las demás victorias, delirios, angustias, avaricia y aversiones, se vuelven irrelevantes porque conocemos la paz verdadera.

No es coincidencia que la mayoría de las imágenes del Buda con las que nos topamos, siempre lo descubrimos sentado en meditación. Esto no es solo para que “se vea bonito”. Es una enseñanza completa.

Siddhartha no se convirtió en el Buda solo por su linda cara ni porque haya sido un ser especial. Era una persona normal como tú y como yo. Pero trabajó por años para domar su mente, sentado en Zazen. Es por su práctica disciplinada e inflexible, que llegó a la Iluminación.

Por estas razones y más, el párrafo 183 del Dhammapada nos dice que …”la purificación de la mente; tal es la enseñanza de los Budas”. Si purificamos la mente con nuestra práctica de meditación, entonces alejarnos del mal se convierte en una posibilidad tangible; para entonces vivir con bondad en pensamiento, palabra y acción.

Pero no me creas a mi, que no soy nadie. Dejo aquí las palabras del Buda, plasmadas en el Adanta Vagga (enseñanza de Lo Indomable):

[31] “Monjes, yo no conozco otra cosa, que cuando está fuera de control, cause tanto daño como la mente. La mente fuera de control causa gran daño.

[32] “Monjes, yo no conozco otra cosa, que cuando está domada, cause tanto bien como la mente. La mente domada causa gran bien.

[33] “Monjes, yo no conozco otra cosa, que cuando no está resguardada, cause tanto daño como la mente. La mente no resguardada causa gran daño.

[34] “Monjes, yo no conozco otra cosa, que cuando está resguardada, cause tanto bien como la mente. La mente resguardada causa gran bien.

[35] “Monjes, yo no conozco otra cosa, que cuando está desprotegida, cause tanto daño como la mente. La mente desprotegida causa gran daño.

[36] “Monjes, yo no conozco otra cosa, que cuando está protegida, cause tanto bien como la mente. La mente protegida causa gran bien.

[37] “Monjes, yo no conozco otra cosa, que cuando no está restringida, cause tanto daño como la mente. La mente no restringida causa gran daño.

[38] “Monjes, yo no conozco otra cosa, que cuando está restringida, cause tanto bien como la mente. La mente restringida causa gran bien.

[39] “Monjes, yo no conozco otra cosa, que cuando no está domada, no resguardada, no protegida y no restringida cause tanto daño como la mente. La mente no domada, no resguardada, no protegida y no restringida causa gran daño.

[40] “Monjes, yo no conozco otra cosa, que cuando está domada, resguardada, protegida y restringida, cause tanto bien como la mente. La mente domada, resguardada, protegida y restringida causa gran bien.”

Aunque el Sendero Puro tiene su origen con el Buda, en realidad trasciende religiones, tiempo y culturas. Es una práctica 100% humanista abierta para todos.

El Buda nos invita a la práctica de Zazen para purificar la mente. Es posible dejar de lastimarte con tus pensamientos y emociones.

Pero si no comienzas hoy, no tendrás forma de comprobarlo.

Lee la serie El Sendero Puro. 1 | 2 | 3 | 4 | 5